La odisea del primer viaducto

Construir el primer viaducto del Paraguay fue toda una odisea. Tan enrevesada la historia que entre idear el proyecto y ejecutarlo llevó su buen tiempo. Cuando se estaba construyendo, hasta ocurrió un crimen en la calle adyacente y culparon a los obreros. Como si todo fuera poco, el acto de inauguración no se realizó y dicen que le costó el puesto al intendente.

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El 14 de mayo de 1975 quedó “inaugurado” el primer viaducto que tuvo la ciudad de Asunción, en la avda. General Santos y Eusebio Ayala, y que se convirtió en el primer paso a desnivel del Paraguay. Era toda una novedad.

“La oficina de prensa de la Municipalidad de la capital informó que a partir de la fecha queda habilitado al tránsito público el viaducto construido por la Comuna en Eusebio Ayala y General Santos. No habrá ninguna ceremonia de inauguración, según se dijo y, desde la fecha, los conductores deben ajustarse a las direcciones establecidas para la circulación por la zona del viaducto”, decía la breve noticia publicada ese día.

Lo cierto y concreto es que la habilitación se realizó sin pena ni gloria, pese a todos los pronósticos, a tallar por la batahola que representó esta obra.

“Nosotros, los vecinos, hicimos una gran fiesta. Se había anunciado que iba a venir el presidente de la República (Alfredo Stroessner), pero no apareció al final. Todo el barrio Cambala (Mundo Aparte - Bernardino Caballero) subió encima del puente a saltar, porque era la primera vez que teníamos un viaducto en Asunción. Era algo muy novedoso. Nos paseábamos de punta a punta, de abajo hasta arriba. Venía gente de todos lados a sacarse fotos con el viaducto, como si fuera un atractivo turístico”, recuerda Celmira Bogado, una vecina del lugar.

El anuncio de que la Municipalidad de Asunción proyectaba construir “el primer viaducto del país” se hizo en mayo de 1973, exactamente dos años antes. “Yo me había ido a estudiar Ingeniería en Brasil. La expectativa era muy grande, porque era algo novedoso y todo el mundo hablaba del viaducto”, dice el Ing. Modesto Ramón Silva, otro oriundo de la zona.

Del anuncio a la realidad

El proyecto se anunció en mayo de 1973 “con el propósito de aliviar el problema del tránsito de la única arteria de entrada y salida de esta ciudad”, que por entonces era Eusebio Ayala. El anteproyecto estaba en estudio por funcionarios técnicos y la idea era habilitar viaductos en todos los nudos conflictivos de esta arteria, así como de otras de la ciudad. Unos meses después del “lanzamiento”, concluyeron los planos durante la gestión del intendente Guido Kunzle y los trabajos comenzaron el 18 de agosto de 1973, con un presupuesto de G. 4.212.110. Según las estadísticas de entonces, por Eusebio Ayala circulaban 30.000 vehículos por día y era uno de los cruces más peligrosos de la ciudad.

Un grupo minoritario de la Junta Municipal decía entonces que en el lugar no era necesario construir un viaducto y que se debían buscar otras soluciones a los otros corredores de la ciudad, pues Mariscal López llegaba solo hasta Calle Última.

Sin embargo, el departamento ejecutivo fundamentó que el viaducto posibilitaría el empalme de General Santos con la ruta internacional José Félix Bogado y la avda. Artigas, que, de este modo, absorberían el tránsito pesado de camiones que ya no pasarían por el centro.

De este modo, el primer escollo serio que sufrió el proyecto se dio a fines de setiembre de 1973, cuando la Junta Municipal decidió postergar el estudio final de los dictámenes de comisiones para la construcción del paso a desnivel.

Los cuestionamientos, entre ellos del entonces concejal Miguel A. Martínez Yaryes, hacían referencia a que el proyecto contemplaba un declive de 14 % para el viaducto, mientras que las normas internacionales hablaban de hasta un 8 % como máximo.

Otra crítica decía que no había tal congestionamiento vehicular en este punto y que el presupuesto municipal de ese año registraba un grave déficit de recursos como para hacer la obra.

La Cámara Paraguaya de la Industria de la Construcción expresó también su preocupación porque la obra se realizaba sin previa licitación pública. En base a estos cuestionamientos, la Junta Municipal había resuelto devolver el proyecto a la intendencia.

Poco después, la corporación legislativa resolvió que la obra podía ejecutarse sin previa licitación, en respuesta a la inquietud del gremio de constructores.

