Gaboto y la pimienta

El primer italiano que llegó al Paraguay en 1528 fue Sebastián Gaboto. Su travesía hacia Las Molucas en busca de pimienta y otras especias lo trajo hacia estos lares. Héroe y villano a la vez, no pudo cumplir todas las condiciones impuestas por el emperador Carlos V. La colorida aventura de su vida ahora la recrea Gherardo La Francesca.

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La aventura de Sebastián Gaboto, el descubridor del Paraguay por agua, es la de un viaje al corazón profundo del continente americano. Así la recrea el embajador y navegante Gherardo La Francesca, en un atrapante relato histórico.

“No es solo una novela; es la realidad. Todos los hechos relatados son documentados con mucho escrúpulo, con una buena base histórica certificada por la historiadora Mary Monte de López Moreira”, comenta y se explaya sobre el resultado de sus indagaciones que forman parte del libro que será presentado el miércoles.

Era un tiempo en el que había una rivalidad entre España, Inglaterra, Venecia y Portugal, y Sebastián Gaboto se manejaba muy bien, con mucha habilidad, en ese escenario político diplomático y, al final, logró obtener un cargo de Carlos V. El emperador detalló en una carta lo que debía hacer como piloto mayor en su expedición, que partió el 3 de abril de 1526.

Entre las exigencias imperiales estaba buscar un camino hacia el exótico mercado de las especias en Las Molucas (Indonesia) que fuera más breve y fácil que el trazado por los navegantes Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano, entre 1519 y 1522. “Las especias eran el petróleo de ese momento”, afirma La Francesca, y el objetivo de la flotilla de Gaboto estaba destinado a lograr la mayor adquisición de pimienta y otras especias, especifica Mary Monte.

En las indicaciones de puño y letra del emperador para el navegante, “el rey (Carlos V) le dice que tiene que hacer la cartografía de los lugares. No tiene que provocar problemas con los portugueses, con su hermano querido (quizás en sentido de amigo), el rey de Portugal. Le dice que no tiene que llevar mujeres a bordo. Pero, en realidad, parece que algo pasó igualmente... En fin, le da toda una serie de indicaciones muy prácticas”, revela La Francesca.

Gaboto monta una expedición con cuatro navíos, muy similares a los de Cristóbal Colón. Era una época de gran revolución técnica, en la que las caravelas tenían características que le daban la capacidad de enfrentar los largos viajes oceánicos, y era un periodo en el que el mundo estaba bullendo porque se abrían escenarios inmensos de nuevas tierras, nuevos mundos, nuevas oportunidades. En ese ambiente sale de Sanlúcar de Barrameda, en Andalucía (España), el 3 de abril de 1526, y realiza una primera parada en las islas Canarias.

“Lo divertido que yo tengo de una experiencia de navegación, y hoy mismo lo repiten los navegantes a vela, es parar en las islas Canarias para comprar comida, preparar mejor el barco y seguir el viaje. Estas islas eran bastante conocidas desde los tiempos de los fenicios, pero aquí mismo empezaba el mundo desconocido, de los monstruos marinos, las leyendas, el mar que hervía por el calor del Ecuador...”.

La Francesca refiere que “pese a todo ese mundo misterioso y también peligrosísimo, porque no tenían conocimientos de las corrientes marinas ni los vientos, Gaboto se adentra y cuando de repente llega a la altura de las islas de Cabo Verde, toma una ruta más para el oeste”. ¿Qué pudo haber pasado para ello? Es muy probable que el navegante haya tenido relatos de los tesoros de oro y plata que estaban en el interior del continente americano.

Así llega a lo que hoy es Brasil. En Santa Catalina pierde un barco, que se hunde en arrecifes desconocidos aún. “Gaboto construye de la nada un barco nuevo, un navío, y es increíble imaginar eso en un lugar salvaje con antropófagos. Se van, entran en el Río de la Plata y, con el nuevo barco, pueden remontar más fácilmente la corriente con una galeota de 24 remos. Empieza a surcar hasta llegar a un lugar en el que establece la fortaleza de Sancti Spiritus”.

Ese lugar hoy se llama Puerto Gaboto y, actualmente, tiene una expedición arqueológica argentina que realiza excavaciones. “Hallaron dados con los cuales mataban el tiempo los marinos jugando y cascabeles que, probablemente, eran la moneda de cambio con los indígenas. También se hallaron cerámicas y objetos de vidrio, entre otras muchas cosas”.

