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Para ella, la música es una herencia que la llevó a construir grandes momentos, como viajar a diferentes países y disfrutar al máximo el arte de expresar lo que siente.
A los 6 años, fijé mi atención en la música, lo cual no es extraño en mi familia, porque la generación de mi abuelo paterno se dedicaba a esto; la familia Lara dejó esa tradición para los que deseasen seguirla. Mi tío Carlos Lara Bareiro también forma parte de esta herencia musical; él fue creador de la Asociación de Músicos del Paraguay. Si bien mi padre no siguió esa línea, trató de que sus hijos lo hagan; por eso mis hermanos y yo gustamos de la música y sus bellas melodías.
Mi primer instrumento fue el piano; me recibí de profesora superior de este instrumento cuando tenía 16 años. Con el violín, comencé a los 11 años, pero si me dieran a elegir entre uno y otro no podría hacerlo, pues sería como si me dieran la opción de música o música; los dos instrumentos me han dado muchas satisfacciones.
Recorriendo al son de varias melodías
Viajé por primera vez a los 9 años, cuando participé en un concurso realizado en Curitiba-Brasil. Este evento fue organizado por una escuela de música brasilera llamada "Rosa Mística". Este viaje se dio gracias a que mi profesora María Elena Cisneros se enteró de que un grupo de paraguayos iba a concursar; entonces, nosotros formamos parte de esa linda experiencia.
Después del primer viaje, los demás se dieron más seguidos; fuimos nuevamente a Brasil, conocimos el Teatro Colón de Buenos Aires, luego de eso mis recorridos fueron dentro del país, con el proyecto "Sonidos de mi tierra". Hacíamos seminarios cada seis meses, que eran grandes reuniones con músicos de todo el país. Con este mismo proyecto, surgió otro viaje, pero esta vez fue una gira por Europa; los gastos los cubrían varias organizaciones, siempre liderada por el maestro Luis Szarán.
"Mi oportunidad de conocer Europa"
Como yo estaba en el proyecto desde sus inicios, formé parte de un cuarteto de músicos que participó de una gira en Europa. Cuando entonces era parte del grupo y así se formó la primera orquesta mundial de "Sonidos de la Tierra", que incluía integrantes de diferentes países. Con el grupo que viajó, recorrimos varios lugares; es imposible ir a otro país sin por lo menos recorrer una vez sus calles: para mí esa experiencia fue un gran paso. Estando en Europa, realizamos 11 conciertos, en tres semanas.
El recibimiento del público depende de la cultura del país; en Europa, al parecer, las personas valoran más las melodías que presentamos, aunque no demerito a Paraguay, porque ahora están surgiendo muchas promesas de la música, que indica que se está dando un valor muy importante a nuestros músicos. La gente, en su afán de distraerse, asiste a conciertos, apoya más que antes e inclusive tiene la ventaja de elegir el estilo de acuerdo a sus preferencias; eso es un punto a favor de nuestro arte. Además, me alegra que los que aman la música estén dejando de lado aquello que dice "de la música no se vive" y ponen de su parte para crecer y llegar al público.
"Rumbo a la India, sola pero con el apoyo de mis padres"
Mi viaje a la India comienza de una forma extraña (risas). Como tenía contactos en el ámbito musical que viajaban por todo el mundo, me informé sobre cómo podía hacer para ir al exterior a demostrar mi talento. Luego llevé mis materiales junto con mis datos a una agencia artística a la cual le gustó el trabajo realizado. El hotel Sheraton me envió una tentativa de sueldo, estadía y trabajo en la India; fue una idea seductora, quería conocer esa cultura y saborear la experiencia, entonces acepté la propuesta.
Estuve en la India por un periodo de 6 meses; allá me desempeñé como violinista: realizaba actuaciones y vivía dentro del hotel por el que fui contratada. Por el ambiente, tuve que salir del molde, ya no era el estilo clásico el que predominaba, sino que el estilo popular era el más aplaudido, entre música paraguaya, latina en general, salsa y bossa nova; en ocasiones se incluía tango.
El aplauso desde el exterior
Cuando viajé a la India, esperaba con ansias conocer el público de allá. Al llegar me encontré con gente bastante espiritual. En cuanto a lo material, puedo decir que es un país que no cuenta con muchos recursos; el ambiente se asemeja mucho al de Paraguay, en la economía, en el clima, porque al salir a las calles uno se encuentra con ambiente muy caluroso. Lo que más caracteriza a las personas de ese país es su hospitalidad; tratan de que los visitantes se sientan en casa. Mi viaje, unido a lo que me encanta hacer, dio como resultado una verdadera aventura, que ya pasó, pero en los recuerdos queda imborrable; más que un trabajo fue una diversión.
Melodías para el Bicentenario
En mis planes ahora está terminar la facultad (4º año de Derecho), la cual había dejado por un tiempo mientras viajaba; estoy retomando eso, pero sin parar con los conciertos en mi ciudad (Itauguá). Con un grupo, estamos preparándonos para varias actuaciones por el Bicentenario, una fecha que la música no puede dejar pasar; existen muchos proyectos en mente. En la ciudad, contamos con la Asociación Filarmónica de Itauguá, la cual fue creada hace como 10 años, por la familia Lara, iniciando con mis abuelos, siguiendo por mis padres y tíos, y la nueva generación de nietos en la que ingresamos mis hermanos, mis primos y yo.