Entre las idas y venidas, el intendente Guido Kunzle debió ir también a dar explicaciones a la Junta, ante la cual dijo que la obra se estaba recalculando en base a las recomendaciones de los concejales y no se trataba de un “simple cruce peatonal, sino dos vías que se cruzan”.

El 20 de noviembre de 1973, cuando ya el puente estaba avanzando y era ejecutado por obreros de la misma municipalidad, la Junta rechazó el aspecto técnico del proyecto, pero la edificación seguía. Mientras, estaba pendiente el pedido de paralización.

En enero del año siguiente (1974), los vecinos se sumaron a las trabas al solicitar la paralización de la obra porque el muro de piedra en construcción obstaculizaba sus fachadas y les generaba múltiples problemas. Los afectados pedían reemplazar el paredón de piedra por pilares de hormigón. “Los muros en construcción perjudican especialmente a los comerciantes, ya que las aceras son bloqueadas para la circulación vehicular y peatonal, no existiendo lugar para estacionamientos”, decían.

Zona de la bohemia

“Yo trabajaba en la Cooperativa de la Flota Mercante del Estado, en el centro, y todos los días esperaba buses en la esquina de Eusebio Ayala y General Santos. Allí estaba la parada de Merceditas y en torno al cruce estaba La Calandria, un restaurante en el que actuaban varios conjuntos musicales. También estaba el bar El Chino, cuyo dueño se parecía a un oriental, pero era paraguayo. Había muchísimas personas y era una esquina que siempre tenía movimiento, porque la gente iba hacia el Mercado 4 y el centro desde allí”, sigue recordando el Ing. Modesto Ramón Silva.

Además –prosigue– en el sector había un aljibe de donde se surtían muchísimos vecinos, pues las cañerías de Corposana se estaban colocando recién en esa época. También era intenso el trajín de carriteros de agua, quienes buscaban el vital líquido de un pozo artesiano. “Todo esto se acabó con el viaducto”, sentencia.

Seguía corriendo 1974 y el intendente Guido Kunzle fue citado nuevamente a comparecer ante la Junta Municipal para dar explicaciones sobre las inquietudes relacionadas al viaducto, el Mercado de Abasto, semáforos y la compra de camiones recolectores.

Pasaron seis meses del inicio de obras y los vecinos radicaron un recurso de amparo en contra del jefe comunal.

Argumentaban que la obra “acarrea graves perjuicios de diversa índole, como ser la disminución de la visibilidad y de ventilación de nuestras casas, hechos estos que hacen disminuir considerablemente el valor locativo de las propiedades aledañas...”.

El juez decidió ordenar la suspensión de la construcción momentáneamente.

Por supuesto, la municipalidad pidió la anulación de la medida judicial, porque la suspensión de la obra “traería consecuencias imprevisibles”. Finalmente, el juez de feria rechazó el recurso de amparo y dio vía libre a seguir los trabajos. A la par, la Junta Municipal estudiaba un nuevo proyecto de la obra, que ya era calificada de “controvertida”.

Con todos estos avatares aumentaron los costos de la obra pública, hasta que nuevamente la Junta Municipal autorizó la construcción del viaducto pese a las objeciones legales y técnicas, que más adelante fueron desestimadas.

A mediados de 1974, la obra del primer viaducto asunceno seguía con extrema lentitud y, ante las críticas, la municipalidad anunció que la obra terminaría en setiembre.

Y así llegó 1975 con el puente ya avanzado y se debieron expropiar los terrenos aledaños para las vías laterales. Paralelamente, la ANDE comenzó a instalar la lumínica, reubicando postes eléctricos en el entorno.

En abril, otra vez, el intendente fue blanco de críticas y pedidos de informes por el destino dado al maderamen del encofrado. Compareció ante la Junta Municipal para informar que la totalidad de los postes de madera fue llevada a la sede de la Dirección de Tránsito, que funcionaba en Oliva y 14 de Mayo, donde hoy está el Asunción Súper Centro.

Un homicidio

Cuando el viaducto ya estaba en marcha hacia su habilitación con la colocación de barandas y los servicios de la zona acomodados, llegó la acusación de un homicidio que había ocurrido en noviembre del año anterior. Se sospechaba la participación de obreros municipales en el crimen ocurrido en el interior de la vivienda de Eusebio Ayala y General Santos, donde también desaparecieron dinero y valiosas joyas.

Uno de los ingenieros que dirigía la construcción y un capataz residente tuvieron que prestar declaración testifical para defender a los trabajadores y deslindar responsabilidades.

Todas las peripecias de por medio, el viaducto estuvo terminado a fines de abril de 1975 y se esperaban los trabajos secundarios para la “gran inauguración”. Un último pedido de interpelación al intendente no había prosperado y, finalmente, la obra quedó librada al tránsito vehicular en forma muy discreta, en vísperas de las fiestas patrias.

