Más paraguaya que la ura

Esta es la época en que aparece la ura en nuestras casas. Esa enorme mariposa negra nocturna que infunde cierto temor. Algunas madres precavidas ponen cortinas de tela metálica para evitar que ingrese en los interiores. Yo la tuve como visitante en la parte más alta de la pared de mi dormitorio durante tres días. Aunque muy quieta, su presencia oscura inquieta, les cuento. Y con todo eso que escuchamos desde la infancia sobre ella, no sé cómo hice para conciliar el sueño el fin de semana.

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Para saber más sobre la negra me puse a buscar ura en la red, a través de Google, en español; en 0.13 segundos te aparecen como 925 mil páginas que se refieren a siglas, a un pueblo de Burgos, a un gimnasio spa y 923 mil cosas que nada tienen que ver con nuestra conocida ura oscura con alas. Si escribís ura Paraguay, en 0.14 segundos surgen 18.700 páginas entre las que se encuentran Ediciones de la Ura, Tortura, una artista que se llama Laura y buscando, buscando a las cansadas aparece un texto que corresponde a don Félix de Azara, en la Biblioteca Virtual del Paraguay que dice: 49. Las mariposas son muchísimas, bellas y ordinarias, grandes y pequeñas, diurnas y nocturnas. Algunas acuden a la luz con tal abundancia, que no la dejan tener encendida. Otra pardusca grande llamada ura deposita una bala con gusanitos sobre la carne de los que de noche duermen desnudos sin abrigo, que se introducen sin sentir bajo la piel. De resultas aparece como un granito que pica mucho, se hincha alrededor y comienza a sentirse un dolor regular. La gente del campo, que por experiencia conoce lo que es, masca hojas de tabaco, escupe encima, y comprimiendo fuertemente la parte con los dedos, hace salir de cinco a siete gusanos velludos, obscuros, largos media pulgada, sin que haya mala resulta.
Leído esto la noche del viernes, me entró un cagazo... pero el sueño siempre me venció. Allí estuvo el sábado y el domingo. El lunes muy tempranito, el amenazante lepidóptero empezó a aletear. Fue cuando decidí aplicar la fórmula que mi mamá me enseñó. Hice pelotas con tres pares de medias, a las cuales agregué cosas para que tuvieran peso. Abrí las ventanas de par en par y me pulseé a gusto contra la fiera negra. Al tercer pelotazo salió volando hacia el patio y volví a respirar aliviada.
Parece que todo lo malo que se le atribuye a la inofensiva ura es culpa de la mala prensa nomás. La que produce gusanos en la piel es una mosca llamada Dermatobia hominis cuya larva causa la miasis subcutánea forunculosa y a eso se le llama moyoquil o colmayote en México, gusanos macacos, el nuche o tórsalo en Colombia, y en nuestras zonas se le da el nombre de ura. De dónde salió el mito de la mariposa negra que agusana a la gente, no se sabe. Pese al escrito de don Félix de Azara, la ura es inocente de todo cuanto se le condena.
Ahora me acuerdo de una relación que aprendí en la primaria cuando danzábamos el pericón. Decía así: Del cielo cayó un pintor, para pintar tu hermosura, y al ver tu molde ura, se le cuajó la pintura. Nadie nos puede reclamar. Con gusanos o sin gusanos, la ura es más paraguaya que la mandioca.
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