Nuestro guía interior

El secreto para tomar las riendas de nuestra vida y convertirnos en la persona que queremos ser consiste en programar el centro de control de nuestro cerebro, el sistema de activación reticular (SAR), según explican en una entrevista los exitosos autores australianos Allan y Barbara Pease.

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¿Quiere tomar las riendas de su vida, decidir lo que realmente desea y conseguirlo, siguiendo el sendero que ha elegido y no el que los demás tratan de imponerle? Las tres palabras mágicas para convertirse en la persona que quiere ser son sistema de activación reticular (SAR), un conjunto de fibras neuronales localizadas en el tronco del encéfalo del cerebro, de acuerdo a Allan y Barbara Pease, dos escritores australianos especializados en relaciones de pareja, lenguaje corporal, relaciones humanas y comportamiento social.

“El SAR tiene un papel decisivo en funciones biológicas tan importantes, como los ciclos de sueño y vigilia, la respiración, el latido del corazón y la motivación de la conducta”, explican los Pease (www.peaseinternational.com) en La respuesta, el último de sus 18 bestsellers de autoayuda, que incluyen 10 libros número uno en ventas.

Pero, además, este pequeño haz de fibras neuronales funciona como un “guía interior” que podemos programar para que nos ayude a alcanzar nuestras metas sin que nos desviemos y para que nuestro cuerpo se ponga en acción para hacer realidad lo que nuestra mente decida, según las investigaciones de estos autores.

“El SAR es una red de circuitos nerviosos que filtran toda la información sensorial que recibimos del mundo exterior, influyen en lo que percibimos y en nuestro nivel de excitación, y deciden qué información accederá a nuestro cerebro y cuál no”, aseguran.

Cualquier cosa que veamos, oigamos, sintamos o probemos pasará a través de este centro de control y comando del cerebro, con el que podemos filtrar toda esa información y extraer de ella solo lo que es importante para nosotros en un momento concreto, de acuerdo a los Pease.

Programarse para el éxito

“Nuestro SAR evalúa la información entrante y la prioriza en forma de mensajes que reclaman nuestra atención; nuestro cerebro, en ese momento, da instrucciones a nuestro cuerpo para realizar las acciones físicas necesarias para cumplir con la imagen que el SAR nos indica”, señalan.

Además, según los Pease, nuestro SAR lleva incorporado el equivalente a un sistema GPS.

“En un GPS introducimos los datos relativos a dónde queremos ir y el software del sistema averigua cómo llegar dirigiéndonos hacia allí. Del mismo modo, una vez que hemos decidido nuestro objetivo, nuestro SAR empieza a ver todo lo que está conectado con dicho objetivo y, si nos desviamos, nos devuelve a la ruta”, explican.

Si queremos que nuestro SAR trabaje a nuestro favor, tenemos que programarlo para que esté atento a lo que nos interesa, ya que “cuando programamos una idea concreta o un objetivo, nuestro SAR encontrará exactamente lo que le hemos dicho que encuentre, independientemente de si estamos dormidos o despiertos, o pensando sobre ello o no”, según Allan y Barbara.

“Elegirá, entonces, los datos relevantes de entre los millones de bits de información que nos rodean para que prestemos atención a ello y eliminará la información irrelevante”, destacan.

“Programamos nuestro SAR con nuestras reflexiones y expectativas. Cuando creamos una imagen clara, bien enfocada, de lo que queremos obtener, este haz de fibras neuronales, que atraviesan el tallo cerebral, se lanzará a gran velocidad por ella y no se detendrá hasta que encuentre lo que queremos, y todo ello sin que intervenga la fuerza de voluntad”, enfatizan.

Según los Pease, podemos programar de forma deliberada nuestro SAR si elegimos los mensajes exactos que tenemos que enviarle a través de la mente consciente, y “¡ello quiere decir que podemos crear nuestra propia realidad!”, manifiestan.

Seguir adelante, pase lo que pase

“La razón por la cual la mayoría de las personas no consiguen mucho o no tienen mucho en sus vidas es porque no lo han decidido”, indican a Efe Allan y Barbara Pease, desde Buderim (Queensland, Australia).

“Para decidirlo, hay que escribir una lista de todas aquellas cosas que uno piense que siempre ha deseado alcanzar o realizar en su vida, sin importar cuán trivial pueda parecer a otras personas”, sugieren estos autores australianos.

“En esa lista se deben incluir los sueños en la medida en la que puedan ser recordados y que todavía tengan algún significado”, señalan.

“Además, hay que registrar en esa enumeración cualquier idea que hayamos visto u oído y que nos toque las fibras más sensibles”, aconsejan.

“Trate de tener, al menos, de 10 a 20 puntos en esta lista e incluya cualquier cosa, lo que sea que haya sido atractiva para usted. Una vez elaborada y escrita a mano, ¡el camino para lograr esos objetivos aparecerá! Así funciona el SAR”, sentencian.

Una vez que sepamos aquello que nos gustaría llegar, los Pease indican que “resulta crucial no renunciar nunca a la forma en la que hemos elegido vivir”.

Admiten que “en el camino hacia el logro de nuestras metas habrá obstáculos y personas que tratarán de detenernos, pero estas distracciones no deben interponerse en el camino y se debe tener en cuenta que algunos miembros de la familia pueden llegar a ser los que causen los peores problemas”.

“¡Decida seguir adelante, pase lo que pase! y plantéese, desde el principio y de forma decidida, no escuchar a aquellas personas presentes en su vida que le digan que no puede hacer algo”, indica el matrimonio Pease.

“Cada decisión que tomemos para avanzar tiene riesgos, pero necesitamos tomar nuestras decisiones informándonos bien, aunque no debemos dejar que nadie que se haya rendido en su camino por hacer realidad sus sueños nos robe los nuestros”, concluyen.

EFE/Reportajes

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