La leyenda de los Kennedy

Conocida como la familia real de Estados Unidos, el clan Kennedy es historia viva. Su reconocimiento no se debe en exclusiva a las decisivas órdenes políticas de la década de los sesenta, sino a todo el misterio y las catástrofes que han rodeado a esta legendaria familia.

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Desde que en 1963 falleciera víctima de un asesinato el presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy, la guadaña de la muerte se convirtió en escolta personal de esta dinastía política, que ha sido víctima de accidentes de tráfico, suicidios, adicciones, vicios y asesinatos políticos. Sin embargo, 50 años después parece que la familia Kennedy ha superado las desgracias a las que le ataba el destino, y la cuarta generación disfruta de una vida serena y libre de maldición alguna, de momento.

“La maldición de los Kennedy” comenzó en 1944, cuando el hijo mayor del controvertido embajador Joseph P. Kennedy, Joseph P. Kennedy Jr., falleció en un accidente aéreo, víctima de una explosión en su avión bombardero en una misión durante la Segunda Guerra Mundial.

Moría así el que había sido designado por el patriarca como futuro presidente de los Estados Unidos. El acercamiento al régimen nazi de Joseph Patrick Kennedy, “Joe”, le había costado su cargo como senador y su carrera política había acabado, así que dedicó todos sus esfuerzos a impulsar la carrera de sus hijos.

De este modo, “Joe” invertiría toda su fortuna e influencia para convertir a su hijo John Fitzgerald Kennedy en el primer presidente católico del país. Una ambición paterna insaciable que, para muchos, propició el dramático destino de este clan.

Pero antes de que JFK llegara a la Casa Blanca, la familia tuvo también que despedirse de otra hija de “Joe”, Kathleen Kennedy, quien había enviudado cuatro meses después de contraer matrimonio con el marqués de Hartington, y perecía en mayo de 1948 en otro accidente de avión, mientras sobrevolaba Francia con su amante.

A todos estos dramas hay que sumar el vivido por Rosemary Kennedy, que debido a su compleja forma de relacionarse fue sometida a una lobotomía, la cual complicó sus habilidades cognitivas y la hizo permanecer ingresada en un psiquiátrico hasta su muerte en el año 2005.

JFK llegó a la Casa Blanca en 1961 junto a su esposa Jacqueline y sus dos hijos para consolidarse como una idílica familia de cara a la opinión pública. Tal era el esplendor y el carisma de esta pareja que los medios de comunicación los empezaron a nombrar “Los Camelot”, en honor a la mítica leyenda del Rey Arturo y a la producción estrenada en Broadway también en 1960, que el presidente había declarado como su “favorita”.

Sin embargo, detrás de esta fastuosa máscara, el matrimonio padeció momentos trágicos. Antes de llegar a la presidencia, su esposa Jacqueline había sufrido un aborto natural y su primera hija nació muerta.

Además, su tercer hijo, John F. Kennedy Jr., falleció en un accidente de avión en 1999, mientras que su cuarto hijo, Patrick Bouvier Kennedy, murió dos días después de su nacimiento en 1963. A día de hoy, únicamente su hija Caroline sigue con vida, que acaba de jurar su cargo como embajadora de Japón.

El 22 de noviembre de 1963, John F. Kennedy murió asesinado de varios disparos, mientras desfilaba en un descapotable abierto, junto a su mujer, en Dallas, Texas. Su atacante, Lee Harvey Oswald, fue misteriosamente asesinado dos días más tarde, lo que supuso que numerosas personas especularan sobre su muerte y rumorearan sobre una conspiración para acabar con la vida del presidente.

El 19 de junio de 1964, Edward Moore “Ted” Kennedy, hermano del presidente JFK, sobrevivió a un accidente aéreo. Salió ileso, pero este suceso provocó que numerosas personas comenzaran a hablar de “la maldición de los Kennedy”.

Ted daba una imagen relacionada con el alcohol, las drogas y las mujeres. Cinco años más tarde, su coche volcó y cayó por un puente y, pese a que pudo salir del vehículo, no rescató a la persona que lo acompañaba, su secretaria, quien falleció ahogada, mientras él huía. Kennedy tardaría ocho horas en avisar a la policía del suceso, y, aunque sobrevivió, sus aspiraciones políticas fueron enterradas aquel día.

Otra de las muertes violentas que este clan sufrió fue la de Robert “Bobby” Kennedy, también hermano de JFK, a quien el palestino Sirhan Bishara Sirhan disparó en Los Ángeles, California, el 5 de junio de 1968, momentos después de que pronunciara un discurso triunfal, tras ganar las elecciones primarias demócratas en California, que le consolidaban como un buen candidato en la carrera presidencial.

Sin embargo, los descendientes de esta familia real no fueron capaces de romper la famosa “maldición”. De este modo, el hijo de Ted Kennedy, Edward Kennedy Jr., sufrió un sarcoma óseo de huesos a la edad de 12 años que obligó a amputarle parte de su pierna izquierda, mientras que el hijo de Robert, David Kennedy, falleció por una sobredosis en un hotel de Florida en 1984.

Otro descendiente de Robert, Michael, fallecía el día de Nochevieja de 1997, mientras esquiaba en las Montañas Rocosas del Colorado, y dos años después, John F. Kennedy Jr., su esposa y su cuñada fallecían al estrellarse el avión pilotado por el mismo hijo del expresidente en el océano Atlántico.

También muchas personas que han compartido momentos con algunos miembros de esta familia han sido víctimas de muertes accidentadas y dolorosas.

Este es el caso de Mary Richardson, esposa de Robert Francis Kennedy Jr., que se suicidó colgándose de una viga en el granero de su casa, en las afueras de Nueva York, el pasado 16 mayo 2012, cuando supo que su esposo quería el divorcio, víctima de la depresión y de su adicción a las drogas y el alcohol.

Más sonado fue el caso de la actriz Marilyn Monroe, cuya muerte está envuelta en misterio debido a la relación que mantuvo con los hermanos Robert y John F. Kennedy.

Jacqueline Bouvier, viuda del presidente Kennedy, falleció de cáncer. Pero mucho antes, había contraído matrimonio con Aristóteles Onnasis, quien al perder a su hijo en un accidente de avión gritó: “¡La maldición de los Kennedy me ha tocado!”.

El poder cosechado por los Kennedy les hizo caer en un abismo dominado por el alcohol y las drogas, un mundo de vicios y placer en el que los escándalos, los asesinatos y los conflictos judiciales han sido protagonistas.

Sin embargo, fue la progenitora, Rose Elizabeth Fitzgerald, la única que salió ilesa de esta “maldición”. El patriarca, “Joe”, perdió la capacidad de expresión debido a una embolia en 1961: falleció a la edad de 81 años tras un ataque de apoplejía.

Medio siglo después de que JFK se convirtiera en una leyenda para la nación estadounidense, la cuarta generación de este poderoso clan parece haber plantado cara a su anatema, y “Joe” Kennedy III, que el 21 de enero se convertirá en congresista de Estados Unidos en representación de Massachusetts, ha conseguido reconciliarse con la serenidad.

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