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Se cree que sufrió el primer recorte cuando el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia ordenó el cuadriculado de las calles capitalinas, en las primeras décadas de 1800. Entonces habría perdido la galería frontal. Ya a mediados del siglo XX su propia existencia corrió peligro. Sí, estuvo a punto de ser demolida. Toda la edificación contigua, sobre la calle Presidente Franco fue convertida en escombros. Y, como se puede apreciar en la documentación fotográfica, el alero del techo que estaba sostenido por ménsulas, ya no existe. También se observa que parte de las paredes de adobe cayó bajo los picos.
Aquí, aspectos históricos de la emblemática casona que se halla convertida en museo nacional. La llamada Casa de la Independencia pertenecía a don Antonio Martínez Sáenz y a su esposa, doña Petrona Caballero Bazán.
Se le dio posesión y fue amojonado el 1 de febrero de 1779, resultando diez y ocho y tres cuartas varas de frente sobre la calle del Norte, su costado Este de cuarenta y siete y cuarta varas sobre otra calle; su contra frente al Sud, sobre un callejón de diez y siete y tres cuartas varas, y su contracostado al Oeste que linda con derechos de don Mariano Bedoya, de cuarenta y tres y dos tercios varas.
Posteriormente, el 25 de enero de 1821, Pedro Pablo vende su parte a su hermano Sebastián Antonio. A la muerte de este, queda como heredera doña Nicolasa Marín, esposa del fallecido dueño. Más tarde la posesión de la casa queda a manos de doña María Virginia, según consta en una providencia de fecha 6 de diciembre de 1872, firmada por el señor Juez de Primera Instancia en lo Civil, don Juan Silvano Godoy.
Ya en 1943, la casa fue adquirida por el Estado paraguayo. Después del intento de demolición, ocurrido en julio de 1960, comenzaron los trabajos de restauración y por Decreto N° 15689 del 2 de mayo de 1961 fue declarada Monumento Nacional.
Museo nacional
En 1961 se creó la Comisión Nacional de la Casa de la Independencia, bajo la dirección de don Carlos Alberto Pusineri Scala. La entidad tenía por objetivo el cuidado y la conservación de la antigua edificación convertida en Museo. En febrero de 2003, el mecenas Nicolás Darío Latourrette Bo, por iniciativa y medios propios restaura todo el acervo museográfico y posteriormente firma un acuerdo de protección y patrocinio para la conservación del inmueble y su acervo histórico.
En sus amplios salones, la Casa de la Independencia atesora importantes documentos de la época, un escritorio que perteneció a Fernando de la Mora, un cuadro al óleo de Jaime Bestard que representa la intimación al gobernador español Bernardo de Velazco. Además, tallas religiosas jesuíticas y franciscanas, muebles franceses del siglo XIX, retratos de los próceres y objetos de uso cotidiano.