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De ahí en más su fama se acrecentó y afianzó. Desde su papel como el Comisario en la tira Polibandi, demuestra su talento en el arte de hacer reír.
Luego de unos "desajustes" en el horario de la entrevista, logramos charlar con Enrique Pavón momentos antes de grabar el programa Polibandi. Llegó al estudio con look distendido, bermudas, zapatillas deportivas y quepis. Lo vimos sencillo y alegre, por el modo en que actuó con quienes lo saludaron. Apretón de manos aquí, allá... Ese mismo trato lo recibimos. No tiene poses de estrella. Se considera una persona normal, con una infancia tranquila. Le gusta recordar esos tiempos, aquellos en los que participaba activamente de los fogones de la Pascua Joven organizados por la iglesia San Vicente de Paul. Una feliz coincidencia teniendo en cuenta que hoy justamente celebramos la Pascua de la Resurrección.
-Eras de ir mucho a la iglesia.
-Mi infancia viví en la Iglesia San Vicente y en la de Domingo Sabio. Durante la Pascua Joven no dormía; me pasaba participando de todas las iniciativas que tenían que ver con estas fechas; tengo lindos recuerdos, no puedo quejarme...No dormía luego; me pasaba vendiendo rifas y haciéndole reír a la gente.
-Después vinieron las responsabilidades.
-Asimismo... estudiar y trabajar. A los 9 años ya comencé a trabajar porque yo soy hijo de madre soltera, entonces tenía que ayudarle a mi mamá. Trabajaba de día y estudiaba de noche...
-¿Qué hubiera sido de vos de no encontrar un lugar en la comedia?
-Y supongo que hubiera sido rematador de ganado. Con eso me ganaba la vida antes de ser cómico. También era relator deportivo; estudié periodismo...
-¿En qué o quién te inspiras para hacer comedia?
-No sé, mi infancia fue bastante normal, dentro de lo que cabe, aunque fui hijo de madre soltera como te dije y eso te hace sentir un poco inestable. Todo lo que se me ocurría pensar era en estudiar y trabajar.
-Estudiaste periodismo, con la idea de convertirte en comentarista deportivo. ¿Qué te hizo cambiar de idea?
-Las circunstancias de la vida me llevaron a tomar otro rumbo. En realidad, siempre me gustó la televisión. Estuve en el programa Casino Hotel y en otras producciones, pero como todo era ad honórem, nunca tomé en serio. Me iba a lo seguro, adonde cobraba (ríe con ganas).
-¿Y cuándo lo tomaste en serio?
-Cuando un amigo me invitó para un demo en TV 2. Dormíamos en el depósito del canal. Después vino Pelota jára junto a Dani Da Rosa...
"Como era un pelota", se escucha decir a don Rafael Rojas Doria, quien se acerca a la entrevista. Se abrazan. Se percibe el respeto y cariño que le tiene Enrique. Don Rafael participa de la entrevista y de tanto en tanto interrumpe para aportar sus ocurrencias que terminan en carcajadas. En medio de un cruce de bromas, Enrique continúa con su respuesta. Poco a poco se sumaron otros compromisos hasta que me vi en la necesidad de decidir qué rumbo tomar, y ya no hace falta que diga cuál fue.
-¿Ahí descubriste que podías ganarte la vida haciendo reír a la gente?
-Y puedo decir que sí, con Pelota jára; también con Residencial Sonrisa...
-Te lanzaron al estrellato.
-No creo que haya sido así, pero obviamente con esos programas aseguré mi permanencia en la televisión y como cómico.
-Improvisás mucho, Enrique. ¿De dónde nace esa facilidad?
-Para ser un buen cómico creo que hay que estar en el mundo, en todo lo que te rodea. Observar, mirar y preguntar. Estar con los perros. Muchas de las cosas, o mejor dicho, la gran mayoría, sale de la gente, de tus colegas, de situaciones que se dan. Yo, personalmente, todas esas cosas que me llaman la atención o locuras que se me van ocurriendo en mitad de un paseo, copio en una libretita y después pongo en práctica, aunque la mayoría de las veces todo se resuelve en el campo de juego, no hay otra, hay que ser rápido.
-¿El papel de Comisario nunca te trajo problemas?
-Al principio sí, porque decían que era una falta de respeto, pero después entendieron y ahora, todo bien.
-Satirizás al personaje durante el programa. ¿Es así como ves a los comisarios?
-De una u otra manera trato de transmitir la realidad, siempre tratando de no ofender. Trato de que se rían y a la vez que reflexionen desde este papel, pero lo principal siempre es que pasen un buen rato desde sus casas.
-La inseguridad, ¿como te tiene?
-¡Ahhh!, es lo único que me pone pirevai, de mal humor. Ese no saber si al salir, vas a regresar a tu casa. Parece que nuestros gobernantes ni siquiera piensan en su familia o en sus hijos, porque son a ellos a quienes hacen pasar vergüenza en primer lugar.
-¿Pensás en hacer comedia sobre la política de nuestro país?
