“Este es el vestido que yo sueño con tener”, subraya una de las personas que, embelesada, admira la pieza de arte tallada por Dior. El color rojo brilla en su mirada, mientras la desplaza por el milimétrico corte, la sencillez de sus trazos y la textura sobria. No hay espacio para la especulación a la hora de enfrentarse a la obra del artista convertido en diseñador.
Dior alterna formas sencillas, colores planos y detalles naturales como las flores, con la ostentosidad de la pieza más simbólica de la exposición: el vestido que la princesa Margarita vistió en su 21.0 cumpleaños.
Reflejo de su fascinación por la cultura británica, la pieza es de alto vuelo, tomada por el color blanco y los múltiples detalles en tela de seda. La hija de Jorge VI sería una clienta habitual de las costuras de Dior durante muchos años, tras probar las mieles de una creación en torno a la que giran las 11 salas que conforman la céntrica muestra londinense.
“La exhibición rastrea la historia y el impacto de la casa Dior durante siete décadas. Dior cambió la cara de la moda y redefinió la silueta femenina, además de revigorizar la industria francesa de la moda tras la guerra”, aseguró Oriole Cullen, comisaria de la exposición. Centrada en la alta costura, la composición analiza la infancia de Dior y sus primeros años, sus viajes extendiendo su obra, la primera colección que rompió moldes, la influencia del Reino Unido en él y las interpretaciones que otros artistas han dado a su trabajo. Así, además de los diseños y costuras de Dior, otros modistos, como Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré y John Galiano, rinden tributo al artista fallecido de manera prematura en 1957. Los delicados encajes, las flores tiñendo el techo como si se estuviera inmerso en una boda de ensueño, los perfumes, con muestras desde 1947 hasta 2001, y las telas que convergen con la naturaleza ponen de manifiesto la capacidad de Dior de crear desde la sencillez.
Con todo ello, y ayudado por su fascinación por los jardines que desvelan la clara influencia de su madre durante su juventud, nace otra de las obras de mayor calado en la exhibición: el vestido “Lily of the Valley”, de 1957. Con él, Dior proclama aquella sentencia suya en la que comparaba su arte con la “arquitectura dedicada a la belleza del cuerpo femenino”. Así aparece un vestido con forma de flor volteada y que a partir de la cintura está adornado con “apliques” de flores adheridas a la tela.
“La muestra da la oportunidad de celebrar la extraordinaria capacidad de todas las manos que han estado involucradas en crear estas obras de arte a lo largo de 70 años”, añadió Cullen. La exposición, que reúne en total 500 objetos, de los cuales 200 son piezas de alta costura, puede visitarse hasta el 14 de julio de 2019. EFE.