Misión: garantizar la paz

Aquí, la lucha no plantea el aniquilamiento del enemigo. Pero exige duros ejercicios y rigurosa capacitación. En el Centro de Entrenamiento Conjunto de Operaciones de Paz, cuyo cuartel se ubica en Cerrito, los militares paraguayos se preparan para ir a lejanos países a garantizar el fin de los conflictos, bajo bandera de las Naciones Unidas.

Cargando...

Acción I: En la torre, dos militares observan con largavistas a los cuatro puntos cardinales. De repente hacen sonar un pito. Es aviso de que un vehículo se acerca al puesto de control, asegurado con centinelas, caballos de frisa y concertinas.
La guardia detiene al conductor, revisa sus documentos y lo habilita a pasar, a pocos metros, al siguiente puesto. Area de chequeo: aquí el conductor desciende del vehículo y es palpado minuciosamente; otros oficiales realizan una cuidadosa revisión del motor, valijera e interior del móvil. Nada anormal, el vehículo prosigue la marcha. Está autorizado a ingresar a una base de Naciones Unidas.

"Estas son técnicas de seguridad interna y externa para proteger las instalaciones de Naciones Unidas, donde no deben ingresar vehículos con municiones, armamentos, explosivos, objetos peligrosos ni personas sospechosas. Además de los centinelas y personales apostados en los controles de acceso, contamos con grupos de reacción rápida que, como su nombre lo dice, produce una rápida reacción en caso de que se lo necesite en cualquier tipo de acciones", explica el instructor Richard Sanabria, un subteniente de 24 años.
Acción II: Un grupo de patrulla, armado con fusiles, sale de la base a hacer un recorrido de reconocimiento por la zona resguardada. Sorpresivamente aparecen varios hombres hostiles, munidos con armas de grueso calibre. Gritos, disparos al aire y amedrentamientos físicos de parte de los beligerantes obligan a los militares de la ONU a replegarse y tomar posición de defensa. A viva voz, en inglés, el jefe de patrulla trata de hablar con el líder rebelde de modo a solucionar el incidente por medios pacíficos. Aumenta la tensión, con fiereza los combatientes condicionan despejar el sector solo si son atendidos sus reclamos de atención sanitaria, alimentos y agua. Hay acuerdo; la capacidad de negociación de los cascos azules logra superar de manera pacífica la peligrosa situación.

"El patrullaje se realiza con miras a reconocer un punto determinado e informar de todo lo visto y hallado en el lugar. Suele suceder que se encuentra a grupos de beligerantes obstruyendo caminos o rutas que, a la fuerza, tratan de llamar la atención de los operadores de paz, quienes deben estar en condiciones de no reaccionar, por más fuerte que sea la provocación. Unica y exclusivamente pueden responder con fuego cuando la vida está en peligro", advierte el director del curso de contingente, capitán Claudio Román (33).
Acción III: Un equipo de detección de minas investiga un terreno con aparatos de sondeos y equipos electrónicos. Es la tarea más peligrosa, porque los campos minados abundan en las áreas de misión de paz. Un soldado de NN.UU. encuentra en el suelo un casco azul, de los que utilizan como parte del uniforme, y, sin vueltas, procede a levantarlo. Se produce una terrible detonación. Es una trampa explosiva que se conoce en términos militares como cazabobo. El afectado recibe graves heridas, pero al instante sus compañeros reaccionan y le prestan los primeros auxilios. Llega un helicóptero y evacua al accidentado que, indefectiblemente, quedará con la mano amputada y cicatrices que le recordarán el incumplimiento de la instrucción de no tomar nunca nada, por más familiar que resulte, sin las medidas de seguridad que se enseñan en los cursos.

"Pisar una mina antipersonal, en el peor de los casos produce la muerte, y en la mejor hipótesis, la pérdida de un miembro o mutilaciones. Diseminados en todos lados, no padronizados, estos artefactos que caben en la palma de una mano y cuestan entre 1 y 10 dólares, resultan el mayor peligro para el personal de mantenimiento de paz. Es por ello que las instrucciones apuntan a extremos cuidados a la hora de moverse en terrenos de conflictos", detalla el capitán de Corbeta Luis Mariano Ciancio Petters (40), jefe de la Sección Investigación y Doctrina.

A 47 kilómetros de Asunción, en la localidad de Cerrito, compañía de Benjamín Aceval (Chaco), las acciones transcurren como obras de teatro. Y las escenas aparentan reales, porque los personajes son reales. Son militares que se forman en el Centro de Entrenamiento Conjunto de Operaciones de Paz para cumplir actividades en el extranjero. CECOPAZ se creó el 8 de octubre de 2001 y a partir de ese año, las Fuerzas Armadas del Paraguay participan de las fuerzas de paz, patrocinadas por las Naciones Unidas, en dos modalidades: Observadores de paz, que incluyen a oficiales superiores, desde capitán con curso de EPOE (Escuela de Perfeccionamiento de Oficiales del Ejército) hasta coronel. Contingentes de paz que incluyen desde sargentos a oficiales hasta la jerarquía de capitán.

