Más de dos siglos de tradición

Visitar San José de los Arroyos es una experiencia serena y amable. Un pueblo de gente buena y cordial, con campestres paisajes por todos sus costados y más de dos siglos de tradición. Su historia se remonta al año 1700

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Según documentos del Archivo Nacional de Asunción y manifestaciones de Jorge Sanabria, secretario general de la Municipalidad de Arroyos y Esteros, se puede llegar a la conclusión de que el gobernador español y capitán general don Pedro Melo de Portugal y Villena fue el que oficializó la fundación del partido o pueblo de “Dos arroyos”, en 1778.

“Dos arroyos” por los torrentes de agua Yhaguy y Yhacá, cuyas nacientes están en la jurisdicción de Piribebuy. Mismo nombre llevaba el oratorio que, a pedido de los pobladores, fue ascendido a parroquia con el nombre de San José de los Arroyos.

“Estos datos –que obran en nuestros registros y otros tantos traspasados de generación en generación– dicen que en fecha 3 de junio de 1850 fue decretada oficialmente como San José de los Arroyos, ya que en la zona, en realidad, había más de dos arroyos: el Cariy, Morotĩ, Paso Pe, Pererĩ, Itaú, Aguaray y Piray. Pero cuando Itacurubí de la Cordillera se independizó de San José de los Arroyos, en 1871, perdió jurisdicción sobre el hermoso arroyo Yhaguy”, relata Sanabria.

Otros antecedentes cuentan que cuando Melo de Portugal visitó, en 1780, por primera vez el lugar, el paso a los Poblados de Ajos, Villarrica del Espíritu Santo, Caazapá, Itapé, Valenzuela, Piribebuy y otros se quedó encantado con el sitio, y decidió fundar allí un nuevo partido o pueblo, pero se encontró con la tenaz oposición de cacique Mandí, quien no quería perder lo más precioso que tenía: el inagotable Ykua Ka’aguy.

A finales del año 1786, el cacique Mandí desapareció y Melo de Portugal tuvo vía libre para cumplir su sueño, empujando a los aborígenes a ubicarse a unos cuatro kilómetros del lugar, conocido más tarde como Mandijhó, que significa “Mandí se fue”. Se cree que fueron los hombres de Melo de Portugal quienes lo hicieron desaparecer.

Aquel poblado del año 1793 tenía 1227 habitantes. Seis años más tarde, la población bajó a 1081 moradores. Jorge Sanabria revela que, según el censo poblacional del 2002, San José contaba con 15.350 pobladores, incluyendo a todas las compañías. “En el área rural viven poco más de 10.000 personas entre adultos, jóvenes y menores, mientras que en la ciudad residen 5010 habitantes. Este panorama nos dio ese censo”, expresa el secretario general de la municipalidad.

Lamenta que la ciudad se esté quedando sin jóvenes, ya que estos migran hacia la capital en busca de mejores horizontes. “Nuestros muchachos van a Asunción o al extranjero buscando un mejor porvenir. La precariedad laboral y falta de empleo están obligando a la gente a marcharse de la región, y no es precisamente por un espíritu aventurero. Si seguimos así, cada año seremos menos... No tenemos fuente de trabajo, pero lo que sí poseemos es mucho amor a nuestras raíces”, resalta el joven, quien también vivió la experiencia de salir de su pueblo, aunque las ganas de mejorar su comunidad lo hicieron volver.

Para él y otros jóvenes, San José de los Arroyos es la mejor. “Nos ponen una fábrica y los jóvenes se quedan... Sueño, muchas veces, que la ciudad cuente con alguna industria para que tengamos oportunidades laborales. Son muchas las virtudes que poseemos. Somos una ciudad respetuosa de sus tradiciones y seguimos celebrando nuestro aniversario con misas. Como nuestra fiesta cae dentro de la Cuaresma, no realizamos bailes, aunque sí nos reunimos en la plaza para disfrutar de una jineteada y otras actividades, como la calesita, muy divertida para los pequeños. No solo somos uno de los pueblos más antiguos, también uno de los más económicos. Acá comemos desde G. 1000, roiko porã”, asegura.

El intendente de la ciudad, Humberto Núñez, hace hincapié en las celebraciones, y dice que se centran en rezos de rosarios y misas. “Nuestros festejos guardan relación con los actos litúrgicos, aunque fuimos incorporando las jineteadas, corridas de toros y romerías, entre otras actividades pintorescas”.

