Más que un punto en el mapa

Si hay algo que sobra en el Chaco es la inmensidad de la geografía. A partir del río epónimo de nuestro país, donde están las ciudades principales -sobran los dedos de una mano para citarlas-, hasta las colonias menonitas, que son los puntos más densamente poblados de toda la región, se suceden varios nombres tratando de ser puntos de referencia. Algunos son sólo eso y nada más. Lo cierto es que cada uno de ellos tiene su razón de ser y buscan recordar hechos y nombres de gente que hizo algo por ese extenso territorio, y hasta murió por él.

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Siglos hace que mucha gente se empeñó por descubrir sus secretos, pero el Chaco siempre fue mezquino en revelarlos. Hubo gente que lo intentó. Sí. Pero a un alto precio, a veces de sus propias vidas, ya en manos de las naciones indígenas, ya devorada por las fieras, ya consumida por la malaria o por el tormento de la sed.

Aun así, ese extenso territorio despertó el interés de los tres países que lo ocupan, llegando, inclusive, a disputarse por él, que tuvo que recurrirse al arbitrio de dignatarios o a la lucha armada por retenerlo.

Efectivamente, hace más de siete décadas, dos de esos países llegaron a desangrarse por la posesión del suelo chaqueño. Previamente a ese conflicto, uno de ellos, Bolivia, empezó a fundar numerosos centros de asentamiento militar hincando una empresa de ocupación del Chaco. Como respuesta a ese hecho y para tratar de frenarlo, el Paraguay también empezó un proceso de fundación de fortines militares, como una barrera de contención al avance boliviano sobre el territorio, que consideraba secularmente suyo.

El Paraguay tenía fundados desde siglos antes varios puntos, aunque por las características del Chaco- de existencia efímera, excepto los establecidos a lo largo del río Paraguay, como Melodía o Villa Occidental, actual Villa Hayes, en homenaje al mandatario norteamericano Rutherford B. Hayes; o Fuerte Borbón, actual Fuerte Olimpo, en el Alto Paraguay, y más tarde Bahía Negra.

Con el correr de los años, con la venta de tierras públicas, se establecieron también en el Alto Paraguay varias fábricas extractoras de tanino, las que fueron formando en su entorno enclaves poblacionales como Puerto Pinasco, Puerto Casado o Puerto Sastre, entre otros. Parte de ese empeño por ocupar el Chaco fue también la venta de tierras para hacienda y para la colonización, como la de los menonitas, en los años 20.

El avance boliviano

Por su parte, Bolivia, desde principios del siglo XX, empezó a fundar fortines militares a lo largo del río Pilcomeros primayo, como Ballivián y Guachalla, a los que siguieron Magariños Viejo, Magariños Nuevo, Linares, Campo Jurado y Mariano Muñoz, fundado en 1923. A partir de este último, el avance tomó dirección norte, hacia la parte del centro del territorio, con la fundación de Sorpresa, Aniceto Arce, Yucra, Alihuatá, Masamaclay, Bautista Saavedra, fundado en 1923; Loa, Laguna Negra, Simón Bolívar, Cabezón, La China, Horqueta, Conchitas, Ildefonso Murgía, Puesto Agua Rica, Dragoneante Fernández, Platanillos, Jacayucas, General Camacho, Pando, Baptista, Paucarpata, Oruro, Garrapatal, Siracusa. Más al norte, La Faye, Ayacuyo, Aroma, Ingavi, Picuiba, Loma Vistosa, Yrendague, 27 de Noviembre, Picuiba, etc. Al norte, pero más cercano al río Paraguay, los fortines Vanguardia, Vargas, Vitriones y San Juan.

Otros fortines bolivianos establecidos en el Chaco fueron Huijay, Cabo Castillo, etc. Fortines paraguayos Por su parte, el Gobierno paraguayo, dentro del plan de contención del avance boliviano, fundó los fortines Comandante Orihuela, en 1924, y Presidente Eligio Ayala, en el lugar llamado Nanawa. Este fortín fue fundado el 5 de junio de 1925 por miembros del Ejército paraguayo bajo el mando del entonces capitán Juan Bautista Ayala y una pequeña guarnición integrada por el general (HC) Juan Belaieff, de nacionalidad rusa, el Tte. 1º Federico Smith -su primer comandante-; los tenientes 2º Asterio Quintana, Luis Santiviago, Juan González Ferreira, Pedro Cazenave y el veterinario Ricardo H. Jones, los cabos Máximo Morales, Narciso Otazú y Federico Langjahr y los soldados Telmo Brizueña, Pedro Villamayor, Basilio Villalba, Adoldo Zárate, Eduardo Decisy, Emiliano Montanía, Angel Cocco, Dionisio Rolón, Cornelio Rivas, Claudio Benítez, Juan López, Eduvigis Brítez, Eulogio Benítez, Homobono González, Marciano Gauto, Valentín Lenguaza y Mateo Salinas.

