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Dice Fernando Savater que la literatura pulp se centra en la acción misma y hace poco hincapié en los resortes que la mueven o los supone elementales. Da prioridad al qué y aún más al cómo sobre el por qué, y prefiere la exhibición muscular al análisis emotivo.
De lo visto en la cultura pulp, podemos decir que nuestra realidad actual es bastante pulp, ya que muchos de sus protagonistas son políticos ignorantes, corruptos, perversos, desequilibrados, que se codean o representan a narcotraficantes y defienden engendros partidarios mutantes, devoradores de cargos públicos. Es terrorífico el derroche público que se hace en viajes innecesarios y altos sueldos en un país pobre como el nuestro. Es escalofriante como se utiliza el poder del Estado para aprovecharse y vivir a expensas de los más desafortunados, de quienes viven en la miseria.
Existe una violencia económica perversa que busca imponer sus intereses pagando (¿de su bolsillo?) campañas electorales. Las divisiones partidistas solo distraen la atención de las principales realidades políticas. Quienes se preocupan por salvar la vida de los bebés que todavía no nacieron no se interesan en salvar la vida de los niños que ya nacieron y hoy están en la calle, en la marginalidad y la violencia. Quien aseguró que iba a erradicar la pobreza, hoy impone impuestos a las cooperativas, disminuyendo su posición para ayudar y capacitar a los pobres y, de ese modo, acelerar su escape de la pobreza. Aparentes opositores políticos se involucran en el mismo proceso de saqueo de las arcas del Estado, del cual los peces gordos de la politiquería se benefician, cuales quieran sean las altas y bajas de la política del partido.
No estamos muy lejos de los relatos sangrientos de la era pulp, con su weird menace (amenaza extraña) que hoy constituyen el EPP y la ACA con sus escalofriantes acciones.
Parte de la responsabilidad de modificar estas prácticas de la política pulp le corresponde a la ciudadanía. Para eso, será necesario buscar información de calidad, valorar la participación en organizaciones sociales y comunitarias, en las que se desarrollen ideas y proyectos comunes, para adquirir autoinmunidad frente al eslogan, la publicidad y los carteles con los que hoy se atrapa, captura y somete al electorado.
carlafabri@abc.com.py