La cruz de Cristo

¿Desde cuándo el crucifijo es objeto de culto en el catolicismo? La adoración al Cristo crucificado esperó casi cinco siglos en surgir. Desde la aparición de la primera representación en Roma, hoy se ha convertido en uno de los más sagrados y universales símbolos de la Iglesia católica.

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Hasta que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano, la crucifixión era la peor forma de castigo, deshonra y condena a una muerte lenta y dolorosa. Después de la muerte de Cristo en la cruz, en Judea, y con la expansión del cristianismo a todos los confines del imperio, la cruz se ha venido utilizando tímidamente como amuleto o reliquia. Era una representación muy simbólica y esquemática que nos remonta al siglo II. 

Santa Helena, la madre del emperador Constantino, en su búsqueda de las reliquias de Cristo –entre ellas, la cruz y los sitios sagrados– ha contribuido muchísimo a enaltecerla. Pero una de las imágenes naturalistas más antiguas que representa la crucifixión en forma de relieve es la tallada en la puerta de la Basílica de Santa Sabina, en Roma, en el siglo V, mucho después de que Constantino, a través del Edicto de Milán, legalizara el cristianismo en todo el imperio. 

Esto significa que debieron pasar casi cinco siglos para que la figura de Cristo crucificado fuera representada físicamente dentro del cristianismo. Los primeros cristianos preferían la representación de Jesús como pastor. 

Aunque dentro de la tradición y religión cristiana la celebración más importante y significativa sea la Resurrección, hoy, el crucifijo es infaltable en los altares, retablos, capillas e iglesias de cualquier porte. 

“Existen representaciones muy antiguas, pero este sacrificio no se enfatizó en los primeros años del cristianismo. En primer lugar, porque podía ser peligroso o considerado sedicioso en todo el imperio romano. Una vez que el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio, con el emperador Constantino (año 313), empiezan a aparecer las representaciones de la cruz como amuletos. Así se llega a la Edad Media, cuando comienza a ser representada con mayor asiduidad”, explica el museólogo Luis Lataza.

Del Renacimiento datan las representaciones más naturalistas de Cristo crucificado e, incluso, desnudo, como lo fue en la realidad histórica y que siempre se ha cubierto con el paño de la pureza, y que responden al contexto cultural e histórico de cada época.

En el caso de América, antes de hablar de crucifijos como los conocemos hoy, se deben hablar de los grabados, porque han sido la fuente de inspiración para el arte en esta parte del mundo. No venían precisamente crucifijos tallados de Europa, sino, muchas veces, estampas de crucifijos y, obviamente, al tratar de interpretar esas figuras bidimensionales a tridimensionales es que surgen las más diversas y coloridas –por no decir curiosas– formas de expresión artística y religiosa. Es decir, de los lienzos y tapices pasaban a las estampas y, de estas, a la imaginería en América.

Cruces paraguayas

Con motivo de la Semana Santa están expuestas 77 cruces en una muestra temporal, en el Museo de Arte Sacro de Asunción, en la que se pueden apreciar distintas formas de manifestación de cruces paraguayas, según la época y el altar o nicho del cual formaban parte en el culto familiar o social.

Las imágenes pertenecen a la colección particular del mecenas Nicolás Darío Latourrette Bo y, desde su devoción de antaño con fines religiosos, ahora se exhiben al público por primera vez. Todas son tallas paraguayas; salvo una, la cruz andina. La más antigua es del siglo XVII y, también, se tienen tallas de los siglos XVIII y XIX. 

Muchas presentan características muy propias de nuestra cultura, como las cruces verdes o floridas y las aureolas multicolores de la tradición europea, que aquí son interpretadas con las tonalidades y el gusto por el color a falta de metales preciosos.

En ellas se nota la “huella del uso” en la devoción popular en el pasado. 

A la esencia de la cruz como símbolo universal de los cristianos se agregan diversas cualidades naturalistas y elementos simbólicos de la divinidad que ayudan mejor a su interpretación: “Muchas de estas cruces son historiadas, guardan elementos de su pasión pintados, otras son cruces muy floridas, ornamentales en los remates. El resplandor del oro y metales en las cruces paraguayas es reemplazado por el juego de colores”. 

