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A los 14 años, Orhan Kural se indignó y les reclamó a sus padres haber llegado a esa edad sin conocer Europa. Le parecía inconcebible teniendo en cuenta la cercanía y facilidades que había ya en ese entonces. De hecho, la mitad de su país, Turquía, se encuentra en continente europeo, pero él reclamaba no haber ido a ningún país de los que se hablaba mucho: Francia, Alemania e Italia.
Orhan tiene ahora 69 años y esa sed de mundo sigue exactamente igual. Visitó todos los países reconocidos por las Naciones Unidas (193) y, al llegar a cada uno de ellos, se sigue emocionando como el primer día.
Alejado de los lujos y el confort que podría tener por ser una persona muy reconocida en Turquía, Orhan prefiere las experiencias auténticas: aloja viajeros en Couchsurfing (una plataforma de intercambio de alojamiento vía web), come en los mercados y se hospeda en casas de familia. Para él, los viajes deberían ser más democráticos y la gente debería priorizarlos antes que a los bienes y las “cosas”, antes que acumular y vestir elegante; de hecho, al respecto, cuenta que donó todas sus ropas y zapatos, y si ahora necesita algo, lo compra de segunda mano.
Es, sin dudas, un personaje. En su breve visita a Asunción nos cuenta que solo había estado en Ciudad del Este, y para llegar ahora tomó tres vuelos con largas escalas, pero sabiendo que, por llegar al Paraguay, valía la pena. Lamentó que exista tan poca información en línea sobre nuestro país y se comprometió a escribir sobre el Paraguay en el libro que prepara sobre Sudamérica, así como a promocionar los atractivos de la zona en el club de viajeros de Turquía que él mismo fundó hace ya varios años.
Pero no todo en la vida de Orhan son los viajes. Profesionalmente, dedicó su vida al estudio de los minerales y uno en especial: el carbón. Lo hizo porque, según comenta, la contaminación por el hollín era algo con lo que debían lidiar a diario en Turquía. Anteriormente se usaba mucho polvo en el producto, lo que hacía que las partículas pequeñas se desprendieran y esparcieran por el aire, llegara a los pulmones de la población, y causara enfermedades e incluso muertes.
Orhan trabajó durante varios años para implementar nuevas regulaciones y consiguió que el carbón cambiara su manera de comercialización, específicamente en la presentación, que pasó a ser en briquetas más grandes, que se consumen en más tiempo y no desprenden tantos desperdicios. Esto le valió serios problemas con los empresarios del sector industrial, quienes, incluso, atentaron contra su vida instalando una bomba en el vehículo que conducía, pero afortunadamente se salvó y la legislación turca se pudo adaptar a este requerimiento. En poco tiempo, la población notó la mejoría y se convirtió en un héroe nacional.
Otra causa que Orhan tiene como pilar es la de lucha contra el consumo, producción y comercialización del tabaco. Lideró la propuesta de Ley para reglamentación del tabaco, al menos para el consumo en lugares públicos cerrados y, hasta ahora, acciona judicialmente contra figuras públicas que promocionan marcas de tabaco.
La mayoría de los 18 libros publicados por Orhan son de viajes, pero es Salvemos nuestro planeta juntos ¡Haz algo por el mundo! la obra que más gente leyó, ya que se tradujo a 18 idiomas, incluido el urdú (Pakistán e India). En el material, el autor habla sobre técnicas que puede emplear cualquier persona para vivir causando el menor impacto ambiental posible.
A pesar de su edad, Orhan es una persona muy activa, le gusta estar en contacto con la gente y tiene un canal de YouTube en el que hace entrevistas y habla de sus viajes. Por muchos años, condujo programas de tevé en su país y convirtió su casa en un museo, para poner a disposición de las personas los libros, mapas y otros artículos de los viajes que realizó a lo largo de su vida.
Entre las cosas que no le gustan, además del tabaco, está el fútbol. Sostiene que este deporte se ha comercializado tanto que únicamente promueve el ocio: las personas pasan horas frente a la televisión, en vez de salir a disfrutar del mundo. Además, se mueve tanto dinero que podría emplearse mucho mejor en campañas para combatir el hambre.
El turco habla con pasión de sus viajes, que están muy ligados con su lucha por el ambiente. Es el caso de Kiribati, uno de los países que más le impresionó. Se trata de una isla en medio del océano Pacífico, perteneciente a Oceanía, que sería el primer país en desaparecer por completo, a causa del cambio climático. Orhan afirma que lo que vio allí quedó grabado en su memoria, porque a pesar de ser un pequeño paraíso por el color del mar que lo rodea, lo que hay en la isla es únicamente pobreza.
Sobre el Paraguay, la idea que tiene es volver acompañado de más viajeros. Le interesa la cultura local y la experiencia de venir a un país del que casi nadie habla en el mundo ni en el entorno viajero. Sobre el mundo que tanto se esfuerza por cuidar, afirma que la vida simple, es la mayor forma de civilización que encuentra. “Menos ceremonias y consumismo, más amor y viajes”, dice sonriendo.
Agradecimiento especial: Arthaus Boutique Hotel por sus instalaciones.
mbareiro@abc.com.py • Fotos ABC Color/Roberto Zarza.