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Todos conocemos la sensación de cosquilleo irreprimible en la nariz que suele acabar en un estornudo. A pesar de ser un fenómeno bastante común, la ciencia aún no sabe con certeza por qué se produce, salvo que es un acto reflejo, explica el doctor Manuel Ratti, especialista en alergias.
“Un estornudo es un acto reflejo convulsivo de expulsión, súbita, forzada e involuntaria de aire desde los pulmones, fundamentalmente a través de la nariz y, eventualmente, por la boca”, sostiene.
Este acto reflejo tiene dos fases: una inspiratoria (entrada) espasmódica inicial seguida de otra espiratoria (salida) nasal y oral. Como consecuencia, el aire puede salir disparado por la nariz a una velocidad promedio de entre 50 y 70 km/h (algunos dicen 130, otros aseguran 150). Y la nube de partículas de saliva (con o sin gérmenes, según sea el caso), que acompaña el aire, cubre un área aproximada de siete metros cuadrados. Y está demostrado que en las secreciones que se producen durante el estornudo van partículas virales. De ahí la recomendación de cubrirse la nariz y la boca con el ángulo interior del codo o cubrirse con un pañuelo desechable y descartarlo de inmediato.
El estornudo llega de manera involuntaria, en el momento menos esperado —a veces menos oportuno— y sin razón aparente. Pero siempre hay una razón. Este acto reflejo, generalmente, está inducido por el contacto con agentes infecciosos o por inhalación de polvos irritantes o gases químicos. Es una reacción normal del cuerpo, aunque algunos se sientan amenazados o incómodos ante un estruendoso estornudo, especialmente luego de la aparición del virus de la influenza A (H1N1).
Mecanismos de defensa
“Los estornudos son un mecanismo de defensa, por el cual las vías respiratorias altas tratan de eliminar cuerpos extraños y adaptarse rápidamente a cambios de temperatura”, sostiene el especialista.
En el proceso del estornudo participan no menos de ocho tipos de músculos diferentes, como los del abdomen, pecho, diafragma, de las cuerdas vocales, parte posterior de la garganta, párpados, boca y cara, entre otros. “La irritación estimula la sensibilidad de la nariz y ello provoca una fuerte y muy rápida inhalación de aire —aproximadamente dos litros y medio— que pasa a los pulmones”, agrega. Es en ese momento cuando los músculos abdominales hacen subir repentinamente al diafragma para aumentar la presión en los pulmones y se produce la expulsión del aire.
“Es, básicamente, un mecanismo de defensa, cuyo objetivo es expulsar cuerpos extraños y adaptar las vías aéreas a cambios de temperatura. Es casi imposible evitarlo, porque es involuntario; tampoco se gana nada con hacerlo”.
Algunas personas comparan el estornudo con el orgasmo. Al respecto, el doctor Ratti asegura que no hay relación directa. “Algunas personas experimentan estornudos durante la excitación sexual, otras presentan congestión nasal y estornudos, lo que se denomina, incluso, ‘rinitis de luna de miel’. El mecanismo exacto no es muy bien conocido y la comparación es básicamente anecdótica”.
¿Alergia a la luz?
¿Por qué la mayoría de la gente estornuda cuando sale al sol? Porque padece de un síndrome conocido como estornudo fótico. Y sucede cuando se expone a una luz brillante y potente, incluida la del sol. El nombre, que hasta parece onomatopéyico, en realidad, responde a las siglas de Autosomal Cholinergic Helio-Ophtalmologic Outburst, cuya traducción es “estallido helio-oftálmico autosómico dominante”, o estornudo fótico. El síndrome es hereditario y puede afectar a más de un miembro de la familia. Se caracteriza por salvas de varios estornudos repetidos, de gran sonoridad, difícilmente reprimibles.
¡Salud!
Los pueblos antiguos estaban convencidos de que el estornudo era un medio por el que los malos espíritus y las enfermedades podían colarse en el cuerpo, por lo que luego de escuchar un estornudo era costumbre exclamar expresiones como: “¡Que Júpiter te conserve!” o “¡Zeus te salve!”, en el caso de los griegos, o “¡Salve!”, en el de los romanos.
Con el advenimiento del cristianismo, se añadió un nuevo elemento negativo al acto de estornudar. Se exclamaba varias veces seguidas el nombre de “Jesús”, para evitar que el Diablo se metiera dentro de la persona que había estornudado. Con el transcurrir del tiempo, la costumbre de decirlo quedó en una sola vez.
Otros aseguran que la costumbre de exclamar “salud” o “Jesús” a la persona que estornuda data de la época del papa san Gregorio I o Gregorio Magno (540-604). Alrededor de 590, la peste comenzó a extenderse por Europa, por lo cual san Gregorio Magno mandó orar y realizar procesiones como una forma de enfrentar la peste. La expresión “salud” cumplía la función de oración, pero también señalaba al posible infectado.
En la tradición hebrea, Adán dio su primer estornudo cuando Eva le dio la manzana, lo que interpretó como un signo del Maligno y un presagio de muerte. Desde entonces, hasta los tiempos del patriarca Jacob, se pensaba que cuando alguien estornudaba, el alma, que era donde se localizaba el cerebro, se impulsaba fuera de la cabeza y anunciaba su muerte. El Talmud menciona el estornudo como uno de los mecanismos fisiológicos que nos recupera de los males.
Dicen que el estornudo fótico fue ya observado por Aristóteles (siglo IV a. C.). El filósofo se preguntaba por qué algunas personas al mirar al sol estornudaban, cosa que se impedía cerrando los ojos, y, sin embargo, el fuego no provocaba el estornudo. Entonces, concluyó que el motivo era la luminosidad del sol y no el calor que de él emanaba.*
* Fuente: http://mejorconsalud.com/
Por Marisol Palacios mpalacios@abc.com.py • Fotos ABC Color/Archivo.