-Y la verdad que hay mucho material; ya pensé en hacer algo sobre algún ministerio o aduanas. "Péa la icuenta véa", interrumpe de nuevo don Rafael. Una escuela de coimeros, dice Enrique. "Y sí, todos somos buenos hasta que dejamos de serlo", expresa el compadre Rojas Doria, un poquitín más serio. La idea está; falta madurarla.
-El sueño de muchos cómicos es que los tomen en serio. ¿Te gustaría pasarte al drama?
-Un actor tiene que ser todoterreno, y yo me considero así, multifacético. Ya hice el papel de serio, también me tocó llorar y me fue bien, pero creo que tengo vena cómica para rato.
-Sos actor, guionista y hasta dicen que dirigís. ¿Me equivoco?
-Actor y guionista sí, pero dirigir todavía no es nada formal. Les doy algunas que otras indicaciones a los muchachos para que todo salga bien, pero lo bueno de la televisión es que es un trabajo en equipo en el que todos pueden aportar su grano de arena para conseguir un buen producto.
-Un consejo para los jóvenes que quieren ser cómicos.
-Yo entré a la comedia después de estudiar otra cosa y de trabajar en algo totalmente diferente. Les aconsejo que prueben de todo antes de decidirse, que tomen clases de actuación, de improvisación, que trabajen y trabajen, eso les va a preparar, les va a dar soltura y cancha.
-Sos uno de los actores cómicos, preferidos, ¿qué hacés para que no se te suban los humos a la cabeza?
-Me quedo en mi casa con mi familia; lavo, plancho, cocino, estoy con los perros, pago mis cuentas. La fama es circunstancial. Sé que todo se puede acabar de la noche a la mañana y hay que estar preparado para ello.
-¿Algún peldaño más por subir?
-Sí, quiero ser un showman, dirigir algún programa como Don Francisco, por ejemplo. Aspiro ser conductor, actor, guionista, director. Todo en uno.
-En este Domingo de Pascua, fecha que te remonta a tu infancia, ¿alguna reflexión?
-Aprovechemos este día de Resurrección para darle sentido a nuestras vidas. Hay que buscar un Norte o darnos la oportunidad de comenzar de nuevo. Y desearles a todos ¡felices Pascuas!
De entre casa
Está casado con Esther Meza desde hace siete años. "Osepota la nde yeta", le dice Don Rafael.
Es papá de Fabricio y Tiago. Es familiero. Por la mañana está en la casa, cocina, lleva a su hijo al colegio, y si hay algunas actividades laborales, las cumple. "Mi tiempo está dedicado a mi trabajo y a mi familia", asegura. Le gusta también mirar la televisión y hacer zapping. Ahora se prepara con todo para el nuevo programa Justo a tiempo junto a Dani da Rosa. Y apunta a ser empresario. Está armando la selección paraguaya de fútbol de enanos. Solo el falta ajustar algunos detalles. Está motivado con la iniciativa. "Cuando tenga todo armado, te voy a dar la primicia", promete.
-Eras de ir mucho a la iglesia.
-Mi infancia viví en la Iglesia San Vicente y en la de Domingo Sabio. Durante la Pascua Joven no dormía; me pasaba participando de todas las iniciativas que tenían que ver con estas fechas; tengo lindos recuerdos, no puedo quejarme...No dormía luego; me pasaba vendiendo rifas y haciéndole reír a la gente.
-Después vinieron las responsabilidades.
-Asimismo... estudiar y trabajar. A los 9 años ya comencé a trabajar porque yo soy hijo de madre soltera, entonces tenía que ayudarle a mi mamá. Trabajaba de día y estudiaba de noche...
-¿Qué hubiera sido de vos de no encontrar un lugar en la comedia?
-Y supongo que hubiera sido rematador de ganado. Con eso me ganaba la vida antes de ser cómico. También era relator deportivo; estudié periodismo...
-¿En qué o quién te inspiras para hacer comedia?
-No sé, mi infancia fue bastante normal, dentro de lo que cabe, aunque fui hijo de madre soltera como te dije y eso te hace sentir un poco inestable. Todo lo que se me ocurría pensar era en estudiar y trabajar.
-Estudiaste periodismo, con la idea de convertirte en comentarista deportivo. ¿Qué te hizo cambiar de idea?
-Las circunstancias de la vida me llevaron a tomar otro rumbo. En realidad, siempre me gustó la televisión. Estuve en el programa Casino Hotel y en otras producciones, pero como todo era ad honórem, nunca tomé en serio. Me iba a lo seguro, adonde cobraba (ríe con ganas).
-¿Y cuándo lo tomaste en serio?
-Cuando un amigo me invitó para un demo en TV 2. Dormíamos en el depósito del canal. Después vino Pelota jára junto a Dani Da Rosa...
"Como era un pelota", se escucha decir a don Rafael Rojas Doria, quien se acerca a la entrevista. Se abrazan. Se percibe el respeto y cariño que le tiene Enrique. Don Rafael participa de la entrevista y de tanto en tanto interrumpe para aportar sus ocurrencias que terminan en carcajadas. En medio de un cruce de bromas, Enrique continúa con su respuesta. Poco a poco se sumaron otros compromisos hasta que me vi en la necesidad de decidir qué rumbo tomar, y ya no hace falta que diga cuál fue.