Expresa que es una ciudad muy tranquila y cordial. “No somos un pueblo grande, pero tenemos nuestra cultura”. Efectivamente, personalidades y edificios se destacan. Está, por ejemplo, la escuela n.° 49, más conocida como “Escuela Alta”, lleva el nombre de la profesora Carmen Alderete, y su construcción conserva sus imponentes pilares, largos corredores, aunque en el predio ya se edificaron nuevas aulas. Otro atractivo es el famoso Ikua Kaa’guy, donde se erige el Paseo de los Ilustres, como el Dr. Benigno Fernández; don Roberto Barboza, cantor y guitarrista excepcional; Elisa Carmen Alderete, maestra catedrática; Jaime R. Peña, agricultor, empresario, industrial, periodista y promotor social; monseñor Heriberto Vázquez, sacerdote y promotor sociocultural; Tte. 1.° Alberto Dacak, héroe de la Guerra del Chaco; Tte. 1.° don Silverio Franco, excombatiente de la Guerra del Chaco y promotor social; Antolín Irala, periodista, abogado, catedrático, magistrado, diplomático, parlamentario y ministro de Estado; Adriano Irala, abogado, periodista, político, docente; también lleva el nombre del Gral. Patricio Escobar, héroe de la Guerra de la Triple Alianza y presidente de la República. Este histórico ykua fue renovado en su totalidad, mediante la construcción de un anfiteatro cultural, área de deportes, plantaciones y puesta de un lago central. También grandes futbolistas salieron de esta ciudad, como Julio César Cáceres o Juan Carlos “El Choco” Franco.

Igualmente, personalidades de la farándula nacieron en este tranquilo lugar. Se trata de Clara Franco, declarada hija dilecta de la ciudad, para quien es su querido terruño. “Amo ese lugar en el que nací, ya que tuve la infancia más feliz y hermosa, en un hogar lleno de amor. Tengo la dicha de poder volver a vivir ahí desde hace un año con mis hijos, quienes pueden disfrutar de la paz y vida serena cerca de sus abuelos, quienes se desviven por nosotros”.

Sus padres también aportaron lo suyo en bien de la ciudad. Doña Mimi de Franco es la única que se dedica a la artesanía del cuero y don José Nicanor Franco es el creador de la Misa Folklórica Paraguaya.

Sobre todo lo mencionado, la Municipalidad de San José de los Arroyos tiene destinado un terreno para maquila que ya está en conocimiento del Ministerio de Industria y Comercio. “Esperamos que alguna vez tengamos la oportunidad”, sostiene el secretario general de la municipalidad.

Agrega que “como joven nacido y crecido en esta ciudad”, la considera como una de las más cordiales del Paraguay. “Tenemos mucha vegetación casi en todos los rincones dignos de admirar, una población tranquila, en la que, muchas veces, uno no se percata del paso del tiempo. Recorriendo las calles, se puede sentir la paz, amabilidad y sencillez de los habitantes. No queremos olvidar nuestras tradiciones, por eso, en cada aniversario, nuestros festejos se centran en las costumbres que venimos arrastrando. Queremos que el progreso se adueñe de nuestro entorno”, pide el joven.

El intendente Núñez aporta a los elogios sobre la ciudad, el tema de la seguridad. El combate a la delincuencia e inseguridad son otros puntos a favor, puesto que casi no se registran robos de vehículos o ganados. Cuentan con muchos ganaderos, aunque la economía se extiende hacia la agricultura, con el cultivo de algodón, yerba mate, mandioca y, principalmente, caña de azúcar. También están trabajando en potenciar e invertir en la educación.

Si a su paso por otros puntos del interior del país llega hasta San José de los Arroyos, adéntrese en sus calles. Podrá ver carretas, caballos, gallinas, perros, alguna que otra construcción antigua que transporta al pasado y gente cordial, la que es su sello de presentación.

Cómo llegar

San José de los Arroyos está ubicado a 102 km de Asunción y a 30 km de Coronel Oviedo, sobre la ruta 2. Esta última, en tiempos anteriores a la colonización española, era conocida como el Tapé Avirú y, en tiempo de los colonizadores, se le denominó Camino Real, pero, posterior a la independencia de España, pasó a llamarse Tapé Tuyá. Las rutas nacionales que llegan a San José de los Arroyos se encuentran pavimentadas, así como sus calles departamentales, que, a la vez, se hallan empedradas, enripiadas y terraplenadas, lo que facilita el desplazamiento de las personas y vehículos dentro del distrito.

ndure@abc.com.py

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