Cargando...
En setiembre del año pasado, Ruth Estigarribia iba recorriendo la ciclovía de Luque cuando un pedazo de madera le llamó la atención y lo recogió. Era una pieza del camino de la vía y que alguna vez fue una madera de “durmiente” del ferrocarril. El domingo de esa misma semana, en Areguá, encontró en la ventana de la casa de un amigo unos clavos oxidados de aspecto muy antiguo. “Pregunté qué eran y me respondió: ‘Clavos del ferrocarril’. En ese momento sentí una tristeza y decidí que algo tenía que hacer”, recuerda.
En la misma época, navegando por la red se encontró con la frase: “Detrás de todo ferrocarril desmantelado queda la huella de un sueño roto”. Entonces, entendió que le afectaba ver el ferrocarril, “un patrimonio”, en ruinas. “Y, alegóricamente, podía ver la vida como la estación de un ferrocarril que siempre parte cargado de sueños, destinos, planes y esperanzas”.
Ruth considera que la ruina de nuestro patrimonio histórico es producto de la desidia cultural y social de hace varias épocas, y hoy solo somos restos de bellos y bellas “durmientes”, sobreviviendo y esperando que llegue el príncipe a rescatarnos. Asimismo, cree que también el significado de que sean durmientes engloba un concepto muy fuerte. “Las durmientes del ferrocarril hacen contrapeso balanceando y permitiendo que este lleve cargas pesadas sin descarrilarse; eran un nivelador. Hoy, nosotros, ‘las durmientes paraguayas’, no estamos cumpliendo muy bien nuestra función de ciudadanos. Estamos en ruinas”. Añade que estamos durmiendo con marcas y huellas profundas. Necesitamos restauración para volver a andar.
Respecto a la técnica utilizada en sus obras, detalla que es una simple impresión del objeto real in situ original. “Y es tinta serigráfica que aplico con un rodillo; luego imprimo directamente sobre tela”.
El “pienso”, la idea, de emprender este proyecto le nació automáticamente cuando sintió la madera que alzó. Como el año pasado estuvo trabajando la técnica del xilograbado en sus obras, la cuestión de imprimir la madera estaba muy presente en sus pensamientos. “En el instante recordé los grabados de Edith Jiménez; ella utilizaba mucho los pedazos de maderas y troncos como taco de impresión en sus obras. Las vetas de las maderas son bellas y más aún cuando el tiempo y la naturaleza plasman sus obras en ellas logrando infinitas vetas”.
Asegura que la naturaleza misma es arte y fuente de inspiración. Da Vinci y grandes artistas del pasado concretaron sus mayores obras basados en la observación de la naturaleza.
¿Cuánto tiempo te llevó concretarlo? “Inmediatamente —responde—. Lo que hice fue registrar y explorar el lugar. Luego, me tomé unos meses viendo, leyendo y pensando en el tema. En enero de este año hice la prueba con distintos materiales y llegué a la conclusión de que el adecuado para el trabajo sería la tela. A partir de entonces, en otra ocasión me animé a imprimir los primeros 10 m de durmientes de un tramo de las vías de Luque”.
Respecto al objetivo de este trabajo, explica que Impresiones es una acción y registro artístico con grabados sobre tela de las durmientes del ferrocarril Carlos. A. López. Y pretende tomar muestras de las durmientes que quedaron en cada estación que fue parte del recorrido, desde Asunción hasta Encarnación.
“‘El psicólogo Jacques Lacan decía que lo real es aquello que no se puede terminar de contar’, y para mí, la historia del ferrocarril es un poco eso: ya no se puede revivir el pasado, se lo recuerda con anécdotas y relatos, pero lo fantástico del arte es que siempre puede simbolizar aquello que fue”. Su mirada personal se enfoca en resaltar el valor estético de lo simbólico del objeto real (la durmiente) por medio de sus impresiones, convirtiéndolas en imagen. “Esto sería un objetivo personal, pero aparte hay otro que incluye lo social, histórico y social”.
“Por su lado —continúa—, el filósofo Jacques Ranciere dice que no hay criterio que haga política a una imagen. Pero lo que una imagen sí puede hacer es traducir intenciones políticas. Una imagen forma parte de un dispositivo de visibilidad: un juego de relaciones entre lo visible, lo decible y lo pensable”.
Ruth considera que el arte participa de la política de muchas maneras: por la forma en que construye formas de visibilidad y decibilidad, lo cual significa que son maneras de ver y decir que caracterizan a todo momento histórico. “Partiendo de esto; me gustaría que por medio de este trabajo, aparte de aportar un valor estético y de registro de las condiciones en las que hoy se encuentran esos restos, se pudiera lograr una masa crítica de agentes responsables de conservación con capacidades de gestión de la conservación del patrimonio”.
Su tercer objetivo es hacer partícipe a la población en general, tanto de la preservación como la salvaguarda de este legado.
¿Cómo esperás que la gente tome tu obra? “No lo sé… ¡Eh!, es una pregunta con trampita esta… Creo que eso a mí ya no me pertenece una vez que presente la obra en su totalidad. Cuando uno produce una obra, no se encarga de producir un efecto, creo que es lo último en lo que uno piensa. Eso pertenece a la última etapa del trabajo; uno aprende observando su obra. La mirada del otro es lo que a mí me devuelve el concepto de realidad”.
Entre los planes futuros para su obra están terminarla. “Tampoco lo sé con exactitud. De hecho, una obra evoluciona y se transforma un poco con el tiempo… pero por de pronto para empezar y continuar soñando es conseguir la plata necesaria para realizar los viajes a cada estación, conseguir la tela y todos los materiales a un buen precio, y que compañeros, amigos, colegas me ayuden para hacer el registro y las impresiones”.
Ruth es consciente de que va a necesitar mucho talento humano y, como no posee grandes fondos, sería genial que en cada estación donde realice las impresiones, la gente de la zona se sume a su proyecto ayudando y que sea parte del trabajo.
La artista revela que eligió esa técnica porque no hay muchas opciones para imprimir las huellas, aparte del registro fotográfico. La eligió porque le gusta el xilograbado y estuvo trabajando el año pasado en una serie individual propia. “Y amo la madera como material. ¡Y me encantaría que perdure! Que se rescate y, si es posible, lograr que nos unamos como sociedad, exigiendo al Gobierno un sistema de transporte digno y mejorado”. Finalmente, reflexiona que si ya fuimos dueños de uno de los primeros ferrocarriles de Sudamérica, “¿por qué en el presente no podemos ser dueños del medio de transporte público, digno de ser admirado de vuelta? Algo para analizar…”, concluye.
Identikit
Ruth Celeste Estigarribia González (33) es licenciada en Artes Visuales, carrera que estudió en el Instituto Superior de Arte (ISA), dependiente de la Facultad de Arquitectura Diseño y Arte (FADA). Además de artista visual, es catalogadora de objetos de colección en una empresa que comercializa objetos antiguos.
mpalacios@abc.com.py