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Nunca necesitó tomar un antibiótico. Nunca, en mi vida.
¿A qué se debe, tiene una alimentación extraordinaria...? La normal. Pero evito el alcohol, el cigarrillo, las trasnochadas absurdas, inútiles. Evito el estrés.
Hace poco inauguró su instituto de arte, se debe sentir realizado. Sí, es la culminación de un sueño largamente acariciado. Siempre soñé con tener un complejo donde se reúnan el instituto de arte, la librería artística, la galería de arte, la zona de promoción y publicidad y la zona doméstica de producción, donde fabricamos todo lo inherente al profesional dibujante, pintor y arquitecto.
Seguro que su habilidad para el dibujo viene de chico. Jugaba fútbol con los chicos del barrio y como era el más inútil me ponían en el arco. Y me entraban los goles, porque yo me pasaba dibujando en el suelo. En la escuela me aplazaban en dibujo, nadie creía que los que presentaba eran hechos por mí.
Creían que otra persona los hacía. Exacto. Creían que mandaba hacer mis dibujos. Cuando vine a la Escuela de Bellas Artes e ingresé al primer curso, al poco tiempo, don Roberto Holden Jara, para mí uno de los más grandes pintores que tuvo el Paraguay, me nombra su ayudante personal. Luego viajé al Brasil, estuve haciendo cursos de perfeccionamiento hasta venir de nuevo al país y meterme en la televisión.
¿Cómo se dio su ingreso en la televisión? Me contrata el Dr. Esculies, que manejaba un programa que se llamaba "Mujeres Ok". Y me dieron tres minutos para dibujar y enseñar a las mujeres que veían ese programa de cocina.
Le dieron un bloque. Un bloquecito. Tuvo éxito y un día me llama la gente del Canal 9 y me propone hacer media hora de televisión, habida cuenta del éxito que tuvo mi participación. Volví a tener suerte, éxito, suceso, o lo que sea...
Ya era un programa suyo. Sí, mi programa. Se llamaba Dibujando con Porfirio Busto. De ahí se sucedieron hechos bastante singulares como, por ejemplo, en plena dictadura porque le dibujé al jefe de Policía me llevaron preso.
¿Tan grotesca era la caricatura del Gral. Alcibiades Brítez Borges que se molestó tanto como para apresarlo? Era agosto 30, día del agente de Policía. Y mi programa era improvisado y en vivo. Iba antes del noticiero y después de un programa deportivo. Durante la tanda, en tres minutos, tenía que armar mi escenografía, los músicos, todo. Y mi madre, con quien yo vivía en ese momento, porque era soltero, me dijo al salir: "acordate, hoy es el día del agente". Llego al canal y lo primero que hago es la caricatura del Gral. Brítez; para qué. De ahí ya tuvimos problemas. La "caperucita roja" que nos espera afuera a mí y a Ernesto García. Ernesto estaba conmigo como animador. Fuimos presos los dos.
¿Cuánto duró el encierro? Cuatro días.
¿Y qué explicaciones les dieron? Nada, absolutamente nada. Nunca nos dieron ninguna explicación. Yo con vergüenza muchas veces cuento, porque tengo cierta admiración y mucho respeto por los que sí fueron torturados. Pero nosotros también, porque una tortura es que te derramen agua sucia, que te pelen la cabeza, te insulten y te pateen.
¿Le pelaron la cabeza? Claro que sí. Tengo fotografías.
Y así, con la cabeza pelada, siguió haciendo su programa. Me puse peluca, simplemente porque era grotesco. Grotesca y denigrante la manera en que me cortaron el cabello. Siete meses usé peluca, después me la quité.
Más allá de esa anécdota, en general la pasó bien en televisión. ¿Cuál fue la química para lograr que el público se interese por su espacio? Aparte del dibujo que enganchó a mucha gente, tenía presentación de los mejores grupos musicales. Y números internacionales que venían al Paraguay pasaban por mi programa. Los mejores, como Sandro, Roberto Carlos, Dyango, cantaron en mi programa.
¿Ganó buen dinero? En televisión no gané dinero, pero sí me posicioné. En televisión no se gana dinero en Paraguay.
Da estatus. Da imagen. Y si vos sabés vender tu arte a partir de ahí te podés proyectar. Es penoso ver que grandes figuras terminan vendiendo juegos de azar en la culminación de su carrera, porque no hay otra cosa acá.
¿Diez años en Canal 9, cómo se rompe el nexo laboral? Me contrata el Canal 13. La única figura del Canal 13 contratada para salir en vivo y en directo fui yo.
