Lecturas de verano

Para mucha gente, leer siempre ha sido una costumbre y no hace diferencia entre las estaciones ni temporadas del año. Tal vez en esta época lo que cambia es el ritmo de lectura; la mayoría tiene más tiempo para leer.

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Ya estamos en febrero; no obstante, para los que tienen incorporada a su vida la lectura, hoy les sugerimos dos novelas: esta vez del escritor irlandés John Banville, Antigua luz, y del joven autor argentino Andrés Neuman, Hablar solos.

Antigua luz

Esta es la historia de Alexander Clive, un actor teatral de 60 años, marcado por el estigma de un error sobre las tablas, que recibe una última oferta para hacer una película junto a la actriz más famosa del momento. Sin embargo, la obra también es la historia de la pérdida de su hija, oscurecida por la memoria, como todo en esta novela, y de la búsqueda de las claves para sobrevivir, pero, principalmente, es la historia de un recuerdo.

Cuando Alexander tenía apenas quince años se enamoró de la madre de uno de sus mejores amigos. Luego de un fantástico y muy erótico encuentro, cuando ella baja por la calle en bicicleta, se citan en la casa de ella y comienzan una relación sexual que les lleva a compartir, durante todo el verano, descubrimientos mutuos, experiencias y vida en una choza abandonada fuera del pueblo hasta que la historia se acaba de forma natural.

Lo interesante de la obra es la forma apasionante con que Banville cuenta la historia. Por un lado, los recuerdos de aquella relación se cuentan desde la madurez, con las incomprensiones e incluso la autocrítica del comportamiento infantil del protagonista, lo cual rompe en encanto del tono evocador y tiñe al relato de un ambiente a veces irreal.

La historia se mezcla cuando Clive recibe la oferta, y la magnífica relación que establece con la actriz, con la que se embarca en la búsqueda de su hija, muerta en una localidad italiana, de la que nunca se supo más nada, solo la muerte. Las sensaciones de la pérdida tocan el corazón y llevan al lector al punto que Banville quiere.

Minibío

Benjamin Black es el seudónimo de John Banville (Wexford, Irlanda, 1945). Banville ha trabajado como editor de The Irish Times y es habitual colaborador de The New York Review of Books. Fue finalista del Premio Booker con El libro de las pruebas (1989), premio que obtuvo en 2005 con la novela El mar, consagrada además por el Irish Book Award como mejor novela del año. Entre sus novelas destacan también El intocable, Eclipse, Imposturas y Los infinitos. En 2011 recibió el prestigioso Premio Franz Kafka, considerado la antesala del Premio Nobel. Antigua luz fue aclamada por la crítica como su mejor novela. Bajo el seudónimo de Benjamin Black, ha publicado con gran éxito El lémur (2009) y la serie de novela negra protagonizada por el doctor Quirke –El secreto de Christine (2007), El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), elegida como una de las mejores novelas del año por Qué Leer, y Muerte en verano (2012)–, que próximamente será llevada a la televisión por la BBC británica. En la actualidad, escribe una novela protagonizada por el mítico detective Philip Marlowe por invitación de los herederos de Raymond Chandler, su creador.

Hablar solos

La obra de Andrés Neuman habla y trata de dar la respuesta a cómo son las verdaderas despedidas, aquellas que sabemos no tienen regreso. En la obra, el autor aborda el tema de la muerte como un proceso, poniendo como centro no la figura del enfermo, sino la del sobreviviente, en este caso una mujer, a partir de tres voces con autonomía que se alternan y cruzan como si tocasen una partitura musical. Pero no se trata de la pérdida como acontecimiento concreto, sí como proceso en sus tres momentos cruciales: antes, como temor, angustia; durante, como vacío, ausencia; y el después, como duelo y superación.

Neuman narra la vida de los personajes desde tres planos bien diferentes: el del hijo de diez años, Lito, con la inocencia y la urgencia de la niñez; el de la madre, Elena, resignada, con la sensatez resultante de soportar los golpees de la vida; y el del padre, Mario, afligido, sin esperanzas. Está narrada, siempre en primera persona, como confidencias o reflexiones en voz alta, pero como un susurro. Y las voces ocupan todos los tiempos: Lito es el presente con ansías de rebelarse; Elena, el futuro que se ve incierto; y Mario, el pasado, como aferrándose a un tiempo más feliz para no mirar al futuro.
La obra está tan bien trazada desde el prólogo hasta su epílogo, que aunque largo, el lector no lo nota, ya que despierta su interés debido a la agilidad de la trama y porque le ayuda con la abundancia del uso de frases breves, donde cada una contiene una máxima, una razón para seguir vivo.

Minibío

Andrés Neuman (1977) nació y pasó su infancia en Buenos Aires. Hijo de músicos argentinos emigrados, terminó de criarse en Granada. Es autor de las novelas Bariloche (finalista del Premio Herralde y una de las revelaciones del año, según El Cultural), La vida en las ventanas, Una vez Argentina y El viajero del siglo (Premio Alfaguara, Premio de la Crítica, y elegida entre las novelas del año por los críticos de El País, El Mundo y los diarios holandeses NRC y Volkskrant). Ha publicado también los libros de cuentos El que espera, El último minuto, Alumbramiento y Hacerse el muerto; los aforismos El equilibrista; el libro de viajes por Latinoamérica Cómo viajar sin ver, y poemarios como El jugador de billar, El tobogán (Premio Hiperión), Mística abajo, Patio de locos o No sé por qué. El volumen Década recopila su poesía. Traducido a once idiomas, formó parte de la lista Bogotá 39 y fue seleccionado por la revista británica Granta entre Los 22 mejores narradores jóvenes en español. Escribe en su blog Microrréplicas.

Agradecimientos: Prisa Ediciones Paraguay.

mpalacios@abc.com.py

Fotos ABC Color/Marta Escurra/EFE/noticias.interbusca.com

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