Mimi Monte

Tuvo la buena suerte de nacer en el hogar de los creadores del grupo musical Los Indios, Chinita Montiel y Juan Alfonso Ramírez, pero supo brillar con luz propia y abrirse camino por sí sola. Recorrió el mundo, triunfó, decayó y hoy vuelve con todo, buscando ser profeta en su tierra.

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Mimi tenía solo tres años cuando le arrebató el micrófono a su madre, Chinita Montiel, y salió al escenario a cantar en hebreo la canción Hava Nagila. Arrasó con su figura menudita y se ganó el aplauso cerrado del público del Tel Aviv, Israel. Fue el inicio de una larga carrera coronada de éxitos y más éxitos por grandes capitales del mundo, hasta que centró su agenda en el país insular del este de Asia, Japón, donde vivió casi 30 años.

Durante la charla, en su loft de Lambaré, no dudó en rememorar con ABC Revista aquel instante. Su voz suena potente. “Ajoka hese”, dice ella evocando esos tiempos. “Pasa que el grupo ensayaba todos los días por más de ocho horas y yo en medio de todo eso, cualquier criatura iba a retener la letra de una canción”, expresa justificando su accionar.

Lo claro y cierto es que esa actitud fue el puntapié inicial para subir al escenario más temprano de lo que estaba previsto. Las figuras, por esos tiempos, año 1964, eran Los Indios, grupo conformado por su padre, Juan Alfonso Ramírez, considerado uno de los mejores directores, compositores e intérpretes. “Le cantaba a la vida con amor”, dicen cuantos lo conocieron. A través de cada canción demostraba disciplina y entusiasmo a su arte y al público, por supuesto. Su madre, Chinita Montiel, era otra de las figuras junto a Pepe Ávila, siempre atendiendo los relatos de Mimi.

Uno de los logros más distinguidos, en Europa, fue convertirse en el único grupo paraguayo en hacer tres películas: en España, “Lo que cuesta vivir”, con los actores José Yesber y Lolita Sevilla. En Grecia filmaron “Mil noches para uno” y “Noches de Atenas”. Grabaron 100 discos de larga duración. Recibieron tres discos de oro y fue considerado uno de los 10 mejores grupos dentro de su género. El teatro Olympia de París también recibió a Los Indios en el año 1959 y actuaron junto a la artista Edith Piaf, una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX, en el show Europe Nº 1. Seguimos... La BBC de Londres, durante tres temporadas, se hizo eco del grupo, lo que habla de la fama ostentada en esos tiempos. Pero Mimi prefiere omitir la palabra “fama”. “Nunca nos sentimos como celebridades, éramos personas sencillas que amaban su arte, que les hacía feliz subir a un escenario y transmitir alegría a través de su canto”, confiesa.

Aunque preferían la humildad a la ostentación, lo cierto es que el prestigio trascendía fronteras. Por algo, en el año 1960, fueron nombrados “Embajadores Musicales de Paraguay”.

Cuando comenzaron, en realidad, el grupo tenía otro nombre siendo Las Pampas, el penúltimo, y como tal actuaron en presencia de doña Ligia Mora de Stroessner, quien quedó asombrada y les dio la oportunidad de conocer el viejo continente. El primer destino fue Holanda y allá les sugirieron cambiar el nombres por Los Indios. "Así fue como quedó con este nombre”, cuenta Mimi.

Todas estas vivencias ella las sintió desde muy chiquita junto a su hermano Jhonny, cantante fallecido en julio de 2005. “Jhonny tenía 16 años cuando pasó a integrar el conjunto”, recuerda sin poder contener las lágrimas. “Me hace mucha falta”, añade. “Tuve un periodo de mucha tristeza, de desazón, del que pensé que no iba a salir, dejé el canto... todo... situaciones personales, laborales también, que no me dejaban emerger del pozo en el que estaba hundida, pero encontré una persona dulce que con paciencia y cariño hizo que levantara la cabeza y elevara mi voz nuevamente. Después de cinco años de abandonar mi carrera, nuevamente subí a un escenario en el Ciervo Blanco, en el año 2011, con un concierto que se llamó ‘El retorno de Mimi Monte’”, recuerda.

Y ya no volvió a bajar como ocurrió en su niñez. Ahora está preparando otra gran actuación que tendrá lugar en Salemma, el sábado 9 de este mes, a las 21:00. “Estoy con onda positiva, con buena vibra y un reto enorme, ya que retomar el nombre Los Indios, bajo el nombre de Mimi Monte & Los Indios, sin mi papá y mi hermano, supone un gran compromiso. Me acompañan Celso Riveros, Nonino Barboza, Gilberto Ruiz, Pablito Barrios y Martín Portillo”, anuncia.

Letras como Camino a Caacupé, Bravo Paraguay, Coronel Martínez y muchas otras más sonarán en el escenario de Salemma, en San Lorenzo. “Me siento realizada... Tengo más de 35 años de carrera con un impasse que ahora estoy superando y de la manera que me gusta: cantando y cumpliendo un pedido de papá antes de partir, que quería que fuera profeta en mi tierra, y bueno, voy a intentar cumplirle el sueño. Estoy con muchas ganas, con un equipo excelente de profesionales, me siento respaldada, confiada, vamos a volver a ser historia”, expresa con una amplia sonrisa.

Es que Mimi también tiene una trayectoria impecable. A los 19 años ganó el certamen "Cuanto vale el show". “Fue lo máximo”, evoca. “Audicionamos 5000 personas, quedamos nueve y gané el gran premio, fue extraordinario. A raíz de este hecho, Don Francisco me invitó a su programa que, por aquel entonces, se llamaba La gran tarde. Fui postulada también para Viña del Mar, pero mi embarazo me impidió estar presente. Mi hijo, si bien nació en Chile, hoy vive en Tokio y es un destacado empresario de la moda, tiene negocios en Milán y ahora en Nueva York”, revela.

Viene a su mente otro momento glorioso, cuando grabó en la Polydor Discos; no cualquiera puede concretar ese ideal. “Es otro level”, dice. “Lady Gaga grabó ahí… Sin duda fue otro sueño hecho realidad e integrar Los Indios, por supuesto, el mayor de todos, aunque todavía queda otro, cumplirle el deseo a papá de ser profeta en mi tierra”.

La cantante vivió fuera del Paraguay casi 40 años. En todo ese tiempo recorrió el mundo aunque centró su carrera en Japón, donde se hizo conocer bajo el nombre de Rosa Bianca, en la compañía Polydor justamente. Se codeó con grandes artistas, se fotografió con Michael Jackson cuando formaba parte de Los Jackson Five. “Entré hasta el camarín y me presenté como hija de artistas, intercambiamos algunas palabras sobre el tema y me tomé una foto con él... Con papá a nuestro lado era fácil encontrarnos con grandes artistas por los lugares que frecuentábamos y coincidíamos con otras figuras. En el tren bala, papá conoció y charló con Bon Jovi, hasta que cada uno llegó a destino; era común este tipo de situaciones”, cuenta.

En fin, Mimi Monte se hizo camino sola. Por los lugares que transitó no servía “ser hija de…” o “recomendada de…”, salvo para alguna foto. Sus logros son propios y meritorios. “Me siento cantante en mi alma, es como una fuerza interior, como un fuego que me anima”, dice. Esperamos que en su terruño pueda concretar el deseo de su padre, Juan Alfonso Ramírez, de ser profeta en su tierra y así –como su progenitor– dejar huella en la difusión de la música paraguaya.

ndure@abc.com.py

 

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