En la actualidad, hay oficiales paraguayos con rango de observadores en Africa, específicamente en Costa de Marfil, Etiopía-Eritrea y República de Congo. En calidad de contingentes de paz, están en Chipre siete oficiales y veintitrés suboficiales.
"Esta modalidad de enviar al exterior a efectivos militares abre nuevos horizontes para nuestras fuerzas armadas dentro del concierto de naciones, porque participan activamente de los requerimientos de las Naciones Unidas. Y, por sobre todo, tiene muchos beneficios, especialmente ingreso de divisas al país, pues el contingente recibe salarios en dólares, y a su regreso invierte totalmente en el país esos recursos", indica el coronel DEM José Antonio Gorostiaga (48), comandante de las Tropas Especiales del Ejército, del que depende el CECOPAZ.

Existe, además de los sueldos, viáticos y gastos especiales que reciben los militares que van en misión, un programa denominado "Fortalecimiento de las Capacidades en Operaciones de Mantenimiento de Paz" (EIPC, por sus siglas en inglés), por el cual Estados Unidos asignó al Paraguay la suma de 597.000 dólares, en un plazo de cinco años, para ser usados exclusivamente en estructura académica y formación del soldado de la ONU. Este fondo es administrado por el CECOPAZ y la Oficina de Cooperación y Defensa del Ejército de los Estados Unidos.

"Es un fondo de apoyo que se utiliza en el adiestramiento y entrenamiento de los instructores o contingentes. No se puede emplear en compra de armamentos o equipos militares, sólo contempla la adquisición de materiales didácticos, gastos de pasajes y costos de cursos que se dan en el exterior", explica el teniente coronel Obdulio Báez (42), jefe de la División Administrativa y Financiera.
Los cursos -aclara el coronel DEM Adalberto Ramón Garcete (46), director de CECOPAZ- tienen una duración de dos meses para contingentes y seis semanas para observadores, y son gratuitos para los alumnos que son seleccionados en las distintas unidades de las Fuerzas Armadas de la Nación: Marina, Aviación y Ejército.
Vista la necesidad de mujeres en las zonas de intervención, ahora las uniformadas paraguayas tienen la posibilidad de integrar las misiones de paz. "Generalmente en los sitios de conflicto, las mujeres son discriminadas por cuestiones culturales o religiosas, y ellas prefieren tratar con otras mujeres", agrega el coronel Garcete.

Letizia Ramírez, una subteniente de Justicia Militar, es la primera y única mujer anotada en el curso para contingente. Viene con la idea de que la mujer paraguaya está capacitada para activar en todas las áreas, inclusive en la militar. "Con las nuevas cadetes que empezaron este año en la Academia Militar hay un futuro importante para las mujeres en las Fuerzas Armadas. Queda así demostrado, que somos capaces de ocupar puestos que anteriormente eran de exclusividad masculina", dice ella.

Letizia se siente muy apoyada por sus camaradas, mayoría absoluta de hombres. "Me siento muy bien, como una reina, el trato que me dan es de lo mejor. Las invito a las chicas que se preparen para el futuro, para integrar las operaciones de paz, que ahora se abren como una posibilidad inmejorable para nosotras".
Sus padres, felices con su decisión, la alientan y están preparados para soportar la ausencia de Letizia cuando le toque el turno de ir al exterior a representar al Paraguay, como garante de la paz.
El que ya volvió es el subteniente Richard Sanabria, un pionero. Estuvo en Chipre, a 70 kilómetros de la capital, Nicosia, desde octubre del 2002 hasta marzo del 2003. Se fue como integrante de un contingente argentino. "Fui el último en ir solo; yo tuve la feliz tarea de recibir al pelotón paraguayo que ahora está allá. Mi misión en Chipre resultó una experiencia muy grata, aparte de tener muchas responsabilidades. Me desempeñé como comandante de un pelotón, tuve a mi cargo personal argentino", cuenta sonriente.

Sanabria confiesa que no experimentó problemas de adaptación, y que durante los meses lejos de casa, mayormente, no se dejó vencer por la nostalgia.
"Hicimos un grupo muy compacto con los argentinos, se trabajó bien. Eso hizo que se cubra el vacío de los seres queridos. Lo único que durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo, que me tocó pasar allá, sentí un poco la ausencia de mis familiares. Mi familia era el grupo que yo comandaba, entonces con ellos tuvimos una buena cena, unas oraciones para agradecer a Dios porque estábamos bien, y pidiendo porque llegue la hora de volver sanos y salvos".

