Majestuoso espectáculo amarillo

Los lapachos amarillos alegran este mes de la primavera. Las calles se vuelven mágicas cuando desde lo alto comienza a descender una “lluvia” amarilla que cubre espacios verdes, techos, veredas y avenidas, además de brindar un majestuoso espectáculo digno de admirar, disfrutar, fotografiar y cuidar.

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En este mes de la primavera, los lapachos amarillos alegran las calles y casas asuncenas y del interior del país, además de brindar un espectáculo grandioso. Sin duda, están dentro de los árboles con floraciones muy coloridas, como los rosados. “La floración presagia una despedida de la estación invernal, para pasar a la primavera”, dice el Ing. Rafael Ortiz.

Usualmente, se habla de dos especies nativas de lapacho amarillo más conocidas: Handroanthus albus (Tabebuia alba) y Handroanthus pulcherrima (Tabebuia pulcherrima), parecidas en sus características botánicas para los admiradores de estas especies. “Sin embargo, existen pequeñas diferencias entre ambas”, afirma Ortiz.

Al ver muchos árboles con fines ornamentales, la explicación es que las semillas y plantines tuvieron migraciones desde su hábitat hasta otras regiones, incluyendo ciudades, casas, estancias, plazas y avenidas. “De esta forma, por ejemplo, el Handroanthus albus se observa en los bosques altos de la cuenca del río Paraná, de distribución limitada; habita casi exclusivamente en los sitios bajos con suelos húmedos y profundos”, explica.

Agrega que el Handroanthus pulcherrima se observa en forma natural en las cimas de las lomas, colinas y otros lugares con suelos rocosos de la región oriental. “Es raro en el bosque alto, ya que son árboles de mediano porte (7 a 10 m de altura) con hojas caducas; es decir, caen en otoño-invierno. En su hábitat natural pertenece al grupo de especies secundarias iniciales, es decir preparan espacios para otras especies de larga vida o longevas. Son consideradas heliófitas, o sea, plantas adaptadas para crecer en campo abierto, con mucha luz y expuestas a la intensidad de las mismas”, asegura.

Su distribución se puede considerar el sur de Brasil, nordeste de Argentina, Bolivia y el Paraguay.

La denominación “alba” se refiere a la pelusa blanca en las ramillas nuevas y hojas, siendo una característica dendrológica muy importante para la identificación.

Otras características

El tronco del árbol es recto o medianamente tortuoso, de unos 5 m de largo. La corteza externa es de color grisáceo y gruesa, llegando a presentar fisuras longitudinales. Las inflorescencias son terminales (acaban en las puntas de las ramas). Las flores son lanceoladas,  grandes, de unos 8 x 15 cm y de color amarillo fuerte, que atraen a insectos polinizadores y al picaflor, que son agentes muy importantes para la reproducción de las especies. “El árbol ofrece una primera floración a su tercer año de vida, aproximadamente, pero luego va incrementando en relación proporcional con su edad”, manifiesta el experto.

Se observa, generalmente, una explosión de flores amarillas en los meses de setiembre y octubre, en dos a tres momentos o etapas diferentes, hasta que aparezcan las primeras hojas jóvenes. Estas son compuestas, digitadas y con una forma lanceolada de unos 8 x 15 cm, de consistencia coriácea (parecida al cuero) y con nervaduras resaltantes en las hojas. El fruto es una silicua cubierta de pelos dorados, seco, que se abre cuando está maduro (dehiscente) y provee una cantidad interesante de semillas aladas membranáceas transparentes, de color marrón claro. “Si se quiere reproducir en viveros forestales, se debe cosechar el fruto un poco antes de que se abra y mantener en media sombra hasta que se consiga la semilla, sin que se dañe el fruto”, aconseja el ingeniero.

El poder de germinación de la semilla es muy limitado si se quiere sembrar en viveros. “Esto quiere decir que se pueden conseguir semillas viables hasta los tres meses después de cosechar y mantener en un ambiente natural. Si las semillas cosechadas se guardan en ambiente controlado (cámara fría), la viabilidad o capacidad germinativa puede llegar hasta no más de nueve meses. Se consiguen alrededor de 2500 unidades/kg viables”.

Este árbol es reconocido por la calidad de su madera. Esta es dura y resistente, lo que hizo que muchos árboles fueran talados, al igual que cientos de miles de otras especies que son cortadas para continuar con “el progreso y la expansión de las ciudades”.  En fin. Lo cierto es que, cuando florece, brinda un atractivo excepcional a las calles, digno de admirar y fotografiar. En todos los viveros, tanto de la capital como del interior del país, puede encontrar una planta, adornar su casa o vereda y disfrutar de sus flores, energía e intenso color amarillo, a pesar de las dificultades o incomodidades de la vida diaria.   

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Tereza Fretes/Diego Peralbo/Desirée Cabrera.

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