Al final de la reyerta, para ejercer la primera magistratura y completar el periodo constitucional hasta el 25 de noviembre de 1902, fue designado el Vicepresidente de la República, Héctor Andrés Carvallo Acosta, quien asumió inmediatamente, con un gabinete integrado por Fulgencio R. Moreno, en Hacienda; Eduardo Fleytas, en Interior; José Irala, en Justicia, Culto e Instrucción Pública; Juan Antonio Ezcurra, en Guerra y Marina y Manuel Domínguez, en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Durante su breve administración, entre otras obras de gobierno, destaca el establecimiento del descanso dominical y la institución de los días feriados oficiales.

El señor Carvallo nació en Asunción el 8 de noviembre de 1862, y tenía 40 años cuando asumió la presidencia de la República. Hijo de doña Saturnina Acosta, casada con el chileno Emeterio Carvallo, quien le dio su apellido. Estuvo casado con Margarita Salomoni, con quien fueron padres de Margarita (casada con Harold Harrison), Andrés Héctor (casado con Celia Barbagelata), Rosa Saturnina (casada con Roberto di Lellia), María Ester, Alberto Horacio (casado con Celestina Magnani) y Aníbal Hernán. También fueron sus hijos: Arístides Hipólito (casado con Wilfrida Fretes) y Ercilia (casada con Tomás Real).

Héctor Carvallo murió en Asunción, el 16 de agosto de 1934.

Volare... oooh

El primer salto en paracaídas registrado en nuestro país , se llevó a cabo el 26 de julio de 1941, en ocasión de la conmemoración del día de la Aeronáutica.

Los saltos, que en su momento fueron muy comentados, fueron realizados por el mayor Pablo Stagni, el capitán Abdón Alvarez Albert y los tenientes Gerónimo Centurión, Epifanio Ovando, Félix Zárate Monges y José A. Duarte.

Estos oficiales se lanzaron desde un bimotor Ghibli, pilotado por el capitán Abdón Caballero Alvarez y el mecánico Marcos Schulz.

La crisis del '29 y el Paraguay

A finales de la década del '20, el estado de la economía paraguaya apuntaba para arriba. Los precios de los productos nacionales eran bastante buenos y el comercio se mantenía activo y rentable, así como era estable el tipo de cambio, por lo que casi nadie estaba prevenido para cualquier contingencia negativa. Por otra parte, el agravamiento de la cuestión chaqueña con Bolivia, ocupaba o, mejor dicho, centraba la atención, tanto del Gobierno como del resto de la sociedad.

A fines de diciembre de 1929 colapsó la Bolsa de Nueva York, y poco tiempo después ya se sintieron sus efectos en nuestra economía, al igual que en la economía de todos los países del mundo. A mediados de 1930, la Argentina dejó de comprar yerba mate, uno de los principales rubros de exportación; también hubo dificultades en la comercialización del algodón y el tabaco, pese a los esfuerzos del Gobierno por distraer la atención sobre el tema.

La escasez de dinero se hizo aguda, el crédito bancario se restringió notablemente y el acopio de rubros de exportación prácticamente se paralizó. Por otro lado, hubo una alarmante salida de capitales, teniendo como resultado una retracción económica bastante grave.

El desempleo subió a niveles nunca experimentados, que llevaron al Gobierno a tomar algunas medidas para paliar el problema, como la creación de una Dirección Nacional del Trabajo, a cargo del Ministerio del Interior.

Para dar una idea de lo que fue aquello, el precio del algodón, que en 1927 era de 20.20 dólares por libra, en 1930 bajó a 9,46; en 1931 a 5.66, para recuperarse recién allá por 1933.

La pérdida de ingresos llevó a un dramático derrumbe de precios, con sus secuelas sumamente negativas en la economía del país y de la región. La caída de las exportaciones repercutió sobre el mercado cambiario, el sistema bancario y sobre la administración fiscal.