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Guan Yu fue un guerrero chino que vivió entre los años 160 y 220 al otro lado del mundo, durante la dinastía Han. Pasó a formar parte de la cultura china encarnando lo que equivaldría a un arcángel protector, el dios de la guerra. Fue el general de los cinco tigres de Shu, convirtiéndose en un héroe imprescindible. Pero Guan Yu no responde a los cánones de otro dios guerrero, sino venera a la gente honorable y recta en ella y, por ello, es sinónimo de justiciero.
Ahora, Guan Yu ha cobrado forma en el Paraguay, donde está impregnado de un aroma único y especial, que irá a la isla de Formosa, el del palo santo. Las manos curtidas de un artesano chino lo ha esculpido en el trozo de madera y se lo ha obsequiado al embajador Alexander Yui, quien concluye su misión en el Paraguay. En su ajetreada agenda de despedidas y preparativos para la mudanza, junto con su esposa, rescata lo mejor, tangible e intangible, del mundo guaraní.
Haber sido nombrado embajador de la República de China (Taiwán) en el Paraguay ha sido un gran honor para el diplomático y su esposa. “Ha sido una experiencia maravillosa y muy fructífera en las relaciones bilaterales”, afirma. “El Paraguay es un aliado muy importante y mi Gobierno me ha dando esa confianza. Estoy muy satisfecho. Solo que duró dos años y medio. Si tengo que quejarme de algo, es que me dieron muy poco tiempo en este país”, dice en tono familiar y más distendido.
Ya sin los rigores del protocolo, junto con Karen Lo comparten sus sentimientos con el tono de voz de quienes van a extrañar un lugar: “El Paraguay tiene muchas cosas que nosotros no tenemos y no tiene mucho de lo que nosotros tenemos. Tiene mucha agua, energía limpia y es 11 veces más grande que Taiwán. Su población es muy joven, más del 70 % tiene menos de 40 años, y existe mucha capacidad de expansión”. Tampoco olvida que el Paraguay “no tiene tifones, terremotos y tsunamis” y, a su parecer, la contaminación no es un problema tan acuciante como en otros países. “Nos satisface mucho esta dinámica y potencial que se ve. Este es un momento en que el Paraguay está creciendo y tiene potencial para salir adelante”.
Es por eso –prosigue– que la República de China (Taiwán) ha apostado para preparar a los jóvenes paraguayos, no solamente por medio de las becas, que son 40, sino también con la formación de una universidad tecnológica en nuestro país, el próximo año. Para este proyecto, vendrán técnicos y profesores de ingeniería para dar formación a profesionales paraguayos en cuatro ramas de la ingeniería: mecatrónica, informática, electrónica y civil. “Esto permitirá la formación de profesionales para recibir las inversiones extranjeras. Estamos apostando por un futuro brillante”.
Karen Yui asegura que le gusta mucho la cocina paraguaya, especialmente el mbeju, cuya masa ya puede comprar preparada. También, las empanadas y el soyo han sido una debilidad a la hora de las comidas. Y, por supuesto, el tereré fue un gran aliado para soportar el calor. “Le encanta también el jaguarete ka’a”, añade el marido, mientras ella justifica que le ayudó “bastante para los problemas de estómago que traía”.
Para ellos, existe una gran similitud y cercanía entre la medicina guaraní y la oriental. “Todos te dicen que esto es para tal o cual cosa. Los yuyos pueden ser muy bien aprovechados para el oriente, porque a nosotros nos encantan las infusiones con remedios naturales. Algo parecido a la medicina china”, sostiene Alexander Yui.
En julio, durante la feria internacional Food Taipei 2018, Taiwán ha decidido invitar a muchos empresarios de la producción de mate, tereré y otros rubros afines para exportar no solo productos como yerba mate y jaguarete ka’a (Bacharis notosergilia) desde el Paraguay, que sigue siendo una curiosidad en Asia.
La buena fama también ha crecido con la carne paraguaya de excelente calidad. “Cuando llegué en octubre de 2015, la cuota de exportación a Taiwán era de 1550 ton. Ahora estamos en 10.406 ton., casi 10 veces más. Pero esto irá aumentando con el arancel cero y las necesidades del mercado”. Karen se lleva, además, ñandutí y ao po’i, y el embajador, guampas hechas en plata, palo santo y cuernos vacunos.
Aparte de estas manifestaciones culturales y tradicionales que unen en el plano personal, el embajador Alexander Yui ansía que se hayan fortalecido aún más las relaciones entre el Paraguay y Taiwán durante su estadía, mediante los convenios firmados: transporte aéreo, supresión de la autenticación de documentos de extranjeros en ambos lados, eliminación de visas para viajar. “Todo esto ayudará a incrementar las relaciones económico-comerciales en el futuro, sobre todo con los 54 rubros paraguayos que entrarán con arancel cero a Taiwán”.
