Judaísmo, cuna de los grandes monoteísmos

Es la cuna del cristianismo y del islam y, así también, una de las religiones y culturas más perseguidas a lo largo de la historia. El judaísmo, a diferencia de otras corrientes místicas, no busca feligreses, por lo que tiene pocos fieles, a diferencia de los otros dos grandes monoteísmos.

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Los judíos se encuentran en el año 5772, según el calendario hebreo, contando desde la creación del mundo. Este año celebrarán el Rosh Hashaná (Año Nuevo), que comienza el 16 de setiembre y dura hasta el 18 del mismo mes. Se recuerda no solo la aparición de Adán (relatado en el Génesis), sino también es un periodo de reflexión y arrepentimiento. Todo esto termina con el Yom Kippur (Día del Perdón), la máxima festividad religiosa, conocida también como “sábado de sábados”; tiene como objetivo principal la expiación y reconciliación, por lo que no se admite actividad comercial, social, cultural o deportiva ese día. En Israel, por sobre todo, ese día se cierra la frontera, no hay vuelos comerciales y todas las tiendas o negocios deben permanecer clausurados durante las 25 horas que dura el ayuno. Solo se permite el tránsito de vehículos policiales, militares o ambulancias.

Según la tradición, esto hace recordar una de las tantas persecuciones a los judíos por parte del rey visigodo Recaredo (586-601), que exigía la conversión de los mismos al catolicismo. Y aunque muchos lo concretaron, al llegar el Yom Kippur, los judíos se encontraban en forma clandestina para orar y pedir que todos los juramentos o promesas hechas al monarca quedaran nulos en vista a que fueron obligados a actuar en contra de su fe.

Este es solo uno de los tantos episodios negros dentro de la historia del judaísmo, que hay que comprenderlo no solo como una religión, sino como una cultura o forma de vida muy entrelazada con el pasado y las tradiciones. Un pasado que comienza con Abraham, el patriarca del judaísmo, cristianismo y del islam, y continúa con su descendencia. Yahvé habría pedido a Abraham que dejara su casa y pertenencias, y siga los caminos que él le señalaría.

En el Éxodo de la Torá se relata una de las primeras grandes persecuciones a los hebreos, ya que eran esclavos en Egipto. Y aunque para otras religiones abrahamánicas esto resulte un simple recurso literario, para los judíos cobra gran importancia, ya que Moisés libera al pueblo hebreo y va en búsqueda de la tierra prometida por Dios, por lo que tiene que cruzar el Mar Rojo y deambular por el desierto al menos 40 años antes de llegar a Canaán y, finalmente, establecer la tradición y cultura judías junto a la religión.

Durante este tiempo, Yahvé entrega al profeta Moisés los diez mandamientos que deben cumplir los hebreos. Pero, sin dudas, fue en el siglo XX cuando se comete una de las mayores atrocidades contra el pueblo judío en manos de los nazis. El Holocausto, que fue un plan diseñado sistemáticamente para exterminar al pueblo judío, se llevó a cabo en la Alemania nazista y exterminó al menos a unos seis millones de personas vinculadas al judaísmo o a la etnia judía. Los campos de concentración creados por el sistema totalitario vieron caer torturados, fusilados o hambreados a miles de individuos vinculados a la cultura hebrea.

Creencias

Las revelaciones hechas por el Dios o Yahvé al pueblo elegido, el de Israel, contenidas en la Torá o el Pentateuco (los primeros libros de la Biblia), son los pilares fundamentales de esta fe. Los judíos creen en un único dios, omnipresente, omnipotente, que creó el universo e interviene en él, que escucha las plegarias de los individuos y que los ha elegido para construir su reino en la Tierra. La religión es heredada y difícilmente puede adquirirla alguien que no está vinculado a la tradición. Dependiendo de las corrientes internas, algunas congregaciones aceptan conversos, otras más ortodoxas no. A diferencia de cualquiera otra religión, el judaísmo no busca adeptos ni fieles nuevos, no tiene misiones por el mundo, por lo que actualmente, y a pesar de ser una comunidad muy antigua, solo tiene 13 millones de fieles en todo el planeta, pero mayormente en Israel y Estados Unidos. Las interpretaciones a la Torá y al Talmud (otro de los libros sagrados) dependen del nivel de ortodoxia aplicado, ya que no existe, como en otras creencias, una autoridad máxima que diga cuál es la palabra única de Yahvé. El rabino o maestro es el encargado de impartir las enseñanzas de la tradición y de defender la fe. Es como un guía dentro de la comunidad que debe no solo atender los problemas teológicos, sino también humanos. En algunas congregaciones más liberales, se acepta que una mujer pueda ser rabina, aunque en muchas partes el machismo vigente impide que las mujeres tengan los mismos derechos y obligaciones que los hombres judíos.