En sus inicios. Sí, cuando comenzó Canal 13, en 1980. Salía en colores, era una novedad. Canal 9 seguía saliendo en blanco y negro.
¿Se enojaron con usted los directivos del 9? Obviamente sí. Nunca tuvieron una salida así. Yo fui el primero, no había ese historial antes.
¿Y por qué duró relativamente poco tiempo en el 13, cinco años? Al quinto año me di cuenta de que lo que yo estaba dando a las televisoras podría darme a mí mismo. Entonces, dije: "Si yo puedo dar esto a otras empresas, por qué no darle a la mía". Fue lo que hice.
No habrá sido una decisión fácil retirarse de la tevé. Fue lo más difícil, porque a mí no me echaron de la televisión. Pero cuando ya tenés una familia constituida, hijos, y tenés muchas ambiciones, porque yo soy el de los sueños grandes, no hay otra: o seguís empleándote en el canal, sos número uno como imagen y nada detrás. O hacés a la inversa.
Si algún productor le propone conducir un programa. ¿volvería a la televisión? Tienen que darse dos cosas. En primer lugar, que se adapten a mi tiempo. Y en segundo, no me tienen que pedir que yo busque auspiciantes.
Se cansó de tener que salir a buscar apoyo comercial. Cuando hacía Dibujando con Porfirio Busto yo manejaba la parte comercial, buscaba auspiciantes, yo hacía la escenografía, contrataba a los músicos. A los extras que trabajaban conmigo, yo les pagaba. Terminaba el programa, salía a cobrar, traía el dinero al canal. Yo hacia todo.
Hoy, lejos de sus años de fama, ¿qué rescata de esa vida tan ajetreada? El contacto directo con la gente. Y mostrarle lo que yo sé hacer, enseñando. Cuando yo te enseño a dibujar y pintar, te estoy enseñando a educar la vista, ver más que el común de la gente. Te estoy incentivando a desarrollar tu creatividad. Me hace bien saber hoy que mis alumnos son grandes pintores, grandes arquitectos, grandes ingenieros.
¿A quiénes puede nombrar? A tantos, pero si doy nombres se enojan conmigo. Porque en esta especialidad, parece un contrasentido, no es bueno decir estudié con Porfirio Busto. Es bueno decir estudié en los Estados Unidos.
¿Hay una persona que le encantaba retratar? Tantas, che. Tantos, solo que estaban tan prohibidos. Pero, así subterráneamente había figuras tan simpáticas, el mismo Stroessner.
¿Se animó a dibujarle a Stroessner? Sí, pero a escondidas.
¿Cómo reacciona la gente cuando lo ve en la calle? La generación nueva no me conoce. Pero los de treinta y pico me recuerdan todavía. Además, yo soy un tipo medio raro.
¿Por qué? No sé. Será por el pelo largo. No visto como el papá tradicional. Y para este país soy medio un tiro al aire.
Es fácil suponer que en su época de galán no eran pocas las chicas que fantaseaban con usted. Supongo que sí por las cartas que recibía y conste que, en aquella época no existían los teléfonos celulares, los e-mails; eran cartas escritas a mano.
Llegaban en cantidad. Pilas y pilas. Para que tengas una idea, único canal en el Paraguay, no había cable, olvidate de Canal 13, como gran novedad años después aparece Canal 11 de Formosa. Unico canal, único programa paraguayo, qué vas a hacer, vas a mirar solamente mi programa. Cuando pasé al 13, también era, salvo los noticieros, el único programa artístico que salía en colores. Se dieron circunstancias para que yo fuera una estrella, un ídolo de la televisión, en aquel momento.
¿Alguno de sus hijos sigue sus pasos en el dibujo y la pintura? Una me salió escritora, Mónica lanzó su libro hace poco. La otra, Julieta, está para ser ingeniera en marketing y publicidad. Y las otras están todavía en colegios. El último, el varón, me parece que va a salir por mí.
¿Ya tomó los lápices? Ya. Y le gusta. Creo que está en buen camino.
¿Ideas futuras? Tengo congelada una serie de proyectos. De diez me fallan ocho, dos las pego. Quiero lanzar los fascículos Dibujando con Porfirio Busto.
Identikit
Porfirio Busto Pesoa nació en Asunción el 21 de noviembre de 1947. Recibió su título de profesor de dibujo y pintura en la Escuela de Bellas Artes. Está casado con Fátima Benítez y es papá de cinco hijos: Julieta (21), Mónica (20), Andrea(18), Patricia (15) y Porfirio Junior (10). En junio inauguró su centro cultural en Villa Morra.