El paraje estaba poblado por los timbús, que no eran pacíficos como los guaraníes. Gaboto deja una guarnición de sus compañeros para seguir la exploración hacia el norte. Pero llegan los indígenas, quienes queman y destruyen la fortaleza. “La leyenda comprobaría que la prohibición de llevar mujeres a bordo no siempre se cumplía. No existen pruebas, pero se habla de Lucía Miranda, esposa de Sebastián Hurtado, miembro de la tripulación, quien venía en el barco. Al parecer, el cacique de los timbú, Mangoré, se enamoró perdidamente de la joven española y se presentó, después de la salida de Gaboto, en el fuerte con ofertas de abundante comida acompañado de 30 guerreros. Durante la noche, en un hecho parecido al del Caballo de Troya, cuando todos estaban durmiendo luego de haber tomado algo fuerte, abren las puertas y destruyen todo. Llegan 3000 indígenas y arrasan. Lo único que quedó ahora se están encontrando en las excavaciones”.

Este experimento de Sebastián Gaboto fue muy importante para que Juan de Salazar, luego, continuara y decidiera fundar Asunción siguiendo sus huellas. El navegante remontó más arriba e hizo una tentativa de colonizar, pero no funcionó.

“Sebastián Gaboto ha tenido muchas aventuras, problemas terribles de hambre, sed y amotinamiento. Sobrevivió al ataque en Sancti Spiritus porque estaba en uno de los navíos. Regresó a España y fue condenado en un comienzo porque no cumplió con el pacto con Carlos V, al haber hecho una misión diferente (tampoco cumplió con la recomendación de no llevar una mujer a bordo, pero eso se toleraba). Al final, el emperador lo perdonó por no haber llegado a Las Molucas, porque Carlos V entendió que en el mundo había no solamente las especias del Asia, sino también existía un continente entero para explorar y colonizar”.

El navegante fue rehabilitado por la importancia de sus descubrimientos y ocupó el cargo de piloto mayor en Sevilla, el puesto más elevado en la marinería en ese tiempo.

Falleció en 1557, en avanzada edad (tendría unos 73 años, aunque no se sabe bien si nació en 1478 o 1484) y una de sus obras más importantes, aparte de sus exploraciones, fue elaborar un planisferio, un mapa que trazó en 1544. “Fue un aporte muy valioso en el que ya América Latina tenía la forma más aproximada para la época, pues antes de Gaboto, los trazados tenían confines muy irregulares. La veían a América como una gran isla y no un continente. Los europeos solo pensaban en Asia y no veían el obstáculo que tenían en el camino, y Gaboto contribuyó a esa evolución”.

También dio aportes a Inglaterra. Tras su retorno a España, había ido a Londres, donde tenía raíces porque su padre, Giovanni Gaboto, también navegante, había hecho expediciones por cuenta del rey de Inglaterra (Enrique VII).

Sebastián Gaboto contribuyó a delinear las costas norteamericanas, desde Canadá hasta Florida, como cartógrafo de la Corte de Inglaterra. En esa tarea organizó una expedición —de la cual no participó por su avanzada edad, aunque sí la dirigió— para buscar un camino al Asia por el norte de Europa. Habían ido tres navíos, pero toda la tripulación junto con el comandante de expedición fueron hallados congelados en los glaciares.

“Pese a su vejez, Sebastián Gaboto todavía estaba con una energía increíble, la misma de esos tiempos. Personas como él, que habían logrado llegar al cargo más alto de piloto mayor, tenían una carrera asegurada, un buen pago y una posición que les permitía una vida fácil y tranquila, seguían con ímpetu increíble. Esa fuerza para ir a procurar algo más allá de donde estaba el mundo conocido y enfrentarlo era un gran desafío, una aventura. El ejemplo está en que su primer viaje lo había hecho con 230 tripulantes y regresó con apenas 30 o 35. Muchos murieron en el intento, pero eso era normal en esa época de efervescencia por descubrir un mundo nuevo, por hallar lo desconocido”.

Dato Clave

Sebastián Gaboto 1528. El primer italiano en Paraguay. Historia de un viaje al Corazón Profundo del Continente Americano, de Gherardo La Francesca, es una edición del Centro Cultural de la República El Cabildo, la Embajada de Italia en Paraguay y Servilibro. Se presentará el miércoles 2 de setiembre, a las 19:00, en el auditorio del Cabildo. La presentación estará a cargo de la historiadora Dra. Mary Monte de López Moreira.

El 11 de setiembre se presentará también en Roma, en el Festival de Literatura de Viajes, promovido por la Sociedad Geográfica Italiana.

pgomez@abc.com.py

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