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-Flor, ¿a qué edad diste tus primeros pasos como actriz?
-Desde pequeña ya empecé a pisar los escenarios, pero recién a los 14 años hice por primera vez un papel principal en una obra de teatro, en el colegio. A partir de allí, siempre actué en las olimpiadas de teatro. Pero recién a los 20 años, después de terminar el colegio, empecé a estudiar la carrera de actuación. Estuve dos años en El Estudio, de Agustín Núñez, donde quedé seleccionada para ingresar en el Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa y allí fortalecí mi carrera durante dos años más.
-¿Cómo se dio tu ida a México?
-Empecé a investigar sobre las televisoras más grandes de Latinoamérica y Televisa sobresalía ampliamente. Descubrí que tenían el CEA para formar a sus actores. De allí salen el 90 % de los profesionales que trabajan en la empresa. Hacen un cásting anual en el que se presentan alrededor de 8000 postulantes de todo el mundo y solo se eligen a 40. Entré al sitio web de la institución y me informé. La primera prueba es visual. Al mes, me avisaron que pasé a la segunda fase y que ya tenía fecha de cásting, así que con mis ahorros hice maletas y fui al Distrito Federal (DF) para realizar la prueba, y luego regresé al Paraguay.
Para mi sorpresa, a los 15 días me avisaron que ¡quedé seleccionada! Mi felicidad fue inmensa. A partir de allí, empecé a ver cómo haría para mudarme, porque tenía menos de un mes para instalarme y no conocía a nadie. Una amiga me ayudó a conseguir un lugar donde quedarme provisoriamente en el DF y así, luchando medio a la deriva, pero con mucha valentía y ganas, fui a vivir una aventura que cambió completamente mi vida.
-¿Te costó mucho la adaptación?
-Empezar de cero es difícil. Tenía miedo, porque no sabía si lo que estaba haciendo iba a funcionar o no. Dejé todo por algo que hasta entonces era un sueño. Fue muy difícil dejar mis comodidades, a mi familia, mis amigas y mi novio. Lloré muchas veces. Me costaba hacer las compras sola; no sabía ni qué comprar, porque allá hay mil cosas diferentes. Llegar sola a la “gran ciudad” es complicado. Las distancias, el tráfico, los horarios de las comidas, las comidas. Una de las cosas que más me costó fue cambiar de acento; como extranjera, lo primero que hace Televisa es ponerte clases particulares. Tuve profesores que me enseñaron a hablar el neutro mexicano; es un choque muy fuerte. Me sentía tan rara, diferente.
-¿Cómo se dio tu ingreso a Televisa?
-Terminado el CEA, llegó el difícil momento de empezar a buscar trabajo, pero gracias a Dios encontré rápido. Hice capítulos en varias novelas, hasta que me quedé en Libre Para Amarte, con el personaje de Julieta, “La chica del calendario”.
-¿Qué significó para vos como actriz?
-Siento que mis sueños se están concretando de a poco. Luché tanto por todo esto que me siento feliz. Puedo contar muchas cosas, pero solo yo sé por todo lo que pasé y lo que me costó estar donde estoy ahora. Solo el que lo vive sabe. Obviamente, me falta muchísimo por hacer y ambiciono muchas más cosas, pero hasta ahora me siento satisfecha y feliz a nivel profesional y personal.
-Como la primera paraguaya en Televisa, ¿marcás un precedente?
-A diario recibo hermosos mensajes en las redes sociales de mucha gente que tiene el mismo sueño que yo, y que gracias a mi experiencia se siente animada y alentada. Creo que se trata de inspirar a la gente, de creer en los sueños, de luchar y de demostrar que, a pesar de todo, sí se puede.
mbareiro@abc.com.py