La herencia de Caín

La disputa rompió cánones en su momento. Ahora llega La herencia de Caín, teleserie con la que Agustín Núñez retorna a la dirección televisiva después de 19 años, con historias que sacarán el aliento a más de uno.

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-¿La herencia de Caín trae consigo solo las penurias del ser humano o también un halo de esperanza?

—La producción apunta a ser un documento sobre fragmentos de vidas, protagonizados por personas que crecen de la posibilidad de hacer visibles sus conflictos y logros. Es decir, trata de ser como la vida misma, con sus aspectos oscuros y de luces. No se pretende caer dentro de un esquema maniqueísta, como tampoco el fortalecer la idea de que uno es víctima o ganador de acuerdo al destino que le haya tocado. No. En esta serie, el ser humano define su vida y destino, luego de pasar por tropiezos y dificultades. Sale adelante con las herramientas adquiridas en su tránsito por una serie de peripecias, listo para volver a enfrentar la vida; recomenzar.

—¿El hecho de tomar historias marginales sirven para el mero marketing o hay una búsqueda detrás de estos temas?

—Para mí, el arte dramático —en cualquiera de sus formatos— es una valiosa herramienta que apunta, además de la expresión artística, a mejorar la condición humana. Desde mis inicios en teatro, ya con el grupo Tiempoovillo, mi interés ha sido el plasmar situaciones sociales que sirvan para enfrentar al individuo con los problemas y situaciones propias del tiempo que le toca vivir. Tengo una larga trayectoria de trabajo con diferentes grupos pertenecientes a sectores poco visibles a ciertos grupos sociales.

Son aquellos integrados por seres "invisibles", como son los que cobran vida a la noche, los habitantes de las calles, las reclusas y presos, los pobladores de ese barrio pintoresco y colorido llamado Ricardo Brugada (Chacarita).

El paso anterior de Caín fue el radioteatro Casos y cosas de la vida, realizado con las reclusas del Buen Pastor, en un proyecto conjunto entre El estudio y el Centro Cultural de España Juan de Salazar. Este material grabado por actores y actrices profesionales, compartiendo roles con las reclusas, ha tenido una proyección que jamás nos habíamos imaginado. Se ha emitido en todo el país. Además en Cuba, Francia, México, Argentina, España y Colombia, entre otros.

Desodorante del Espíritu Santo

—¿Nuestra sociedad está más abierta o todavía le cuesta encarar temas fuertes sobre sexualidad y otros temas tabú?

—En toda sociedad hay de todo. Hay personas inteligentes y sensibles que apuntan a expresiones más sinceras, audaces, actuales. Otras prefieren, sin embargo, seguir encerradas en una burbuja, dejando que la vida "no les toque", que siga oliendo a desodorante del Espíritu Santo, consumiendo en forma voraz historias estúpidas y alienantes. Cada producto apunta a uno u otro público, y uno es el que decide el grupo con el cual identificarse. Por suerte, hay para todo.

—¿Qué implica La herencia de Caín en cuanto a producción?

—Este proyecto está enmarcado de una forma especial, desde la cosecha misma de las historias, aportadas por sus protagonistas que, incluso, a veces actúan en las mismas. Por otro lado, estoy aplicando en el taller de guiones la forma de trabajo que apliqué en un programa en Colombia ("Burbujas") en donde se trabaja con un equipo de cuatro guionistas, bajo mi coordinación. Todos ellos vienen de experiencias en talleres de guiones con carácter social desarrollados por mí. Es así que el ensamblaje con ellos es perfecto, haciendo que el trabajo se potencie. Cada guión corresponde a uno de ellos, pero es sometido a análisis y discusión con los demás. Esto nos permite variedad en la forma de contar las historias, aunque se mantenga un eje estructural común.

—¿Qué otros aspectos contribuyen a la producción?

—La productora El tendedero, bajo la dirección de cámaras de Jerónimo Buman, juega un papel importantísimo en el producto. Con Jero y su equipo, a partir del primer capítulo, se dio una suerte de sinergia magnífica. Desde La disputa, esperé 19 años para volver a la televisión como director, y no me arrepiento. Hoy puedo decir que me siento afortunado de haber encontrado ese grupo humano y profesional que, por encima de todo, se juega conmigo sin redes. Con inmenso placer estamos haciendo lo que queremos, como creemos que debe ser.

Convivencia de actores

—El elenco incluye gente profesional y amateur, ¿qué diferencia hay entre trabajar con actores profesionales y no?

