Mamá me ama. Ella es ama, no amo

Ama de casa no es lo mismo que amo de casa. Ama de casa es la que se encarga de las tareas domésticas, trabajo que no cuenta con salario retributivo y su horario abarca las veinticuatro horas de lunes a lunes, sin día libre, aunque la señora sea una eficiente profesional que además trabaja afuera de su casa. Tampoco posee estatus social, ni bonificaciones, ni seguro y ni hablar de jubilación. Soy ama de casa nomás, responde la señora con un hilo de voz, casi disculpándose, cuando la funcionaria, en voz alta, le pregunta cuál es su profesión para llenar el formulario.

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El diccionario nos informa que ama es señora de la casa o familia, que puede ser dueña de alguna cosa y tener uno o más criados. Las acepciones le dan la posibilidad de convertirse en la criada principal, mujer que cría a sus pechos una criatura ajena. Es sinónimo de nodriza, ama de llaves, casera, aya, o sea, niñera.

En cambio, el amo figura como dueño y poseedor de alguna cosa, el que tiene uno o más criados, el patrón, el amo del cotorro, el principal. e entiende que es el capo de la casa, no se lo identifica con el jardinero, ni con el chofer. Es el mandamás.

Las jornadas de un ama de casa suelen ser épicas, aunque no existe ninguna epopeya dedicada a ella. Si las paredes empiezan a descascararse, la señora de la casa llama a los pintores y se inicia la gran batalla: invasión de operarios, gritos, la radio con su cachaca, a mover los muebles, a trasladar y envolver objetos, el polvo que se mete hasta en el pensamiento, el piso hecho pelota. Cuando se van los pintores, las paredes quedan impecables, regresa la tranquilidad del hogar, pero... la carpintería quedó salpicada de pintura y hay que convocar al lustrador de muebles.

Ahora la carpintería está brillante pero los vidrios, la cerrajería y algunas partes de las paredes tienen notorias huellas del líquido de lustre. Resignada, el ama de casa cree que es hora de descansar, pero no, algo en el baño pierde y se inunda todo. Llama al plomero, que no duda en romper el piso y las paredes recién pintadas para encontrar la cañería rota. El bolsillo se va quedando vacío como el alma. Sin embargo, es necesario contratar a un electricista porque el fontanero dejó un cable suelto que hizo cortocircuito y se quemó la heladera. El ama de casa hecha bolsa suspira y se sienta en la cocina. Llega el amo y le pregunta: ¿Qué hacés allí sentada??­ Con lo poco de voz que le queda responde: Nada, nada. Sólo estoy mirando la lluvia. Los niños llegan bulliciosos del colegio, pelean por una taza que cae y se rompe. Y en ese preciso momento comienza a chorrear una gotera. ¡Feliz Día de la Madre.
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