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Cuando Enrique Alfonso, director general del coro papal, llamó a José Franco Alderete, de San José de los Arroyos, para contarle que la Misa folclórica paraguaya de su autoría había sido aprobada para la celebración central con el papa en Ñu Guasu, la satisfacción que sintió fue inconmensurable. “¡De nuevo delante de un papa!”, pensó. La Orquesta Sinfónica Nacional, compuesta por 110 músicos y dirigida por el maestro Juan Carlos Dos Santos, más un coro de 545 voces interpretarán con ritmo de guarania, polca canción y polca kyre’y los temas litúrgicos de la misa que presidirá el papa Francisco en Ñu Guasu, el 12 de julio. “El Credo es lo único que no se va a cantar”, comenta Franco.
“Luego del Concilio Vaticano II (1961-1965), se lanzó el histórico documento Sacrosanctum Concilium, que permitía a los músicos plasmar en los ritmos autóctonos de cada país la sagrada liturgia”, recuerda.
El año 1967 fue importante en la vida de Franco. En esa oportunidad, inspirado en la misa criolla, de Ariel Sánchez, en el Concilio Vaticano II y la Virgen de Caacupé —revela— comenzó a componer la Misa folclórica paraguaya. “Escuché esa misa y me tocó las fibras musicales más profundas de mi corazón. Es así que me pregunté: ‘¿Será posible que el Paraguay no tenga su misa folclórica o nativa?’”, evoca.
En abril de 1967 comenzó con el Kirie (Señor, ten piedad) y siguió con Gloria, Credo, Santo y cordero de Dios, siguiendo el rito litúrgico. Pero como siempre… no faltan las anécdotas. Franco se equivocó de texto. Cuando lo presentó al arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, este le dijo que no era el correcto, pues era anteconciliar y debía rehacerlo, “porque no era de la sagrada liturgia”. Afortunadamente, el monseñor Emilio Sosa Gaona lo ayudó en la composición. “Trabajamos día y noche. Tenía que adaptar la música al nuevo texto”, afirma.
Ni bien concluyó, se presentó nuevamente ante el monseñor Rolón. Entonces, el arzobispo de Asunción, por resolución n.o 1187/67, aprobó la Misa folclórica paraguaya, de Franco Alderete.
“Esta no fue la primera misa compuesta, pero fue la primera grabada en disco”, aclara. Entonces surgió otro tema: encontrar buenos intérpretes. Contactó con Rigoberto Arévalo y los de siempre (Los Bemoles). Al oírla, ellos aceptaron ponerle la voz. “La grabación se realizó en los estudios de radio Chaco Boreal”. Pero faltaba el coro…
Como la Caballería, acudió en su ayuda la directora del coro Polifónico del Ateneo Paraguayo, Isis de Barcena Echebeste, una de las mejores de la época; incluso, aceptó componer las partituras del coro. El Prof. José Luis Miranda, de la Camerata Miranda, quien, además, lo asoció en Autores Paraguayos Asociados (APA), hizo otro tanto para Los Bemoles. “Aunque hasta hoy no he recibido ningún pago ni como autor ni por derechos fonomecánicos. Económicamente, se quedaron con todos mis derechos. Lo único que respetaron fue mi nombre”, subraya. Y así Franco Alderete pudo cumplir su sueño.
Grabaron durante un mes a la noche, porque los cantantes aseguraban que sus voces sonaban mejor a la madrugada. Además de Los Bemoles, participaron: en el órgano, Popu Vera y Aragón; en el bajo, Hugo Lonchariz, y dos arpistas: Francisco Iglesias y, en el Credo, Nicolasito Caballero. “El máster se envió a Buenos Aires y de allí venían los discos. Fue una satisfacción muy grande, pues lo hice para glorificar a Dios, para el bien de nuestro país, porque era la patria paraguaya la que cantaba a Dios con sus ritmos de polcas y guaranias”.
El jueves 19 de junio de 1968, un Corpus Christi, el Coro Polifónico del Ateneo Paraguayo y Los Bemoles presentaron oficialmente la Misa folclórica paraguaya en la Catedral Metropolitana ante la presencia de todo el cuerpo diplomático acreditado y grandes personalidades. Los representantes de la Voice of America (VOA) la grabaron y enviaron a los Estados Unidos. “Aquello fue un boom”, evoca.
Mucha gente estuvo en desacuerdo con que hubiera arpas y guitarras en la iglesia y hasta fue desaprobado por la Comisión de Liturgia, “porque repetía demasiadas veces el Kirie”.
Entonces recurrió al monseñor Acha, quien aceptó actuar de abogado porque la misa era orecchiabile, “pegajosa”. “Y hubo otros, pero, afortunadamente, la misa siguió hasta hoy”, señala.
Ese mismo año (1968), la Misa folclórica paraguaya se presentó nuevamente; esta vez delante del papa Pablo VI en la Capilla Sixtina, en el Vaticano. “Fue cantada por los seminaristas, en su mayoría, paraguayos que estudiaban en el seminario Pío Latino de Roma. Estaban siete compatriotas; entre ellos, uno tocaba el arpa y los otros, la guitarra, y los demás formaron el coro”.
Esta vez, “su misa” será presentada ante el papa Francisco en Ñu Guasu, el 12 de julio. Comenta que el director general del coro papal, Enrique Alfonso —también director de la Schola cantorum, de la Catedral Metropolitana—; el monseñor Ricardo Valenzuela y la Comisión Nacional de Liturgia eligieron esta misa porque es orecchiabile, la canta el pueblo. “La compuse para la mayor gloria de Dios y la patria”, enfatiza. En coincidencia con esa fecha, José Franco Alderete cumple 40 años de casado, sus “bodas de rubí”, con Miriam Riquelme, con quien fueron bendecidos con seis hijos. “Mi alegría es el doble”, resalta.
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Fotos ABC Color/Silvio Rojas/Fernando Romero.