El lugar más sagrado del judaísmo sigue siendo Jerusalén, ya que aparece en los libros sagrados y es el lugar donde se construyeron los grandes templos judíos de la antigüedad. Según la tradición, las sinagogas, que son los templos donde realizan sus cultos, deben orientarse en dirección a aquella ciudad santa, por lo que las oraciones también deberían apuntar en dirección a Jerusalén. El muro de los lamentos se encuentra en esta localidad israelí y figura como pieza clave dentro de la tradición judía, ya que forma parte de los restos del vetusto Templo de Jerusalén destruido por los romanos durante la conquista de Tierra Santa.

También, Jerusalén es clave para el futuro de esta religión, pues en el Monte de los Olvidos, donde se encuentran decenas de tumbas, comenzará el Juicio Final, los muertos resucitarán, el Templo destruido será levantado y a partir de allí no se sabe qué pasará: si Dios viene a la Tierra o los creyentes van a su encuentro.

No aceptan a Jesucristo

El punto de divergencia con el cristianismo radica principalmente en que el judaísmo no toma a Jesús como el hijo de Dios o el Mesías prometido por la Torá, sino como un profeta más de los varios que había en la época. Además, no consideran que un hijo de la deidad suprema haya violado las leyes judías ni muerto en manos de los romanos de forma tan brutal y sanguinaria. Por lo que esta religión sigue esperando la llegada del hijo de Dios. Los judíos rechazan la supuesta Trinidad de Dios, ya que es inconcebible para el monoteísmo tener “tres dioses”. Tampoco existe el diablo en el judaísmo, pero sí algunos sacramentos como el bautismo o el matrimonio.

Actualmente, hay varias posturas con respecto a temas controversiales. Los tradicionales son reacciones a otorgar los mismos derechos a las mujeres, no aceptan llevar a cabo actividades el día de descanso, sabbat, en donde, según el Talmud, no se puede cocinar, arar, cocer, construir, apagar o encender fuego, etcétera. También son reacios a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo o el aborto. Aún así, las corrientes más reformistas son más aperturistas y pretenden demoler ciertas tradiciones. Pero como no hay una autoridad definida y única, las comunidades diferentes a lo largo del mundo adaptan sus enseñanzas a los nuevos tiempos.

Paraguay

En Paraguay, los judíos llegaron a inicios del siglo, algunos escapando de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la mayor cantidad de judíos vino al país después de la Segunda Guerra Mundial, tras el Holocausto, buscando nuevamente un lugar donde vivir, alejados de la “Tierra prometida”. Si bien llegaron a formar una gran comunidad de unas 15 mil personas, el número de judíos en la actualidad no sobrepasa los 1000. En su mayoría, residentes en Asunción y alrededores.

En la capital paraguaya se cuenta con dos corrientes bien definidas: la conservadora, de la Unión Hebraica del Paraguay, que tiene una sinagoga en Trinidad, y la ortodoxa, del judaísmo mesiánico renovado.

Mariano Mirelman, director ejecutivo de la Comunidad Judía en Paraguay, indica que los aportes de su congregación al desarrollo del país se vienen dando desde que los primeros inmigrantes comenzaron a trabajar en suelo guaraní, donde buscaban un nuevo refugio huyendo de las guerras o las persecuciones. Comenta que, actualmente, su comunidad ayuda en proyectos sociales, educativos y culturales. La organización tiene a su cargo el Colegio Estado de Israel, además de centros de enseñanza de idiomas, deportes, interpretación de las leyes judías y la celebración de los cultos.

También organizan las festividades más representativas del judaísmo, ya que pretenden seguir manteniendo algunos rituales. “La Comunidad Judía en Paraguay sigue manteniendo ciertos ritos y tradiciones. Mantenemos la memoria de quienes nos precedieron y que aportaron mucho al Paraguay y a los judíos en general”, relata.

Fotos sxc.hu

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