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La docente e investigadora Andrea Weiler llevó a cabo un proyecto, parte de la tesis del doctorado en Biología y Conservación de la Biodiversidad, que se encuentra realizando en la Universidad de Salamanca, España, consistente en la evaluación de la biodiversidad en paisajes ganaderos.
“Como la ganadería es uno de los motores de la economía nacional y la mayor causa de degradación de la biodiversidad a nivel mundial, lo que origina, a su vez, la pérdida de hábitat, nos preguntamos: ‘¿Qué se conserva en paisajes pecuarios altamente productivos?, ¿cómo las especies usan los elementos que conforman dicho paisaje?, ¿qué recomendaciones podríamos dar a los ganaderos para aumentar el valor de conservación de sus propiedades?’”, comenta Weiler.
El trabajo de campo se realizó en la estancia Montanía, de 37.000 ha, ubicada a 40 km al norte de Filadelfia, en el departamento de Boquerón. El establecimiento cumplía con los requisitos que buscaban, ya que posee una carga animal alta, con ciclo ganadero completo, y se realizan cría, recría y engorde. Es una instalación modelo, que cuenta con ganado de alta genética, sistema de trazabilidad y está habilitada para exportar carne a los mercados más exigentes, como lo es el europeo. No existen áreas silvestres protegidas de gran tamaño en las inmediaciones, así que lo que se registró en Montanía, o vive allí o usa el área como parte de su hábitat.
El proyecto tenía tres objetivos principales. El primero, biológico, fue registrar las especies de anfibios, reptiles, coleópteros, aves y mamíferos del establecimiento ganadero, y evaluar el uso que estos hacen de los distintos elementos que componen el paisaje productivo (aguadas, pasturas, cortinas forestales y bosque seco espinoso). El segundo fue proponer acciones tendientes a aumentar el valor de los establecimientos ganaderos en la conservación de la biodiversidad del Chaco seco, buscando alternativas que permitan coexistir el desarrollo con la producción. El tercero –fundamental para todos los investigadores de la Universidad Nacional de Asunción (UNA)– consistió en la formación de estudiantes y el perfeccionamiento de egresados a través de la capacitación permanente.
Weiler comenta que escribieron la propuesta en el 2013. “Fue seleccionada para su ejecución en el 2014, pero la iniciamos recién en el 2015”. El proyecto duró dos años y medio, y fue realizado por docentes, estudiantes y egresados del Laboratorio de Zoología de la Facen–UNA. “Me tocó liderar el proyecto, coordinar todas las acciones, acompañar los muestreos y encargarme de los informes técnicos”, refiere. Otros investigadores son Fernando Cubilla y Carlos Aguilar, quienes se encargaron de colectar e identificar las muestras de coleópteros; Karina Núñez, quien colaboró con las colectas, identificaciones y análisis de la herpetofauna, y Alberto Esquivel, ornitólogo, realizó el muestreo de aves y colaboró con los análisis de los datos de las mismas. “El muestreo de mamíferos lo dirigí personalmente”, detalla.
Resultados
Los resultados fueron, justamente, lo más interesante del proyecto. En coleópteros, por ejemplo, con un análisis de solo el 20 % de las muestras colectadas, encontraron seis nuevos registros para el Paraguay, entre ellos, un cerambícido chaqueño (Lissonomimus auratopilosus), el cual es el segundo ejemplar de esta especie conocido para la ciencia. “Esta es una muestra de la falta de información a nivel país sobre el conocimiento de nuestra biodiversidad”, admite.
Asimismo, registraron dos especies de escarabajos exóticos, es decir, no son nativos del Paraguay. Una de estas es Digitonthophagus gazella, introducida desde África con el objetivo de controlar las moscas de los cuernos, un parásito externo del ganado vacuno. Este escarabajo coprófago se alimenta de la bosta de vaca y la entierra rápidamente, por lo que la mosca no tiene dónde poner sus huevos. “Esta especie fue la más abundante en pasturas, lo que constituye una preocupación, pues podría estar desplazando a otros coprófagos autóctonos del Chaco que realizan el mismo trabajo”, apunta.