Los elementos iconográficos cristianos se entremezclan con los no litúrgicos. Así, existen algunos muy curiosos que incorporan las vestiduras de las que fue despojado Cristo y elementos adorados por civilizaciones precolombinas, como el Sol y la Luna. No obstante, en la época medieval también se incorporaban, a un lado de Cristo, el Sol y la Luna, aclara Luis Lataza. 

La Santísima Trinidad también es un elemento presente en varias representaciones de Cristo. Se presenta de distintas formas: una de las más llamativas tiene el rostro de Dios Padre con el triángulo de la Trinidad por encima de la cabeza de Jesús en la misma cruz.

Cristo de la preciosa sangre 

Una representación muy curiosa, no litúrgica, muy extendida es el Cristo de la preciosa sangre, en la que aparece un ángel recogiendo la sangre que brota del costado de Jesús en una pequeña vasija o un cáliz. Además, en la parte superior lleva la paloma del Espíritu Santo y, a los pies, una calavera. Este cráneo remite a dos cosas: el lugar en el que Cristo fue crucificado (Gólgota o Calavera) y la calavera de Adán, porque se supone que será el primero en resucitar de entre los muertos. “La calavera también remite un poco al triunfo de Cristo sobre la muerte. Significa que después viene la Resurrección; muy característico de la época barroca”.

El palo de la cruz, en las más antiguas y barrocas, sobre todo del siglo XVII, se presenta como un tronco cilíndrico con sus decorados en los extremos. Se supone que la cruz, originalmente, era de tronco y no de madera plana. 

Otro rasgo muy notorio del barroco en las cruces paraguayas es la peana (pedestal) que las sostiene, pues tiene curvas y contracurvas. Las demás ya son rectas y escalonadas.

Los remates de los crucifijos paraguayos o trifolios se llaman originalmente así porque eran como brotes que salían a la luz del tronco de la cruz. Son alternativas decorativas barrocas que implican la cruz florida o pintada en verde, representando que se puede volver a la vida, anticipa la Resurrección y remite a la idea del árbol de la vida.

Cronología

Año 33: muerte de Cristo en la cruz, en Jerusalén.

Año 62: San Pedro es crucificado boca abajo cerca de Roma.

Año 313: el emperador Constantino legaliza la religión cristiana con el Edicto de Milán, por el cual se dispone la libertad de religión en el Imperio romano. Los cristianos dejan de ser perseguidos. Su madre, Santa Helena, es quien buscó las reliquias en Medio Oriente y halló la cruz. 

Año 326: Constantino mandó construir la Basílica del Santo Sepulcro donde estaba el Gólgota, en Jerusalén. 

Año 337: muerte de Constantino. Se cree que hasta entonces se había utilizado la crucifixión en el imperio. 

Año 380: Teodosio I el Grande decretó el Edicto de Tesalónica, por el cual el cristianismo pasa a ser la religión oficial del Imperio romano. 

Siglo V: el crucifijo aparece por primera vez en un relieve en la puerta de Santa Sabina, en Roma, construida entre los años 422 y 432. Es una de las representaciones más antiguas que se conoce.

Siglo VI: se representa vestido con una túnica sin manchas, con la cabeza nimbada y, por lo general, sin clavar (hasta el siglo XI). 

Siglo VIII: se incorpora el uso de crucifijos en las iglesias. El más célebre fue el Volto Santo de Lucca, conocido como Santa Faz, que –según la leyenda– la talla se atribuye a Nicodemo. Sin clavos y con Cristo totalmente vestido. Desde aquí se popularizaron las réplicas con los peregrinos.

Siglo XIII: hasta mediados de este siglo, Cristo aparecía triunfador y se promovió desde Carlomagno. A partir de San Francisco de Asís y sus religiosos que predicaban la Pasión de Cristo, se presenta el Jesús sufriente con la corona de espinas en lugar de la vincha real. 

Siglo XIV: desde el Renacimiento, se reivindica el naturalismo, expresivas y exageradas formas. Se representa a Cristo cubierto con el paño sagrado. 

Fuente: Enciclopedia Católica online.

Sepa más 

La exposición temporaria Las 77 cruces puede ser visitada hasta el 22 de abril, en el auditorio Franca Bo del Museo de Arte Sacro (Manuel Domínguez y Paraguarí), de 9:00 a 18:00, incluyendo toda la Semana Santa. No hacen falta reservas previas. 

Web: www.museodeartesacro.com

pgomez@abc.com.py 

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