Para el embajador es muy importante que la amistad se haya seguido construyendo en todos los niveles. “El año pasado tuve la dicha de participar de las celebraciones de los 60 años de las relaciones diplomáticas entre el Paraguay y Taiwán. Esto significa más de 50 años de inmigración y, hoy, los residentes taiwaneses en el Paraguay han hecho de esta tierra su segunda patria. El Paraguay los ha acogido muy bien, no se sienten discriminados y ha sido muy fructífero para ellos el arraigo”.
Según el calendario chino, 60 años representa un ciclo que se completa y el comienzo de otro. “Auguro que estas relaciones sean de muchos 60 años más para adelante”.
Al diplomático le gusta hablar de proyectos como el de las viviendas Che Tapyi, que lleva buena ejecución y le ha permitido visitar casi todo el país, de este a oeste y norte a sur. “Conocer el interior, la belleza natural del Paraguay, da una satisfacción inmensa, porque se nota cómo mejora el nivel de vida de los beneficiarios. No solamente es la casa, sino la comunidad con todo lo indispensable, acceso vial, agua, electricidad, centro comunal y escuela. Nos enorgullece ser socios en esta propuesta para mejorar la calidad de vida de la población”.
Otro emprendimiento insignia es la producción de flores, especialmente de orquídeas, que desde el año son “made in Paraguay”. Explica que los plantines se trajeron de Taiwán y otros lugares, y se ha transferido la tecnología para su reproducción al IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura), especialmente orquídeas de corte, como las “mariposas” (Phalaenopsis s.ps) y las conocidas como “dama danzante” (Oncidium s.p.). La meta es satisfacer el consumo interno y llegar a la industria de exportación de flores.
La piscicultura es otro tema de interés de la cooperación técnica. El programa comenzó con la tilapia y ahora sigue con el pacú, que es bastante exitoso. El índice de reproducción ha mejorado de un 60 a 90 %. Para el próximo año, se avanzará con el surubí, que va a permitir la cría de alevines de surubí en cautiverio. Para que nada quede aislado, llegarán expertos para el fomento de las mipymes, con base en las experiencias exitosas en Taiwán, para que más gente pueda exportar los productos paraguayos a Taiwán.
La sombra de China Continental
Un tema que ningún embajador de Taiwán pasa por alto es China Continental. En los últimos años –expone Yui– China Continental ha intensificado “un ataque para quebrantar estas relaciones de amistad entre la República de China (Taiwán) y el Paraguay”. Pero lo tranquiliza que nuestras relaciones sean muy sólidas a nivel de los tres poderes del Estado, en lo comercial y, también, en la opinión pública, que es muy favorable a este vínculo histórico.
No obstante, el desafío existe por los intentos de acercamiento de China Popular con el Paraguay, “dando muchas ofertas económicas, a veces más de lo que uno pide”. A su criterio, la intención es solo “porque está Taiwán aquí y tiene una motivación política”, porque es parte de una estrategia global de sofocar a su país del espacio internacional.
“El comercio es libre y si China Popular tiene necesidad de cualquier producto paraguayo, que lo compre. ¿Por qué poner condiciones de que si te voy a comprar carne, tienes que romper con Taiwán primero? Estas relaciones comerciales con condiciones no duran mucho. Una vez que logran su objetivo saltan a otro lugar. Para ellos, es un juego de ajedrez; es tratar de quitarnos piezas”, explica.
Recuerda que, en los últimos ocho años, Taiwán ha participado como observador en la Asamblea Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra. Pero el año pasado, por presión de China Continental, se han impuesto condiciones que la presidenta Tsai Ing-wen no ha aceptado y no se los ha invitado.
“Esto no tiene sentido, porque la salud no tiene fronteras. En el 2003 fuimos víctimas del brote de SARS que se originó en China Popular. Murieron muchas personas, porque Taiwán solicitó información a la OMS, que nos denegaron por no ser miembros. Ese incidente hizo que muchos países se dieran cuenta de que no tiene sentido quedar fuera de la OMS. Ahora, otra vez, tratan de bloquearnos, pero nosotros insistimos en que esta participación en temas de salud, trabajo, aviación civil, cambio climático, etcétera, tiene un sentido técnico y también de seguridad. El Paraguay siempre nos ha apoyado en todos estos temas y eso lo valoramos mucho”.
Alexander Yui recuerda con nostalgia que su primer contacto con el Paraguay fue en 1982, con la curiosidad de estudiante que estaba en Uruguay y decidió cargar su mochila para descubrir lo desconocido. Luego, vino varias veces acompañando misiones oficiales de su país y, finalmente, como embajador.
Como aquel lejano primer día, todavía hoy siente que el Paraguay es como “una caja de sorpresas, todas agradables. Es lo más parecido a la casa de los muchos amigos que encontré. Ves una pequeña fachada, pero cuando se abren las puertas de la hospitalidad, uno no deja de sorprenderse por lo que encuentra”.
Fotos: ABC Color/Arcenio Acuña/Archivo/Gentileza.