Posteriormente, se fundaron los fortines Casanillo, Coronel Martínez (en 1927, por el capitán Félix Cabrera), Isla Po’i (fundado el 1 de enero de 1927 por Tranquilino Ortiz Cabral y denominado, anteriormente, Cacique Ramón, y luego, Villa Militar), Boquerón (fundado por Tranquilino Ortiz Cabral en los priComandante Orihuela, en 1924, y Presidente Eligio Ayala, en el lugar llamado Nanawa. Este fortín fue fundado el 5 de junio de 1925 por miembros del Ejército paraguayo bajo el mando del entonces capitán Juan Bautista Ayala y una pequeña guarnición integrada por el general (HC) Juan Belaieff, de nacionalidad rusa, el Tte. 1º Federico Smith -su primer comandante-; los tenientes 2º Asterio Quintana, Luis Santiviago, Juan González Ferreira, Pedro Cazenave y el veterinario Ricardo H. Jones, los cabos Máximo Morales, Narciso Otazú y Federico Langjahr y los soldados Telmo Brizueña, Pedro Villamayor, Basilio Villalba, Adoldo Zárate, Eduardo Decisy, Emiliano Montanía, Angel Cocco, Dionisio Rolón, Cornelio Rivas, Claudio Benítez, Juan López, Eduvigis Brítez, Eulogio Benítez, Homobono González, Marciano Gauto, Valentín Lenguaza y Mateo Salinas.

Posteriormente, se fundaron los fortines Casanillo, Coronel Martínez (en 1927, por el capitán Félix Cabrera), Isla Po’i (fundado el 1 de enero de 1927 por Tranquilino Ortiz Cabral y denominado, anteriormente, Cacique Ramón, y luego, Villa Militar), Boquerón (fundado por Tranquilino Ortiz Cabral en los priPilcomeros meses de 1927), Coronel Toledo (en homenaje al militar de la Guerra del 70 y fundado por el capitán Federico W. Smith), Corrales (fortín cuyo nombre se debe a la célebre batalla de la Guerra de la Triple Alianza), Carlos Antonio López, a orillas de la laguna Pitiantuta; Comandante Orihuela y Presidente Gondra.

El fortín Mariscal López, por su parte, fue fundado por el teniente Rafael Franco; General Delgado, fundado en 1919 por el capitán Egon von Freiwald. Ese mismo año, en el lugar denominado Dorados, el capitán Washington Segovia, juntamente con los tenientes Hipólito Radice, Valentín Morínigo y Carlos Varela, fundó el fortín General Bruguez. Por su parte, el fortín General Aquino se fundó en 1926, en el lugar antiguamente llamado Puerto Esperanza. El fundador fue el capitán Arturo Bray, al frente de los oficiales Atilio J. Benítez y Víctor Bogado. Ese mismo año, el teniente Amancio Pampliega fundó el fortín Palmar Largo. El fortín General Caballero fue fundado por el oficial Víctor Bogado; y General Genes por el capitán Medardo Castagnino. Otros fortines fundados en la época fueron General Bruguez, Sgto. Cándido Silva, fundado por el teniente Raimundo Rolón; Pancha Garmendia (luego Valois Rivarola), fundado por Eladio Pérez Garay; Coronel Hermosa, también conocido como Carayá, fundado por el capitán Valentín Morínigo; Salto Palmar, y Teniente Andrés Herreros, fundados por el entonces teniente Raimundo Rolón; General Aquino, fundado por el teniente Atilio J. Benítez; entre otros.

Nombres nuevos

Al finalizar la guerra con Bolivia, como consecuencia del retroceso de las fuerzas de ese país, gran parte del territorio disputado pasó a manos del Ejército paraguayo. Por lo tanto, los fortines fundados por el adversario quedaron en poder de las fuerzas paraguayas, que las rebautizó con nuevos nombres, generalmente de héroes paraguayos de ese conflicto internacional, de próceres de nuestra historia o de nombres de lugares de nuestra geografía. Pero eso será tema a tratar la próxima semana. ¿Vale?
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