Gramado por tierra y agua

¿Sabía que se puede llegar a Gramado por tierra y agua, cruzando primero la provincia argentina de Misiones y, luego, parte de la Sierra Gaúcha hasta Porto Alegre? Seguro que sí. Es una travesía de 800 km, desde nuestra frontera en Encarnación hasta la pintoresca ciudad del chocolate y las hortensias.

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¿Se necesita ir en vehículos propios? No necesariamente. Si se tiene un espíritu medianamente aventurero o posee el tiempo necesario como para invertirlo en una experiencia que le puede llenar de satisfacción, se puede intentar; es más posible que imposible, es más fácil que difícil. Pero hay que prever los horarios necesarios de buses y balsas o lanchas de pasajeros para arribar a destino en unas 36 h.

Si uno sale de Asunción, es preferible hacerlo en un ómnibus que parte hacia la medianoche a Encarnación y llega al amanecer. En la misma terminal de Encarnación hay que tomar el bus de servicio internacional para cruzar el río Paraná a través del puente San Roque González de Santa Cruz y conectar con la terminal de Posadas, Argentina. Si se puede llegar antes de las 10:00, mejor, porque a esa hora parte uno de los ómnibus que hace la conexión directa con la localidad de San Javier, todavía en la provincia de Misiones. San Javier está a unos 130 km de Posadas y se llega allí en un viaje de casi dos horas tras pasar por algunas localidades intermedias, como Leandro Alem. San Javier tiene un puerto sobre el río Uruguay, hasta donde uno debe ir en taxi desde la terminal de la ciudad. Si se arriba hasta las orillas del río después del mediodía, hay que esperar que pase la siesta provinciana, pues recién a las 14:00 se reanudan los servicios de balsa y lancha.

Se hace migraciones a uno y otro lado del río Uruguay. El cruce lleva apenas 15 min, y en la margen izquierda uno se encuentra con la fronteriza localidad brasileña de Porto Xavier. Subiendo unas 10 cuadras por la avenida que empieza en el puerto (se puede buscar un taxi o preguntar en los comercios cercanos, cuyos propietarios a veces hacen las veces de Uber) uno se encuentra con el centro de Porto Xavier. Ahí está la iglesia, la plaza principal, la prefeitura del municipio y, lo más importante, la pequeña rodoviária, en la que se puede conseguir el bus que va a Porto Alegre. Se pueden comprar pasajes ahí mismo y hay suficiente tiempo hasta la salida del vehículo, hacia las 19:00.

Desde Porto Xavier, el ómnibus recorrerá unos 570 km hasta Porto Alegre, pasando por localidades del estado de Río Grande do Sul, como Cerro Largo, Santo Angelo, Ijuí, Cruz Alta, Soledade y Lajeado. Son casi 10 h de viaje y se llega antes del amanecer. En la rodoviária de Porto Alegre es fácil conseguir boletos para Gramado, distante a unos 130 km de allí, que se completa en unas dos horas en ruta de subida, pues la ciudad a visitar está a unos 850 msnm.

Niebla, chocolate y flores

Llegar a Gramado es lo más parecido a estar en una ciudad europea; algunos dicen Suiza y, otros, Alemania, por las características de su arquitectura, por un lado, y quizá por los chocolates, por otro, y también por la serranía en la que está localizada, que la hace muy especial, principalmente en otoño e invierno. Apenas baja la temperatura, los visitantes pueden verse sorprendidos por una cerrada niebla cuando cae la noche, con una visibilidad que se reduce a menos de 50 m.

Con un poco de frío, también ya aparecen los puestos de chocolate caliente a consumir en grandes tazas, para dar calor al cuerpo y efectos de felicidad a la vida, según pregonan los vendedores. Pero para darle el gusto al gusto, no solamente hay chocolates. Gramado se destaca por su asado de cordero, de un sabor en máxima expresión; por sus pastas en restaurantes de origen italiano y otras exquisiteces a pedir de boca en su abundante oferta gastronómica.

Pero no solo de comida vive el hombre en Gramado, pues es un sitio para “alimentar” principalmente los ojos, con sus vistas urbanas increíbles, sus jardines callejeros llenos de hortensias (si uno llega en época); sus museos al paso de la vida de los migrantes italianos, alemanes y portugueses; una vía techada de enredaderas, sus hoteles por doquier, y sus calles que suben y bajan.

Su extraña apariencia total de ciudad bávara en plena Sudamérica se lo debe, cuenta su historia, a la migración alemana que llegó a esas tierras a finales del siglo XIX. Por esa época también arribaron los italianos.

Ciudad de festivales

Gramado es conocida también por ser una especie de ciudad de festivales, pues allí se celebran cada año el Festival de Cine (agosto), el Festival de las Flores (setiembre), el Festival de las Luces de Navidad (diciembre) y, en algún momento, el Festival del Chocolate.

Hay mucho más en Gramado, su vecina Canela y, por supuesto, para los viajes hasta Porto Alegre hay conexiones aéreas, aunque, como queda demostrado, “por tierra y agua” tiene otro sabor.

jobenitez@abc.com.py.

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