Los Yshyr Chamacoco en pintura

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Incentivado por su abuelo, Edgar Ferreira tomó el pincel y la pintura para difundir la cultura de su pueblo. Las leyendas y mitos de su comunidad, Yshyr Chamacoco, se impregnan en murales y cuadros al óleo. Figuras de animales en madera también forman parte de su trabajo.

“Dosh Kaharz”, que significa “Pez dorado”, es el nombre natural chamacoco de Edgar Ferreira. Nació en Puerto Diana, departamento de Alto Paraguay, en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Bolivia.

Hace cuatro años, Edgar empezó a pintar para transmitir su cultura. “Empecé a pintar porque ese era el sueño de mi abuelo (Simón Barboza), que le gustaba sacar adelante nuestra cultura, y me dediqué a eso”, indica el joven de 27 años. “Quería ayudar a mi gente a sacar su cultura, para que la gente conozca, que los niños sepan sus raíces y que todos sepan que existimos en este país”, recalca el artista.

Fueron Patricia y Roberto Ayala quienes le ayudaron a aprender la técnica de la pintura. Desde el principio, desarrolló los temas de la cultura indígena: paisajes, fábulas, mitos y leyendas transmitidos oralmente de generación a generación. “Mi abuelo me contó esta historia, ahora yo te cuento por medio de la pintura. Por generaciones estamos contando esta historia y yo tengo que contarle a la gente también, a los chicos, para que aprendan nuestra cultura”, reflexiona. Es por eso que Edgar pinta principalmente sobre figuras humanas, mitos y cuentos históricos que rodean a su comunidad. “Cada relato es un cuadro”, especifica.

El artista chamacoco actualmente reside en el barrio Laurelty de Luque, por cuestiones de estudio, ya que cursa la licenciatura en Antropología en la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”.

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Dos murales de Edgar se aprecian a la entrada de la comunidad Arandu Rekavo, de Luque, donde quieren instalar un local de venta de artesanía de la Asociación Parcialidad Indígena (API). “Es una guía que lleva a la gente a que entre a mirar los murales y ahí van a encontrar a los artesanos”, señala.

Ambos murales relatan historias ancestrales de los chamacocos, como la relación entre los tigres y los indígenas. “Es una historia que cuentan nuestros ancestros. Uno de los indígenas se convirtió en tigre”, relata Edgar.

El segundo mural representa un ritual en la cultura indígena, en el que la explosión de flores anuncia la primavera. “Es una escena ritual. Ellos juegan esto y significa su año nuevo”, explica Edgar señalando con el dedo la imagen en la que se observa jugar a los indígenas con notable algarabía, en señal de festejo.

En otro segmento del mural, se ven indígenas luciendo un gran plumario de avestruz. Esto representa un ritual para espantar los males, y “para que haya abundancia y bienestar en la comunidad”, dice Edgar.

El año pasado, el artista chamacoco mostró 52 cuadros en el Centro Cultural Paraguayo Americano. “Me fue bien”, califica Edgar a aquella exposición. “La gente admiró y me agradeció por mostrar mi cultura. Me dijeron que continúe mostrándole a la gente que la cultura para nosotros es valiosa e importante, importante para nuestra generación, y mostrarles a los niños también que esta cultura existe”, recalca.

Además de aquella muestra, Edgar comenta haber participado en dos ocasiones en el encuentro internacional Arte Pública en América Latina, realizados en Argentina. “Dos murales míos están en San Cosme, Argentina”, refiere el joven artista como resultado de estas participaciones.

Edgar asegura contar con el apoyo de su gente y anhela seguir esparciendo su arte por distintos rincones. “Quiero dejar una pintura en cada comunidad. Estoy buscando apoyo para hacer murales en cada escuela, para que a través de ellos nos conozcan”, finaliza.