—El elenco incluye gente que quiera expresarse por medio de la actuación. Unos, profesionales de larga trayectoria. Otros, más nuevos. Y otros, que pertenecen a grupos especiales que han recibido clases de actuación y trabajan en forma activa dentro de sus comunidades. Para mí, lo importante es moverme dentro de los principios de la educación por medio del arte. La convivencia entre actores y actrices provenientes de diferentes formaciones revitaliza el trabajo en forma especial. Ven la tónica que este es un experimento de aprendizaje, en el mejor de los sentidos. Tengo la suerte de contar con un equipo maravilloso. Pese a que es un proyecto de El estudio y Agustín Núñez Producciones, no se centra en los alumnos y egresados de la institución. Al contrario, trata de ser incluyente.

—¿Cómo surge la idea de incluir a gente marginada para que sean protagonistas de sus propias historias?

 

"Mariel Von Novak y Georgina Genes (cosiendo) son algunas de las actrices de la serie dirigida por Agustín Núñez. El elenco es una mezcla de actores profesionales y no profesionales."


—Participan en pequeños a grandes papeles varias personas que vivieron los hechos en forma protagónica o tangencial. En ellas, tratamos de no identificarlas en forma directa, manteniendo su identidad e incluso ser asociada a los mismos, por todo lo que eso puede connotar a nivel de estigma social. En el set, todos somos iguales: trabajadores de la actuación, por encima de estar o no vinculados a los hechos. De alguna manera, estamos rompiendo paradigmas. Por ejemplo, una de las historias es protagonizada por un travestista. Se lo presenta como un ser con una determinada forma de vida y opción sexual, pero insertado en forma viva dentro de una sociedad conservadora, como es la nuestra. Creo que es la primera vez que en la televisión nacional se plasma un personaje así, dentro de un drama, y con el debido respeto que se merece. Hablar de los derechos humanos resulta muy fácil. Aplicarlos y ser consecuentes con ellos, ya es otra cosa. La herencia de Caín habla de aquellas cosas que mucha gente prefiere callar. Por ello las cosas siguen malamente igual. De allí el valor de la serie.

Más allá de Asunción

—¿Cuándo se inició el proyecto?

—Este proyecto se inició hace exactamente un año. Hemos trabajado en forma minuciosa en su preproducción. Vamos en el sexto capítulo, aunque ya están listos y perfectamente estudiados los otros seis, esperando para ser grabados.

—¿Qué tal ha sido la experiencia de la grabación?

—Cuando hablamos de televisión nacional, por lo general pensamos en Asunción. Con este proyecto, pretendemos abrirlo a gran parte del país. De hecho, ya hemos grabado historias que transcurren en Villarrica y Encarnación. Nuestras ciudades poseen "barrios escenográficos", que poco o nada nos detenemos a observarlos. Hay rincones de una textura, formas y colores que son una verdadera explosión de belleza. Eso tratamos de "cazar" en Caín.

—¿Qué diferencias notas en cuanto a otras producciones que has hecho?

—A diferencia de otras producciones nacionales e internacionales, acá los actores se reúnen con anterioridad para hacer un trabajo de análisis de mesa. Posteriormente, se realizan varios ensayos. Cada actor o actriz llega al set sabiendo perfectamente lo que va a hacer.

—¿Cuál cree será el aporte de La herencia de Caín al audiovisual nacional?

—En los últimos años, hay un grupo de artistas que está abocado a investigar sobre nuestro lenguaje en la expresión dramática, tanto en teatro como en el audiovisual. Es muy fuerte la penetración de material extranjero, la mayoría de escasísimo valor en todo sentido. Considero que hoy en el país hay una avidez de "vernos" en los medios.

 

"Los escenarios son cotidianos, y los actores como Diego Mongelós y Félix Medina (fotogrande) recrean el mundo asunceno real."


Nosotros, paraguayos, somos poseedores de una cultura riquísima que no sabemos valorar. Cuando hablo de esto, no me estoy refiriendo sólo al mbeju y la mandioca; sino a eso otro muy fuerte y presente en nuestras vidas que nos identifica y nos une. El lenguaje, en Caín, es estudiado minuciosamente. Asumimos lo que somos y cada personaje es coherente en su lenguaje acorde al grupo socioeconómico al que pertenece. Caín no es un experimento aislado. Es el resultado de muchos años de trabajo e investigación realizados por otros que nos antecedieron en la dura labor de apuntar hacia una forma de lenguaje audiovisual nacional.

—¿Tiene chance de poder exhibirse en el exterior?

—La verdad que no estamos trabajando con la idea de exhibirlo en el exterior, aunque el rigor de exigencia es de nivel internacional. Apuntamos, sobre todo, a dar a los nuestros lo mejor de nuestro trabajo; con suma exigencia, respeto y nivel que se merecen. Lo demás, si viene por añadidura, ¡bienvenido sea!

La herencia de Caín será emitido por Unicanal, desde el jueves 18 de marzo, a las 21:30.

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