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Los deportes de combate y las colosales batallas entre legendarios guerreros tuvieron siempre un capítulo de destaque dentro de la historia de la humanidad. Es así que el pancracio, una de las primeras modalidades de combate nacidas en Grecia y que incluso ha tomado parte de los antiguos juegos olímpicos, ha servido de fuente de inspiración para el desarrollo de lo que hoy conocemos como artes marciales mixtas o MMA.
Pero el antecedente más inmediato de este deporte es el vale tudo o vale todo, un enfrentamiento marcial que data desde 1920, inclusive, pero que tomó impulso en la década del 50 a través de la familia Gracie, fundadores del jiu jitsu brasileño, cuyos miembros eligieron al legendario Helio Gracie como representante ante luchadores de diversas disciplinas, que peleaban con el fin de establecer cuál era el arte marcial más efectivo.
En aquel entonces, el vale todo permitía casi cualquier tipo de golpe y muchas veces no era obligatoria la utilización de guantes de protección, es por eso que hasta hoy los detractores de este deporte lo califican de bestial, desconociendo todas las modificaciones introducidas en el reglamento actual de MMA con el fin de proteger la integridad del atleta. Aun así son permitidos los golpes con las manos (abiertas o cerradas), patadas, rodillazos, codazos, así como diversos tipos de palancas y estrangulaciones.
“Las artes marciales mixtas no se limitan únicamente a empezar una lucha parada y luego llevarla al suelo, sino que incluye todas las formas y técnicas que permitan la variación entre ambas formas de combate”, explica el profesor Francisco Lefebvre, uno de los pioneros de MMA en el Paraguay. “Se trata de la evolución de las artes marciales actualmente, hay algunos maestros de artes marciales tradicionales que no aceptan mucho esto, pero no se puede ir contra la evolución, tanto del mundo como del universo mismo. En este caso le tocó a las artes marciales”, refiere.
Contacto pleno
Si bien en Brasil el vale todo movilizaba a una importante legión de fanáticos que copaban las graderías de los estadios, sobre todo en ocasiones en que el clan Gracie entraba en acción, no llegó a alcanzar verdadera popularidad sino hasta entrada la década del 90, luego de que Rorion, hijo de Helio Gracie y uno de los herederos de la tradición brasileña del jiu jitsu, haya decidido emprender lo que hoy conocemos como Ultimate Fighting Championship (UFC), la organización de artes marciales mixtas más grande del mundo.
Las primeras luchas celebradas en este torneo, y basadas en el vale todo brasileño, rápidamente cobraron notoriedad por su flexibilidad en el reglamento. Solamente eran causales de descalificación las mordeduras y los piquetes de ojos. Si bien el reglamento desaprobaba conductas antideportivas como los estirones de pelo y los golpes bajos, algunos luchadores recurrían a esos mecanismos durante el desarrollo de las luchas.
“Con el correr del tiempo esto fue evolucionando, después aparecieron otros torneos como el PRIDE FC en Japón, aunque estos fueron comprados en su totalidad por el UFC. Hasta ahora, en las artes marciales mixtas, la primera y fundamental exigencia es no quedarse con un solo arte marcial, con un solo estilo de combate. Lo ideal es siempre practicar de todo, empezamos con boxeo, muay thai, un poco de lucha grecorromana para los derribes y jiu jitsu, para lucha de suelo”, sostiene Lefebvre, quien a diario entrena a sus alumnos en su academia en el centro de Asunción.
Intensidad deportiva
Otro de los puntos de referencia en Asunción en cuanto al entrenamiento de MMA es la academia Chute Boxe, fundada en 1979 por el brasileño Rudimar Fedrigo, quien luego de un accidente en bicicleta decidió entrenar artes marciales como parte de su terapia de recuperación. Actualmente, la academia posee filiales esparcidas en el Brasil, así como en España, Estados Unidos y ahora Paraguay. La sede central se encuentra en el Balneario Camboriú, Brasil, y está al mando del mestre Pica Pau.
Cesar Gokú Arzamendia es uno de los atletas que integran el plantel de la Chute Boxe, adonde concurre para seguir un sistema de preparación de alto rendimiento a cargo de profesionales en disciplinas como boxeo, jiu jitsu brasileño, muay thai y judo.
“La preparación para un atleta de MMA consiste en tener base de todo tipo de artes marciales y una preparación física de potencia, que consiste en un entrenamiento funcional, con máquinas y algunos otros elementos novedosos que se están aplicando, como el training mask o máscara de elevación”, explica Arzamendia, quien además de luchar MMA se destaca en otras modalidades: es campeón panamericano de kick boxing K1, dos veces campeón sudamericano de muay thai y posee varios campeonatos ganados en jiu jitsu.
Respecto a las críticas de los detractores de las artes marciales mixtas, Gokú expresa que eso, más que nada, se debe a la mala fama de su antecedente inmediato, el vale todo. “MMA tiene reglas muy bien pensadas y está muy cuidada lo que es la parte física del atleta. La jaula no es un espacio cerrado para una pelea de animales, sino que está diseñada de esa manera para que pueda proteger de caídas y lesiones que pueden darse en un ring convencional. Está pensada para cuidar al atleta”, dice Arzamendia, quien asegura que se puede iniciar en las artes marciales a un niño a partir de los ocho años.
“Es una buena edad para que los chicos se involucren en un estilo de vida saludable, a través de la práctica del judo o el jiu jisu brasileño. Es muy bueno que practiquen esto porque ayuda a desarrollar muchas habilidades, mejora el relacionamiento con sus pares y se les inculca mucha disciplina también. La idea es que eso se vea reflejado en sus casas y en la sociedad misma”, agrega.
La evolución de las artes marciales mixtas en Paraguay es notoria. Al trabajo de pioneros como Francisco Lefebvre y otros exponentes, se suma el esfuerzo de atletas y organizadores de eventos como el Paraguay Fighting Championship, Infinity y Sparta, que apuestan al crecimiento de un deporte que sigue evolucionando a grandes pasos. Una disciplina que no representa mayores riesgos siempre y cuando se practique con precaución y bajo la orientación de profesionales capacitados.
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