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Se calcula que los niños en edad escolar pasan alrededor de 12.000 horas de sus vidas en el colegio. Su gasto calórico durante el día de clases es de aproximadamente el 40 % del requerimiento diario. El 93 % de los adolescentes en edad escolar consumen bebidas gaseosas a diario, unas 20 cucharadas de azúcar de más. El consumo de alfajores, bizcochos y chocolates (saturados de sal, calorías vacías, azúcares y grasas) ha aumentado preocupantemente los últimos tiempos. “El motivo es muy simple”, dice Mereles y agrega: “Son atractivos, sabrosos, están de moda y, de algún modo, son más prácticos para las madres en el sentido de que no hay que pensar mucho y el niño está contento”.
Pero el problema, afirma la nutricionista, no es tan simple, y las consecuencias de la mala alimentación de los niños por exceso y mala calidad ya son un problema de salud pública. “La alimentación de un chico puede compararse con la etapa de construcción de una casa: según los materiales que se elijan para levantarla (de buena o mala calidad), dependerá lo firme y duradero de su estructura”, señala.
Para lograr una buena nutrición, dentro de las comidas que deben consumir los niños durante el día, la merienda escolar ocupa un lugar necesario. “Es una colación que sirve para que el pequeño pueda pasar las horas fuera de casa sin hambre. Es por eso que las meriendas no deben ser muy sustanciosas, porque, entre otras cosas, llegada la hora de la comida fuerte (almuerzo) tantos alimentos les quitan el apetito”, sostiene la profesional.
Insiste en que lo esencial es que el niño o la niña no asista a la institución sin desayunar. “El desayuno es indispensable para el normal funcionamiento del organismo. Varios estudios comprobaron que el niño que no desayuna tiene más posibilidades de disminuir su rendimiento escolar”, asegura.
Recomienda que en un buen desayuno se incluya el consumo de lácteos en cualquiera de sus formas. “Si bien es preferible que los chicos tomen leche, también es cierto que a muchos no les gusta; en esos casos, resulta necesario y esencial encontrar otra alternativa que reemplace el aporte de calcio, como yogur, queso, entre otros”.
Para que la merienda forme parte de una alimentación sana y equilibrada, hay algunas pautas que resultan útiles. Una de las cosas que hay que evitar es armarla con golosinas. En caso de que el niño esté mal acostumbrado, los padres tienen que generar una nueva cultura de la misma, incentivando, por ejemplo, el consumo de frutas, y lo más aconsejable sería que ellos vayan alternando las meriendas (una vez fruta o un bizcochuelo, otro día un yogur) hasta que el niño se acostumbre. Las alternativas de meriendas saludables pueden llegar a ser infinitas, solo basta un poco de imaginación y del gusto del pequeño. Los jugos y refrescos contienen un alto contenido de azúcar (gran enemigo de las caries) por lo que sería bueno reemplazarlos por una botellita de agua.
¿Cómo preparo una merienda saludable? Planificación y organización
Tenga siempre a mano ingredientes y alimentos que necesita. Por ejemplo, frutas que requieren partirse o pelarse para que sean fáciles de llevar (uva, manzana, pera, ciruela). Mantenga vegetales lavados y cortados listos para consumir a mano; prepare los fines de semana o cuando tenga tiempo, y deje porciones en bolsitas en la heladera, listas para consumir durante la semana. “Les pueden servir como una merienda rápida y, al verlos listos, les será más fácil incluirlos”, aconseja Mereles.
Otra recomendación dada por la nutricionista es tratar de preparar la merienda con anticipación e involucrar a los niños, tanto en la elección como en la elaboración. Preguntarle al niño qué le gustaría llevar de merienda ofreciéndole diferentes opciones nutritivas, enseñándole a disfrutar de alimentos sanos y asegurándose de que lo que lleva es de su agrado.
Los niños prefieren comer rápidamente para aprovechar al máximo su recreo jugando. “Lo mejor es algo que puedan abrir y manipular fácil y rápido. La clave de las meriendas es que sean compactas y nutritivas”. La creatividad también es importante a la hora de comer. “Si los alimentos son atractivos para sus hijos, hay más posibilidad de que los consuman y que aprendan a disfrutar de comidas nutritivas. No olvide: saludable no es sinónimo de mal sabor”.
Estas son algunas de las propuestas de la nutricionista para dar un poco más de vida a las meriendas
-Sándwich innovador: pruebe diferentes combinaciones, formas y colores (haga figuras con moldes para galletitas con forma de estrellas, corazones, triángulos, etc.); a los niños les parece que así saben mejor y son más fáciles de manipular.
-Pan integral multigrano o con pasas y queso.
-Galleta de arroz.
-Frutas deshidratadas.
-Nueces.
-Barras de cereal bajas en grasa.
-Ensaladas de frutas sin azúcar y con yogur.
-Zanahoria y pepinos cortados en bastones.
Finalmente, la experta en alimentos nutritivos manifiesta que los adultos son quienes marcan pautas y deben hacerlo consumiendo alimentos saludables en casa, y haciendo que los niños y niñas formen parte también de ese hábito.
ndure@abc.com.py