-¿Ahí descubriste que podías ganarte la vida haciendo reír a la gente?
-Y puedo decir que sí, con Pelota jára; también con Residencial Sonrisa...
-Te lanzaron al estrellato.
-No creo que haya sido así, pero obviamente con esos programas aseguré mi permanencia en la televisión y como cómico.
-Improvisás mucho, Enrique. ¿De dónde nace esa facilidad?
-Para ser un buen cómico creo que hay que estar en el mundo, en todo lo que te rodea. Observar, mirar y preguntar. Estar con los perros. Muchas de las cosas, o mejor dicho, la gran mayoría, sale de la gente, de tus colegas, de situaciones que se dan. Yo, personalmente, todas esas cosas que me llaman la atención o locuras que se me van ocurriendo en mitad de un paseo, copio en una libretita y después pongo en práctica, aunque la mayoría de las veces todo se resuelve en el campo de juego, no hay otra, hay que ser rápido.
-¿El papel de Comisario nunca te trajo problemas?
-Al principio sí, porque decían que era una falta de respeto, pero después entendieron y ahora, todo bien.
-Satirizás al personaje durante el programa. ¿Es así como ves a los comisarios?
-De una u otra manera trato de transmitir la realidad, siempre tratando de no ofender. Trato de que se rían y a la vez que reflexionen desde este papel, pero lo principal siempre es que pasen un buen rato desde sus casas.
-La inseguridad, ¿como te tiene?
-¡Ahhh!, es lo único que me pone pirevai, de mal humor. Ese no saber si al salir, vas a regresar a tu casa. Parece que nuestros gobernantes ni siquiera piensan en su familia o en sus hijos, porque son a ellos a quienes hacen pasar vergüenza en primer lugar.
-¿Pensás en hacer comedia sobre la política de nuestro país?
-Y la verdad que hay mucho material; ya pensé en hacer algo sobre algún ministerio o aduanas. "Péa la icuenta véa", interrumpe de nuevo don Rafael. Una escuela de coimeros, dice Enrique. "Y sí, todos somos buenos hasta que dejamos de serlo", expresa el compadre Rojas Doria, un poquitín más serio. La idea está; falta madurarla.
-El sueño de muchos cómicos es que los tomen en serio. ¿Te gustaría pasarte al drama?
-Un actor tiene que ser todoterreno, y yo me considero así, multifacético. Ya hice el papel de serio, también me tocó llorar y me fue bien, pero creo que tengo vena cómica para rato.
-Sos actor, guionista y hasta dicen que dirigís. ¿Me equivoco?
-Actor y guionista sí, pero dirigir todavía no es nada formal. Les doy algunas que otras indicaciones a los muchachos para que todo salga bien, pero lo bueno de la televisión es que es un trabajo en equipo en el que todos pueden aportar su grano de arena para conseguir un buen producto.
-Un consejo para los jóvenes que quieren ser cómicos.
-Yo entré a la comedia después de estudiar otra cosa y de trabajar en algo totalmente diferente. Les aconsejo que prueben de todo antes de decidirse, que tomen clases de actuación, de improvisación, que trabajen y trabajen, eso les va a preparar, les va a dar soltura y cancha.
-Sos uno de los actores cómicos, preferidos, ¿qué hacés para que no se te suban los humos a la cabeza?
-Me quedo en mi casa con mi familia; lavo, plancho, cocino, estoy con los perros, pago mis cuentas. La fama es circunstancial. Sé que todo se puede acabar de la noche a la mañana y hay que estar preparado para ello.
-¿Algún peldaño más por subir?
-Sí, quiero ser un showman, dirigir algún programa como Don Francisco, por ejemplo. Aspiro ser conductor, actor, guionista, director. Todo en uno.
-En este Domingo de Pascua, fecha que te remonta a tu infancia, ¿alguna reflexión?
-Aprovechemos este día de Resurrección para darle sentido a nuestras vidas. Hay que buscar un Norte o darnos la oportunidad de comenzar de nuevo. Y desearles a todos ¡felices Pascuas!
De entre casa
Está casado con Esther Meza desde hace siete años. "Osepota la nde yeta", le dice Don Rafael.
Es papá de Fabricio y Tiago. Es familiero. Por la mañana está en la casa, cocina, lleva a su hijo al colegio, y si hay algunas actividades laborales, las cumple. "Mi tiempo está dedicado a mi trabajo y a mi familia", asegura. Le gusta también mirar la televisión y hacer zapping. Ahora se prepara con todo para el nuevo programa Justo a tiempo junto a Dani da Rosa. Y apunta a ser empresario. Está armando la selección paraguaya de fútbol de enanos. Solo el falta ajustar algunos detalles. Está motivado con la iniciativa. "Cuando tenga todo armado, te voy a dar la primicia", promete.