Moda responsable

Para un grupo de estudiantes universitarias, la moda pasó de ser un simple dictado de qué lucir, en cierta ocasión, a un fenómeno que busca llamar la atención sobre el medioambiente y cuestiones sociales. La propuesta “moda responsable” apunta al reciclado, para vestir con conciencia.

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Alumnas de la carrera de Diseño Textil e Indumentaria, de la Facultad de Arte y Tecnología, de la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay, con sede en Asunción, promueven la responsabilidad social desde la moda.

Desde finales de la década de los 90 se fue construyendo un discurso en torno al diseño como herramienta poderosa, capaz de mejorar las condiciones de vida de las personas, frenar el deterioro medioambiental –si se habla especialmente de diseño industrial, moda e interiores–; informar, divulgar y propagar mensajes sociales, políticos y comerciales –si se refiere al gráfico– y, por ello, con fuertes implicaciones éticas.

Así lo entienden las universitarias Talía Cabezudo, Nathalia Martínez, Ismenia Rodríguez y Jessica Escobar, quienes promueven la responsabilidad social desde la moda. Abordan problemáticas como el aborto, la discriminación, el acoso sexual y otros temas, buscando concienciar desde la profesión que les toca ejercer: el diseño.

La iniciativa forma parte de un proyecto denominado Art d´Eco in fashion, que se basa en una visión artística sobre la moda consciente, sofisticada y socialmente responsable, tan solicitada por el usuario que conoce sobre las últimas tendencias mundiales y está comprometido con su entorno.

“Art d’Eco in fashion consiste en llevar a cabo una campaña de gran envergadura, con el objetivo de promover el suprarreciclado en el diseño de indumentaria y cumplir con el compromiso social como jóvenes diseñadoras”, expresa Talía Cabezudo.

Explica que el suprarreciclado es una tendencia que utiliza materiales que ya tuvieron un uso en anteriores formas y conceptos, prestando nuevamente un servicio a favor de nuevas ideas que se plasman artísticamente en creaciones de todo tipo, ya sean funcionales, estéticas o ambas.

El desarrollo se dio a través de las redes sociales, las cuales son utilizadas como herramientas innovadoras de la comunicación, culminando en un fashion show con presentaciones artísticas, y la participación de destacadas figuras del ámbito artístico y la moda.

Para esta tendencia de moda, el diseñador debe tener un posicionamiento social y moral desde el momento en que se le pide que diseñe o rediseñe algo, o dicho en otros términos, más actuales, y siguiendo al diseñador británico Jonathan Barnbrook: “La época de los diseñadores que no tienen una posición moral y que solo se dedican a mostrar el mensaje del cliente ya ha pasado”.

El upcycling o suprarreciclaje transforma un objeto sin uso o destinado a ser un residuo en otro de igual o mayor utilidad y valor. Los consumidores logran nuevos productos y ahorran dinero. El medioambiente también agradece: los residuos y el gasto de materias vírgenes se reducen, y se da una vida más larga a los productos.

Más allá de la ecología

En este caso, las diseñadoras utilizan género (tela) para hacer moda. Y moda pensante. Van más allá de las estrechas consideraciones del mercado y diseñan estilos con mensajes sociales. Así, por ejemplo, Mae Chilavert diseñó una prenda que representa el acoso sexual. Es un diseño que, a primera vista, puede que no transmita la verdadera esencia, pero eso es precisamente el objetivo: hacer saber que no importa cuál sea la ropa que una mujer lleva puesta. “No pasa por ahí. Cada quien debe decidir lo que quiere vestir, ya que todas merecen respeto. El acoso es un problema de educación”, afirma Mae.

Jessica Escobar ideó un vestido entallado con voladitos superpuestos en tono rojo. “El vestido representa la lucha interna de una mujer frente a la decisión de realizarse o no un aborto, ya que la sociedad y lo ‘políticamente correcto’ la condenarían por deshacerse de un feto, pero a la vez tiene un embarazo no deseado. En el lado izquierdo del diseño le agregué una tela blanca con una mano manchada”, explica.

Talía Cabezudo, a través de su diseño, representa las diferencias sociales, aquellas que se producen a causa del robo de los bienes materiales del Estado y que deberían ser destinados a salud o educación, por ejemplo, pero que, finalmente, van al bolsillo de los políticos y “a alguna parte de la sociedad”. “Mi propuesta está un poco cargada en la parte superior, con aros importantes que, a su vez, tienen perlas, estrás y dorado; con varias pulseras y un género también con muchos detalles, que representan a la sociedad que se apropia de los bienes. En la parte inferior luce un palazo blanco hasta los tobillos, sin detalles, y es el núcleo carente de oportunidades”, comenta Talía.

Para las jóvenes diseñadoras, la moda también puede ser “socialmente útil”, y se apoyan en la idea de que la ética y la responsabilidad pueden informar las decisiones de diseño sin constreñir la innovación social y el desarrollo tecnológico que necesitan llevar a cabo.

La discriminación es otra conducta que se refleja en los diseños de Nathalia Martínez. Su prenda está basada en un concepto militar que representa a un grupo cerrado y tradicional. Rompe el concepto utilizando la fuerza de estilo militar simbolizada en las hombreras; la sensualidad de una mujer libre, creativa y divertida. “Las cadenas en la espalda representan las ataduras y la discriminación sobre la piel desnuda. Las capas de colores representan el deseo de la sociedad”, afirma.

Ismenia Rodríguez es otra de las futuras estilistas. Apuesta al diseño sustentable. Más allá de buscar una colección con identidad propia, pretende “enviar” un mensaje de conciencia ecológica, recurriendo a productos recuperados, reciclados y prendas vintage. Para Art d´Eco in fashion, también eligió la discriminación como tema creativo. “No todo es blanco o negro. Es gris, depende del matiz. Busca y aprende a distinguir”, fue el lema presentado. “El look está logrado con cinco prendas usadas, siendo fiel al suprarreciclado y residuos cero. En todo lo negro hay algo de blanco, incluso al mezclarse distintos tonos de grises. Todos somos diferentes y únicos”, sostiene.

Recambio de prendas de manera gratuita

Las chicas pretenden organizar una vez al mes una muestra a la que el público pueda acercarse y llevar aquella prenda que ya no usa, no importa cuál sea el estado en que se encuentre, para cambiar por uno de los diseños suprarreciclados creados por ellas, sin costo alguno.

Las futuras diseñadoras de la Facultad de Arte y Tecnología convierten la ropa usada en diseños nuevos e individuales. Sus creaciones cuentan y entretejen las historias de los antiguos dueños de la ropa. Y, en este caso, envían un mensaje de concienciación sobre realidades que afectan a nuestra sociedad. El proceso del trabajo que realizaron fue laborioso. Seleccionaron, lavaron ropa de segunda mano y después usaron como materia prima, creando nuevos diseños individuales de alta calidad, de la mano de la profesora Sylwia Krzysztoforska, con la intención de transmitir mensajes y revolucionar la moda.

Modelo: Juana Riquelme, agencia La Martino. Peinó Liz Yegros y maquilló Silvia Salcedo para Rommy Femenino-Masculino, Centro.

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Celso Ríos/Gustavo Báez.

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