Un hallazgo notorio en las cortinas forestales fue el registro de Dryocopus schulzi, el carpintero negro, casi amenazado a nivel internacional por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Otro elemento importantísimo para las aves son las aguadas, las cuales registraron 167 especies. “Muchas aves son insectívoras y colaboran con el control de plagas del ganado”, explica.
De igual modo, se registraron 30 mamíferos medianos y grandes, de ellos, seis se encuentran amenazados a nivel internacional. El taguá (Catagonus wagneri), endémico del Chaco seco, es el que reviste mayor grado de amenaza estando considerado como en peligro de extinción. “Es una especie que usa las cortinas forestales, las cuales conectan fragmentos de bosque espinoso, por lo cual los guardavientos son fundamentales para la conservación en ambientes productivos”, expone.
Según Weiler, a nivel internacional, el proyecto ha aportado datos a la distribución de muchas especies, incluyendo nuevas citas para el país. Asimismo, colabora en la comprensión del modelo de desarrollo silvopastoril planteado en la región occidental, evaluando el valor de las cortinas forestales o rompevientos para la biodiversidad local. Los datos fueron comunicados en congresos internacionales y publicados en revistas científicas.
En el ámbito local, el proyecto ha facilitado el entrenamiento de campo y laboratorio de los estudiantes de grado y postrado de la UNA. Asimismo, los resultados fueron presentados en congresos científicos nacionales y socializados con la ciudadanía en distintos eventos. “En relación con los productores rurales, hemos desarrollado 10 recomendaciones tendientes a aumentar el valor de las propiedades pecuarias en la conservación de la biodiversidad del Chaco seco”.
Libro
Está en proceso de impresión una Guía para la identificación de medianos y grandes mamíferos de Chaco seco, con fotografías de los mamíferos, obtenidas mediante fototrampeo (cámaras con sensores de movimiento), con información sobre sus principales características, estado de conservación de cada especie, entre otros datos. “Esperamos que este libro, escrito en un lenguaje sencillo, sea utilizado por la ciudadanía para identificar las especies y contribuir a su valoración”, subraya.
Luego de este trabajo, Weiler y su grupo concluyeron que los paisajes agropecuarios son de vital importancia para la conservación de la biodiversidad local, además de proveer conectividad entre las áreas silvestres protegidas. “Esperamos que los ganaderos incluyan elementos de monitoreo de biodiversidad y estrategias de conservación dentro del plan operativo de su establecimiento. Puede sonar utópico, pero hemos demostrado con estancia Montanía que es posible”, enfatiza.
Ojalá que este trabajo sirva para los productores que llevan adelante programas de monitoreo de la biodiversidad en sus propiedades, y aquellos que no lo hacen, tomen conciencia y lo hagan.
Nuevas especies de aves
En aves registraron una gran diversidad: 221 especies; entre ellas, 12 endémicas para el Chaco, lo que denota la importancia de establecimientos ganaderos para conservarlas. En las cortinas forestales encontraron 131, muchas de ellas fueron registradas también en el bosque espinoso chaqueño. “Este resultado nos permite valorar los guardavientos como elementos fundamentales para la conservación de la avifauna local en ambientes ganaderos”, señala.
Problemas de conservación
Otras especies, sin embargo, poco se alejan del bosque virgen, como es el caso del tatú carreta (Priodontes maximus), tapir (Tapirus terrestreis), jurumi (Myrmecophaga tridactyla) y tañykatî (Tayassu pecari); todas ellas con problemas de conservación. Estos animales dependen fuertemente de la presencia del bosque xerófito (árido), por lo cual las áreas de reserva son fundamentales para conservarlos en paisajes productivos. “Además, tenemos algunos registros del yaguareté (Panthera onca), en peligro crítico de extinción en el país”, destaca.
Fotos: Gentileza.