La Municipalidad de Asunción

La institución precedente de la corporación municipal es la antigua institución denominada Cabildo, Justicia y Regimiento, establecida el 16 de septiembre de 1541 y suprimida por la dictadura perpetua, el 30 de diciembre de 1824.

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Desde esta última fecha, ni en la capital del país ni en ninguna otra población del país, existió ningún organismo administrador de las ciudades hasta que el Congreso reunido el 12 de marzo de 1841 dispuso la creación del Cuerpo Municipal, compuesto por seis ciudadanos de suficiente "virtud y luces" e integrado por dos alcaldes (1° y 2°), un Procurador General de Ciudad, un Defensor General de Menores, un Defensor General de Pobres y Naturales y un Fiel Executor. Este organismo se instaló el 1 de abril de 1841, aunque en rigor tenía funciones y responsabilidades judiciales, en tanto que las medidas que afectaban a las cuestiones urbanísticas, las seguía ejerciendo el gobierno de la República.
La institución municipal asunceña, así como la conocemos actualmente, fue creada el 11 de septiembre de 1869, por decreto del Gobierno provisorio establecido unas semanas antes. Estaba compuesto por cinco miembros, con facultades de administrar diversos aspectos de la vida ciudadana: limpieza de baldíos, control del mercado de carnes, administración de los alquileres del Estado, las patentes de comercio, de tasas de pesas y medidas, el cementerio, creación de escuelas, etc.
Poco tiempo duró esta institución, en julio de 1870 desapareció por falta de recursos. El 16 de noviembre de 1871, una ley municipal estableció la creación de la Municipalidad de Asunción, pero no pudo concretarse, siendo sustituida por juntas económico-administrativas.
El 7 de junio de 1882, una nueva ley dispuso la creación de municipalidades, dirigidas por un presidente de la corporación. El cargo de Intendente Municipal de la ciudad de Asunción fue creado por la ley municipal del 8 de mayo de 1891.

El primer "Lord Mayor"

Hasta la creación del cargo de la Intendencia Municipal de Asunción, el 8 de mayo de 1891, la Municipalidad capitalina estuvo dirigida por varios ciudadanos, entre quienes destacan el argentino Sinforiano Alcorta, Jaime Sosa Escalada, Cirilo Solalinde, Adolfo Saguier, Joaquín Briones, Rafael Agusti, Ricardo Brugada, Juan O'Leary, etc.
Para cumplir con la nueva ley, que establecía el cargo de Intendente municipal, el presidente Juan Gualberto González recurrió a sus vínculos familiares para llenar el cargo creado.
Efectivamente, el presidente González estaba casado con la célebre educacionista doña Rosa Peña. La hermana de doña Rosa, doña Benigna Peña, estaba casada con don José Segundo Decoud, ministro del gabinete del presidente González y, por lo tanto, su concuñado. Una hermana del señor Decoud, doña Carmen Decoud , estaba casada con un francés, llamado Francisco Casabianca (foto), quien había llegado al país como técnico del Ferrocarril.
Don Francisco había salido de su Córcega natal, siendo un jovenzuelo de 17 años, se estableció en la Argentina, donde se radicó, dedicándose a las más disímiles tareas. Vino al Paraguay y entró a trabajar como técnico ferroviario, compartiendo su tiempo con otras actividades, especialmente las deportivas (fue un consumado boxeador). Se casó con doña Carmen Decoud, con quien inició la presencia del apellido Casabianca en el Paraguay.
Designado intendente municipal, asumió el cargo el 9 de mayo de 1891, pero tuvo que abandonarlo un año después, el 4 de julio de 1892, cuando fue promulgada una ley que prohibía la presencia de extranjeros al frente de las oficinas públicas nacionales. Entre sus obras destacan la apertura y afirmado de nuevas calles de la capital, ampliando el casco urbano de la ciudad. Don Francisco Casabianca falleció en Asunción, el 18 de noviembre de 1925.

Un invento "bélico"
Cuando estalló la guerra con Bolivia, el Departamento de Marina del Ejército paraguayo movilizó a varios técnicos de nuestra incipiente radiofonía, entre quienes se encontraba don Alfonso Sá.
Para lograr la intercomunicación entre comandos de grandes unidades, destacamentos, grupos de artillería, etc.. Sá, a pedido de sus superiores, montó un modelo de radiotransmisor-receptor, que debía ser portátil, sencillo, con rendimiento positivo, peso y volumen mínimos, y capaz de soportar las más duras condiciones de transporte e inclemencias climáticas.
Luego de largos y pacientes experimentos, el señor Sá consiguió un óptimo resultado utilizando dos circuitos, el Harley simple, de una válvula, y un circuito Schnell con dos válvulas para el receptor. Una vez probado éste, su funcionamiento fue excelente.
El transceptor (transmisor y receptor) inventado por don Alfonso Sá, constaba de un cajoncito de madera y era alimentado por pila seca. Podía ser cargado al hombro igual que una mochila.
Sus señales eran escuchadas nítidamente desde cualquier punto del Chaco, por estaciones radiotelegráficas de Asunción.
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