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La realidad casi siempre supera a la ficción. En este caso, las historias en torno a la problemática del narcotráfico en nuestro país direccionan la ópera prima de la compañía Hei Films, estrenada bajo la dirección de Pietro Scappini y Rodrigo Salomón. El guionista argentino Andrés Gelós (Kdabra, Cumbia Ninja, etc.) y sus colaboradores apuntan a una trama denunciativa por momentos, sumándole muchos efectos especiales y actores de gran trayectoria.
“Presentamos la película enmarcada en el estilo de acción, de aventuras. Es un largometraje de género, no es un filme político, pero su argumento habla de corrupción y al referirme a eso no lo digo desde el plano de los criminales, sino del aspecto que involucra a quienes deben hacer correr la ley”, subraya el autor.
“La investigación fue periodística, con entrevistas a referentes del tema, y no la escribí solo; se sumó Marcelo Toxes, quien aportó con su experiencia todas las ausencias de vivencias que puedo tener como extranjero. También colaboró Mike Silvero, ya que la intención de la compañía es generar un producto formador en la industria cultural, dejando desde la pieza, un antecedente para la comunidad”, explica Gelós.
Bajada enunciativa
“La primera denuncia es una suerte de canto en doble tono, ya que pretendemos no dejar las cosas como están, modificándolas, reconociendo que tocamos puntos importantes. Cuando trabajaba para Fox, filmábamos en Bogotá (Colombia), donde viví el proceso de desestructuración del plan antidrogas. Hoy en día, ese país tiene una política de turismo renovada, siendo uno de los más visitados de la región, luego de ser por casi tres décadas el destino prohibido, lo cual nos da la pauta de que la realidad es mutable desde la industria del cine”, asegura.
“Si no existen uniones de tramas sociales ni pactos que nos permitan retroceder ante los egos, nada cambia. El tema es complejo. Al hablar de drogas, denunciamos el narcotráfico violento y de sangre, que tiene sus propias leyes. Eso es lo que atacamos”, enfatiza.
“Debemos hacer cine para llenar salas y, en la habitualidad de esas prácticas, presentaremos historias más personales”, analiza el escritor.
Construyendo personajes
La historia confiere al oficio actoral divergentes desafíos interpretativos, así como la asimilación de nuevos conocimientos. “Cuando me hablaron del proyecto, cuestioné si algunos planteamientos ocurrían realmente en nuestro país. Leal, más allá del cine hollywoodense, también tiene un poco de romance y comedia, con el trasfondo real paraguayo”, comenta Andrea Quattrocchi, quien interpreta a una agente de inteligencia.
“A veces cuesta demasiado creer en la institución policial y su imagen pública. Con este guion descubrí todo un mundo subyacente ahí afuera. Trabajamos en la creación de los personajes junto con profesionales militares y agentes de inteligencia civil, ambos dependientes de la Senad. Específicamente, tomamos algunos cursos con personal retirado de la institución. Así aprendí su funcionamiento y supe que existen muchas mujeres involucradas en los equipos, especialmente en el área de inteligencia”, esgrime la intérprete.
Del teatro a la pantalla grande
Silvio Rodas cuenta con una vasta trayectoria en las tablas y admite que el desafío de incursionar en el campo audiovisual, más aún en una trama como la que se plantea, lo llena de satisfacción profesional. “Me circunscribo al guion. Trato de leerlo y ver qué le pasa al personaje en ese momento, sabiendo que una cosa es lo que construís y otra lo que ocurre en el rodaje. Este sujeto deviene de una tradición militar en su familia, apartado del cargo por cuestiones políticas; firme en sus convicciones morales y honesto”, explica el primer actor.
“Lo que me encantó del guion es que lo creí. Como intérprete no puedo entrar en un análisis de su superestructura. Me convenció porque no es cliché ni exagerado. Me pareció interesante el personaje; creo que los actores paraguayos tenemos que concebir un rol y dar a conocer aún más nuestro trabajo en el ámbito audiovisual”, expone Rodas.
