A través de un seguimiento realizado por 40 años a individuos que fueron estimulados desde el embarazo y con gran énfasis durante su primera infancia, se pudo determinar que el 100 % logró realizarse como personas –formando familias sólidas– y profesionales, llevando una vida feliz con vasto relacionamiento social. Mientras que a los que no recibieron apoyo desde el principio les resultó mucho más complicado afrontar la vida desde la escuela, y son mayormente introvertidos y con baja autoestima.
A nivel mundial, se toman cada vez más recaudos para asegurar que los niños reciban estímulo desde su concepción para así disminuir los índices de delincuencia, violencia, drogadicción y analfabetismo. Chile crece contigo es el programa que se aplica exitosamente en el país transandino, en Brasil aplican el plan Pastoral del niño; en Colombia, el programa de asistencia se denomina De 0 a siempre. Todos cuentan con millonarios aportes del Gobierno y se están logrando resultados muy alentadores.
La estimulación del cerebro desde su formación y durante los primeros años de vida es determinante para el desarrollo y condiciona las habilidades de las personas en su vida adulta. Estas pueden ser de diversa índole: visual, auditiva, táctil. Lo que se busca es desarrollar áreas como el lenguaje, la expresión multisensorial, movimiento corporal, identidad, autonomía y socialización.
Durante los primeros mil días de vida (casi tres años) se produce el triple de cableado neuronal y formación de circuitos cerebrales que en el resto de la vida. En esta etapa, lo que se estimula y refuerza se mantiene a lo largo de la existencia y el resto muere. Lo que quiere decir que muy difícilmente se pueda lograr que un niño desarrolle después las habilidades que no estimuló durante la primera etapa de la vida.
Un claro ejemplo es que si el recién nacido no ve la luz en cierto número de semanas, el nervio óptico muere, dado que el periodo crítico de la visión es muy corto.
La estimulación temprana es vital para la intuición, creatividad, memoria fotográfica, el cálculo matemático veloz, lectura rápida, oído musical perfecto, alta autoestima y felicidad. Otro factor determinante es la alimentación adecuada, ya que la desnutrición afecta directamente las neuronas, destruyéndolas. La sicopedagoga Peggy Martínez indicó que todo niño tiene potencial, excepto aquel con alguna malformación genética, pero el 99 % de los niños están en condiciones de desarrollarse integralmente.
Todas las situaciones de violencia y rechazo hacia el niño que vive una madre embarazada se van inscribiendo en el cerebro del pequeño, así como todos los rasgos positivos que se realicen involucrando a la panza. Cantar, hablar, escuchar música, la luz, el movimiento y las caricias van marcando el desarrollo del carácter y la inteligencia del nuevo ser.
La estimulación prenatal no se trata de enseñarle el abecedario, sino de interactuar con el bebé para fomentar su actividad cerebral y sus receptores sensoriales.
También es importante que escuche música, preferentemente clásica, pues sus beneficios en el cerebro están comprobados y se sabe también que ayuda a reducir el estrés tanto en la madre como en el niño. Otra forma de interactuar con el bebé es leyendo libros de cuentos, lo que favorece el habla e incluso la capacidad de aprender otros idiomas.
Durante sus primeras semanas es fundamental que la mamá le haga algunos masajes, estiramientos, que pueda simplemente balancear al niño y abrazarlo, además de fortalecer su lazo con él. Esto ayuda a desarrollar su equilibrio.
Según Peggy Martínez, lo ideal es que desde el primer día la madre se encargue de transmitir o relatar todo lo que sucede a su pequeño. “Por ejemplo: si se le cambia el pañal, se puede ir describiendo; parecerá que no tiene sentido, pero al hacer esto todos los días, el niño lo asimila, relaciona y comprende”, explicó.
Martínez dijo que los niños tienen “momentos sagrados”, que son por ejemplo el baño, la hora de comer, de dormir y cambiarse el pañal, en los que se debe respetar el tiempo de cada niño, ya que es un espacio exclusivo para él. De nada sirve que de esto se encargue su mamá si ella está apurada y le va a transmitir nervios.
Cuando el bebé empiece a comer, la descripción se volverá imprescindible. “A la hora de comer, el bebé debe estar en un ambiente propicio, no puede hacerlo viendo la televisión o utilizando otros métodos de distracción. Desde la primera comida, el niño debe percibir que es un momento especial”, dice Martínez.
La profesional resaltó que, para estimular el aprendizaje del niño, no es necesario darle juguetes caros; al contrario, se procesa mucho mejor cuando se aprovecha cada elemento de la casa para enseñarle las formas, colores, utilidades, sonidos. Incluso, cuando las mamás están cocinando –con el debido cuidado, por supuesto– se puede tenerlos cerca e ir mostrándoles lo que se hace. También es bueno que experimenten con texturas como la arena, las gomas y libros con colores. Esto estimula sus sentidos y desarrolla su capacidad motora.
La tendencia mundial es enviar cada vez más temprano a los niños a las escuelas. Según Martínez, esto es beneficioso porque así el pequeño tiene la oportunidad de interactuar con niños de su edad, desarrollar el habla y su capacidad de relacionamiento.
Muchas veces es mejor enviarlo a la escuela a que se quede en su casa, con hermanos menores o encerrado. Las escuelas tienen cada vez mejores programas que se adecuan a las necesidades de los niños.
Agradecimientos: Nueva Americana.
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