Histrionismo a flor de piel

Creatividad, sensibilidad y mucho talento son cualidades que definen al actor Augusto Toranzos, protagonista de Frankenstein, la puesta de Equipo Teatro, que se presenta todos los domingos de octubre a las 11:00 en el Teatro Municipal.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2059

Cargando...

Proveniente de una familia de creativos, Augusto lleva el arte en las venas. Su abuelo Fortunato Toranzos Bardel era poeta y tanto su padre, Luis, como su hermano Félix son conocidos artistas visuales, por lo que, como estudiaba Arquitectura, se esperaba que volcara su inventiva en la pintura siguiendo las huellas de Félix, su paradigma. Pero un día la musa del teatro lo apartó del camino, lo arrulló en sus brazos y no volvió a soltarlo.

Estudió Actuación en La Escuela, de Margarita Irún, y en El Estudio, de Agustín Núñez “Aunque jamás pensé en dedicarme a la profesión”. De la mano de Julio Saldaña y Liber Fernández, pisó por primera vez las tablas con la obra El maravilloso viaje de la mentira y la verdad. Y así comenzó esta historia que con el tiempo “llegó a convertirse en una pasión y es de lo que vivo ahora”. Además enseña Teatro y Artes Plásticas a jóvenes y adultos de capacidades diferentes, también diseña escenografías. La última fue la ópera Rigoletto, de Verdi.

Aunque le gustan las obras dramáticas, es innegable que el histrionismo se le cuela por los poros. Su capacidad de improvisar hace que la comedia le salga muy fácil. Subraya que el teatro es su pasión y que actuar es la razón de su vida. Si no, va como en picado. “Cada personaje y obra es un viaje para mí; una forma de descubrir cosas, de encontrar algo externo e interno que tenía y no lo sabía. Actuar significa la cuestión vital del disfrute”.

Artista multifacético, además de dibujar, pintar, actuar y bailar... también se anima a coquetear con la poesía. “Me encanta lo poético, no solo en el lenguaje visual, sino en el actoral y en el escrito. Me gustan las figuras retóricas. La imaginación, para cualquier rama del arte, es todo”.

Para el actor, el teatro es una manera de transformar la realidad. “Por ejemplo, al actuar uno realiza cosas que no se animaría en la vida real, como asesinar, desnudarse, pasar por tonto o dejarse pisotear”. Aunque revela que no aceptaría un rol que vaya en contra de sus valores. “Pero a veces tomo el reto de representar un personaje con el cual no me siento cómodo, para desafiarme a mí mismo. Lo principal en esta profesión es perder el miedo al ridículo y a equivocarse. Eso te da la fuerza para ir perfeccionándote cada vez más. Todo actor tiene una esencia predominante para un determinado tipo de obras: cómico o dramático, pero eso no impide que no pueda hacer un papel completamente opuesto”.

Admite que le gusta el reconocimiento del público. “No para ser famoso, sino para que aprecien la calidad de mi trabajo”. Destaca que todos los papeles que representó le ayudaron a crecer. Pero resalta uno en especial, cuando lo convocó José Luis Ardissone para trabajar en el Arlequín en El enemigo del pueblo, con la dirección de Arturo Fleitas. “Ese personaje me encantó porque contenía un lenguaje diferente al que estoy acostumbrado”.

Augusto no descarta, si surge la oportunidad, de ir a probar suerte al extranjero. “Me encantaría”, dice y cuenta que alguna vez incursionó en tevé junto a Milva Gauto y Clara Franco, pero “soy un bicho del escenario”. También realizó algunos cortometrajes, pero no tiene formación audiovisual. “Una materia pendiente para ir creciendo es perderle el miedo a la cámara”.

En cuanto a Frankie, su personaje en la obra Frankenstein, refiere que tiene un profundo significado porque apela muchísimo a su niño interior. “En la vida real, lo tengo muy a flor de piel. Y en la obra, aflora algo que ya está en mí. Lo fundamental de la puesta es que, además de divertir con la historia misma, habla de que lo importante no es tu apariencia ni tu estatus social, sino tu corazón y tus buenos sentimientos”.

¿Algún proyecto a la vista? “Esta semana comienzo a ensayar Guapas, dirigido por Hugo Robles; después queremos volver a reponer Bordes, una obra danza-teatro con Natalia Fuster. También estoy con un papel pequeño en el reparto de la película Mangoré y volveré a participar en la Verbena de la Paloma, en diciembre”.

Manifiesta sentirse muy querido por las compañías que siempre lo convocan para integrar su elenco. “Agradezco a todos los que me dieron la oportunidad de ingresar en este mundo de las tablas, como Margarita Irún, Agustín Núñez, José Luis Ardissone, Patricia Reyna, Juan Carlos Cañete, Rayan Mussi, Hugo Robles... quizá me olvide de alguno. Uno no puede hacer carrera solo. Las oportunidades sirven para demostrar la capacidad. Estoy muy agradecido con la vida, y me siento afortunado y bendecido”.

Argumento

Frankenstein, de Mary Shelley, es una parodia adaptada por Equipo Teatro para el público infantil en la que se juega con lo tétrico, pero con mucho humor. Frankie (Augusto Toranzos) no es el monstruo asesino que se espera de él, sino un niño grande. Por ello, cuando es vendido a uno de los personajes para ser un asesino aniquilador, se desata el conflicto de la obra.

Dirigida por Patricia Reyna y con coreografía de Natalia Valdez, forman parte del elenco: Juan Carlos Cañete, Gabriela Cañete, Ronald Von Knobloch, Leti Sosa y Marito Zárate, se presenta todos los domingos de octubre a las 11 h en el Teatro Municipal.

mpalacios@abc.com.py

Fotos ABC Color/Heber Carballo/ Marisol Palacios.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...