Escenas de riesgo y talento artístico
En la película no hay dobles de riesgo, pero se tomaron todos los recaudos y precauciones. “Teníamos un equipo encargado exclusivamente de las armas, otro de los efectos especiales. Para cada explosión estaba contemplada la seguridad necesaria, porque si nunca hiciste algo igual, como en mi caso que tuve que subirme a vehículos tácticos, entre otras cosas, pienso que escogí muy bien mi carrera (risas). La actuación nos pone en la piel de otras experiencias. No me hubiese subido al barco sin estos detalles priorizados al máximo”, remarca Andrea.
“Vamos desde la acción, comedia, tensión, etc. La trama se entretejió con tal sutileza para hacer surgir el color de cada personaje y el relacionamiento mutuo”, refiere Silvio.
Munición creativa
Rodrigo Salomón y Pietro Scapinni –fanáticos del cine pochoclero, como ellos mismos comentan- trabajaron juntos en la producción de Luna de cigarras, y aunque el desafío en este caso es distinto, basta con escucharlos para distinguir el grado de conexión profesional entre ambos.
“Desde la preproducción, el rodaje y la posrealización nos llevamos de maravillas. No tuvimos ningún inconveniente en dirigir la película juntos. Tenemos muchas coincidencias y realmente veíamos la misma propuesta, desde los conceptos hasta el modo de pensar los aspectos del lenguaje”, comenta Scappini sobre el proceso creativo del filme.
“Al planificarlo todo, el trabajo fluye y los problemas que puedan surgir se solucionan de inmediato. De hecho, no dejamos lugar a la improvisación”, agrega Salomón.
La narrativa cinematográfica los ubicó literalmente en medio de una situación delicada y de mucho trasfondo social.
“Desde el principio estuvimos conscientes de lo que plantea la película. Más allá de eso, con Leal buscamos entretener al público. Para generar este tipo de cine, debemos abordar cosas reales. Queremos seguir afianzando una identidad, por ello, hacerlo con nuestros héroes, los que atraviesan contradicciones todos los días, reciben órdenes y hacen su trabajo, poniendo en riesgo su vida, muy por encima de toda la magia que planteemos, nos va forjando un carácter desde las historias”, reflexiona Pietro.
“El contexto le da a la película un plano hiperrealista, generando otra visión, dudas y una poética del entretenimiento”, esgrime Rodrigo.
Durante los 107 min, el bagaje actoral, los efectos y la trama buscan sensaciones de alto impacto.
“Con poco hicimos mucho (risas). No llegamos al millón. Esa fue una premisa importante como directores. En realidad, logramos algo que parece de mayor inversión”, refiere Rodrigo.
En medio de las grabaciones, una escena los convocó a la zona entre Concepción y San Pedro, donde dejando de lado la adrenalina, lograron infiltrarse y captar imágenes reales de la situación que ahí atraviesan. “Éramos cuatro personas. Fue uno de los momentos que más disfruté. Hicimos tomas con los helicópteros, llegamos como miembros de la prensa a una quema de plantaciones de marihuana. Documentar ese momento nos ayudó al planteamiento en la película”, recuerda Scappini.
“Previamente a esa jornada, nos ayudó entrar en contacto con los comandos reales, acercarnos a sus anécdotas y su profesionalismo, y reconocer varios protocolos que la mayoría de la gente desconoce”, añade su dupla artística.
Definitivamente, una propuesta que generará nuevos análisis, no solo en el tratamiento de la estética, sino también en la proyección de las experiencias del engranaje cinematográfico paraguayo que busca consolidar su esencia.
“Veo a América del Sur como un solo país. Mi trabajo de escritor me llevó a conocer la realidad de cada sitio en el que estuve, desde su política hasta su riqueza natural y gente. Creo que con el cine puedo contarle eso a todo el mundo y me siento bien con ello. El Paraguay es un lugar increíble, lleno de matices por narrar y veo que abriendo la brecha en el campo audiovisual lograremos que la región hable por sí misma”, finaliza Andrés Gelós.
Fotos: ABC Color/Javier Cristaldo/Virgilio Vera/Gentileza.