FOTO: ABC Color/Rudy Lexcar
Mi primer instrumento fue el piano; me recibí de profesora superior de este instrumento cuando tenía 16 años. Con el violín, comencé a los 11 años, pero si me dieran a elegir entre uno y otro no podría hacerlo, pues sería como si me dieran la opción de música o música; los dos instrumentos me han dado muchas satisfacciones.
Recorriendo al son de varias melodías
Viajé por primera vez a los 9 años, cuando participé en un concurso realizado en Curitiba-Brasil. Este evento fue organizado por una escuela de música brasilera llamada "Rosa Mística". Este viaje se dio gracias a que mi profesora María Elena Cisneros se enteró de que un grupo de paraguayos iba a concursar; entonces, nosotros formamos parte de esa linda experiencia.
Después del primer viaje, los demás se dieron más seguidos; fuimos nuevamente a Brasil, conocimos el Teatro Colón de Buenos Aires, luego de eso mis recorridos fueron dentro del país, con el proyecto "Sonidos de mi tierra". Hacíamos seminarios cada seis meses, que eran grandes reuniones con músicos de todo el país. Con este mismo proyecto, surgió otro viaje, pero esta vez fue una gira por Europa; los gastos los cubrían varias organizaciones, siempre liderada por el maestro Luis Szarán.
"Mi oportunidad de conocer Europa"
Como yo estaba en el proyecto desde sus inicios, formé parte de un cuarteto de músicos que participó de una gira en Europa. Cuando entonces era parte del grupo y así se formó la primera orquesta mundial de "Sonidos de la Tierra", que incluía integrantes de diferentes países. Con el grupo que viajó, recorrimos varios lugares; es imposible ir a otro país sin por lo menos recorrer una vez sus calles: para mí esa experiencia fue un gran paso. Estando en Europa, realizamos 11 conciertos, en tres semanas.
El recibimiento del público depende de la cultura del país; en Europa, al parecer, las personas valoran más las melodías que presentamos, aunque no demerito a Paraguay, porque ahora están surgiendo muchas promesas de la música, que indica que se está dando un valor muy importante a nuestros músicos. La gente, en su afán de distraerse, asiste a conciertos, apoya más que antes e inclusive tiene la ventaja de elegir el estilo de acuerdo a sus preferencias; eso es un punto a favor de nuestro arte. Además, me alegra que los que aman la música estén dejando de lado aquello que dice "de la música no se vive" y ponen de su parte para crecer y llegar al público.
"Rumbo a la India, sola pero con el apoyo de mis padres"
Mi viaje a la India comienza de una forma extraña (risas). Como tenía contactos en el ámbito musical que viajaban por todo el mundo, me informé sobre cómo podía hacer para ir al exterior a demostrar mi talento. Luego llevé mis materiales junto con mis datos a una agencia artística a la cual le gustó el trabajo realizado. El hotel Sheraton me envió una tentativa de sueldo, estadía y trabajo en la India; fue una idea seductora, quería conocer esa cultura y saborear la experiencia, entonces acepté la propuesta.
Estuve en la India por un periodo de 6 meses; allá me desempeñé como violinista: realizaba actuaciones y vivía dentro del hotel por el que fui contratada. Por el ambiente, tuve que salir del molde, ya no era el estilo clásico el que predominaba, sino que el estilo popular era el más aplaudido, entre música paraguaya, latina en general, salsa y bossa nova; en ocasiones se incluía tango.
El aplauso desde el exterior
Cuando viajé a la India, esperaba con ansias conocer el público de allá. Al llegar me encontré con gente bastante espiritual. En cuanto a lo material, puedo decir que es un país que no cuenta con muchos recursos; el ambiente se asemeja mucho al de Paraguay, en la economía, en el clima, porque al salir a las calles uno se encuentra con ambiente muy caluroso. Lo que más caracteriza a las personas de ese país es su hospitalidad; tratan de que los visitantes se sientan en casa. Mi viaje, unido a lo que me encanta hacer, dio como resultado una verdadera aventura, que ya pasó, pero en los recuerdos queda imborrable; más que un trabajo fue una diversión.
Melodías para el Bicentenario
En mis planes ahora está terminar la facultad (4º año de Derecho), la cual había dejado por un tiempo mientras viajaba; estoy retomando eso, pero sin parar con los conciertos en mi ciudad (Itauguá). Con un grupo, estamos preparándonos para varias actuaciones por el Bicentenario, una fecha que la música no puede dejar pasar; existen muchos proyectos en mente. En la ciudad, contamos con la Asociación Filarmónica de Itauguá, la cual fue creada hace como 10 años, por la familia Lara, iniciando con mis abuelos, siguiendo por mis padres y tíos, y la nueva generación de nietos en la que ingresamos mis hermanos, mis primos y yo.
FOTO: ABC Color/Rudy Lexcar