Si bien el viaducto era toda una novedad y un punto para fotografiarse, poco a poco fue acabando con el negocio de la bohemia que había florecido en el entorno.

Unos años después, los conflictos seguían por la falta de señalización adecuada y la construcción de unos baños en los bajos del puente elevado.

Leyenda urbana o no, la aparición del primer viaducto fue toda una odisea que duró dos años y le costó el puesto al intendente Guido Kunzle un año después.

Y así comenzó y terminó el laberíntico derrotero del primer viaducto del Paraguay, que no tuvo la pomposa inauguración que tanto se había esperado.

CRONOLOGÍA

1973

26 de mayo. Se anuncia la construcción del primer viaducto del Paraguay, en Eusebio Ayala y General Santos.

1 de agosto. Están listos los planos para la obra del puente elevado.

18 de agosto. Comienzan los trabajos de excavación sobre General Santos, para los pilotes del paso a desnivel.

31 de agosto. Se tiene el presupuesto del primer viaducto: G. 4.212.110.

14 de setiembre. Estudios de la obra están en comisiones de la Junta Municipal.

21 de setiembre. Los concejales postergan el análisis de dictámenes relacionados con la obra. Se habla de defectos técnicos y déficit millonario.

3 de octubre. Cámara de constructores pide paro de obras porque no se llamó a licitación.

5 de octubre. La Junta Municipal devuelve al Ejecutivo informes sobre el proyecto del viaducto, para modificaciones.

31 de octubre. Ediles concluyen que la obra puede hacerse sin licitación.

10 de noviembre. Convocan al intendente Guido Kunzle a la Junta para hablar sobre el viaducto, semáforos y recolectores.

20 de noviembre. Legislativo rechaza aspecto técnico del proyecto del paso a desnivel elaborado por el Ejecutivo. En tanto, las obras siguen.

1974

13 de enero. Se habla de otro viaducto para Mariscal López y Madame Lynch.

16 de enero. Vecinos piden suspensión del viaducto por las dificultades que les ocasionaba. Piden pilotes en lugar de muros de piedra.

18 de enero. Intendente insiste en que la obra es de imperiosa necesidad.

29 de enero. Vecinos radican un amparo contra el intendente y reiteran pedido de paralización de obras.

30 de enero. Juez ordena la suspensión momentánea de la construcción.

31 de enero. Comuna pide anulación de la medida judicial de urgencia.

1 de febrero. Juez rechaza el recurso de amparo de los moradores.

8 de febrero. Nuevo debate en la Junta Municipal sobre la controvertida obra.

18 de febrero. Se habla de que el proyecto modificado tiene un aumento en el costo.

22 de febrero. Junta Municipal da vía libre para la construcción, pese a las objeciones legales y técnicas.

11 de abril. Se intensifican los trabajos.

15 de julio. La Municipalidad de Asunción anuncia que el paso a desnivel terminará en setiembre.

14 de agosto. Se interrumpe el tránsito sobre Eusebio Ayala para cargar la loza principal del puente.

16 de setiembre. Desestiman otro pedido de informes sobre viaductos.

2 de noviembre. Luego de una paralización de los trabajos, continúa la obra.

13 de noviembre. Se anuncia otro viaducto en Pettirossi y Perú.

30 de noviembre. Se vuelve a habilitar el tránsito sobre Eusebio Ayala, bajo el puente elevado.

1975

19 de enero. Preparación de barandas para el viaducto en Talleres Municipales.

16 de enero. Otro anuncio de la Comuna capitalina de que a fin de mes será el acto inaugural. No pasó nada.

3 de febrero. Expropiaciones de parte de los terrenos lindantes para los accesos laterales a la avda. General Santos.

4 de marzo. La obra, prácticamente, está terminada, pero falta la iluminación, que se inicia unos días después.

4 de abril. Polémica por el destino del maderamen del encofrado. Nuevamente, se convoca al intendente Kunzle.

26 de abril. Declaran ingeniero y capataz en un crimen ocurrido en noviembre del año anterior, en el que se les acusa a los obreros de haber participado del homicidio. Solo faltan obras complementarias del puente.

14 de mayo. Al fin se habilita el viaducto de General Santos y Eusebio Ayala para tránsito vehicular. No se hace ninguna inauguración oficial.

11 de junio. Nuevas señalizaciones en el entorno.

1976

23 de mayo. Destituido el intendente Guido Kunzle, un hecho que se veía venir.

pgomez@abc.com.py

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