Las operaciones de mantenimiento de paz son misiones realizadas con el consentimiento de las partes en conflicto, para mantener una tregua negociada y ayudar a promover condiciones que apoyen las actividades diplomáticas, con el fin de establecer una paz duradera en el área de conflicto. Estas misiones constituyen uno de los medios por los cuales Naciones Unidas ayuda a controlar situaciones que amenazan la paz y la seguridad internacionales, tratando de cumplir uno de sus propósitos para los que fue creada, el de mantener la paz y la seguridad internacionales. En ellas se utilizan tropas militares de varios países que se unen para formar una fuerza multinacional imparcial.

El comandante, que es designado por NN.UU., ejerce un control operativo general, pero los gobiernos siguen muy de cerca la participación de sus contingentes.
"Con la presencia de nuestras fuerzas armadas en una operación de mantenimiento de paz, se cumple uno de los objetivos de la política militar, participando en la estructuración de un sistema internacional de seguridad cooperativa para la prevención y manejo de crisis y conflictos, a través de las operaciones de paz, ayuda humanitaria y el desarrollo de medidas de confianza mutua entre Fuerzas Armadas. Con la participación, nuestros militares se capacitan profesionalmente, aumenta el prestigio internacional del Estado y se apoya la política exterior al ser un país contribuyente activo de las Naciones Unidas. Además, hay que tener en cuenta que con la asistencia de Paraguay en este tipo de misiones, no solo se tienen réditos políticos, sino también réditos económicos, porque en una operación de paz participan varias organizaciones no gubernamentales, entre ellas el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lo que puede facilitar al país gestiones de créditos", concluye el coronel Adalberto Ramón Garcete.
Ahora, en estos días, un nuevo contingente de 32 hombres se prepara para ir a Chipre, a fines de setiembre, en relevo del pelotón nacional. También se maneja la posibilidad de enviar a Liberia una compañía de 157 hombres.
Es evidente. La presencia de los militares paraguayos en operaciones de paz genera múltiples beneficios. Desde ingreso de divisas al país, capacitación profesional de los miembros de las Fuerzas Armadas hasta el aumento del prestigio internacional del Paraguay.

Fuerzas de mantenimiento de paz

Los soldados de la Fuerza de Mantenimiento de Paz portan armas ligeras, y sólo en circunstancias excepcionales pueden usarlas únicamente en defensa propia. La misión dura seis meses.
Algunas de las tareas que le competen son: establecer un área de separación entre las partes en conflicto. Ejercer el control y vigilancia sobre un área o línea de demarcación entre las partes en conflicto. Prevenir infiltraciones dentro del área de responsabilidad o confrontaciones entre las partes opuestas. Monitorear y reportar violaciones al cese de fuego. Asistir en el mantenimiento de la ley y el orden en su sector. Investigar y reportar todos los incidentes que se produzcan en su área de responsabilidad. Dirigir negociaciones locales entre las partes concernientes. Escoltar convoyes.

Misión de observadores

Los observadores militares no van armados, y normalmente se desplazan formando un equipo integrado por representantes de diversos países. La misión dura un año.
Tienen la tarea de observar y reportar violaciones al cese de fuego. Supervisar el desarme de las partes. Monitorear la separación y retiro de tropas. Supervisar la destrucción de armamentos. Hacer de enlace con los gobiernos locales, partes en conflicto y agencias internacionales. Monitorear zonas potenciales de conflictos. Observar y reportar violaciones a los Derechos Humanos. Asistir en la conducción de elecciones. Conducir y coordinar el enlace entre el componente militar, agencias no gubernamentales y agencias de ayuda humanitaria de la ONU.

Cuadro de hombres e ingresos

En la actualidad hay paraguayos desplegados en:
Congo: 2 oficiales observadores.
Etiopía-Eritrea: 2 oficiales observadores.
Costa de Marfil: 2 oficiales observadores.
Chipre: 7 oficiales y 23 suboficiales, contingentes.

Militares que ya volvieron:
Congo: 23 oficiales.
Etiopía-Eritrea: 4 oficiales.
Chipre: 8 oficiales.


Beneficios de divisas que ingresan al país
Congo: 43 x 40.000 US$ 1.720.000
Etiopía-Eritrea: 6 x 30.000 US$ 180.000
Costa de Marfil: 2 x 40.000 US$ 80.000
Chipre: 38 x 6.000 US$ 228.000

Total US$ 2.208.000

Obs.: Un observador con misión de un año en Congo trae 40.000 U$S. Un contingente en Chipre cobra 1.000 U$S por mes y su misión dura seis meses.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...