Firmeza y diplomacia

A dos meses de arribar a nuestro país, Leslie A. Basset, embajadora de los Estados Unidos de América en el Paraguay, analiza el rol femenino en la diplomacia en el Día Internacional de la Mujer. Madre y amante de las mascotas, muestra su lado más humano.

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Hasta su nombramiento como embajadora de los Estados Unidos en nuestro país, Leslie Basset ha hecho un largo recorrido diplomático que comenzó como un sueño cuando era adolescente y culminó con una carrera de más de 30 años en el Servicio Exterior Senior del Departamento de Estado.

Basset sirvió como ministra consejera de su país en Filipinas, México y Bostwana. También trabajó en Colombia, Israel, Sudáfrica, El Salvador y Nicaragua. En su récord académico se encuentra como egresada distinguida de la Escuela Nacional de Guerra, una maestría en la Universidad Johns Hopkins, y recibió su licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad de California, en Davis.

La diplomática llegó a nuestro país el 6 de enero de este año y, 11 días después, presentó sus cartas credenciales ante el Gobierno paraguayo. Antes de venir al Paraguay, trabajó como ministra consejera de la Embajada de EE. UU. en Seúl, Corea. Madre de una hija y amante de su mascota Santana, una labradora, se hizo de un tiempo en su apretada agenda diplomática para conversar del rol de la mujer, cuyo día internacional se conmemora hoy, y de su nueva vida en nuestro país.

-A nivel diplomático, ¿cuál es el trabajo que desarrollará en nuestro país y cuál es el principal desafío?

-Yo no veo (el trabajo) como desafío, sino como oportunidades. Es un momento muy interesante en el Paraguay, en nuestra relación y, para mí, la oportunidad que tengo con mi equipo es increíble. Trataremos de impulsar lo que el Paraguay está definiendo por sí mismo como su futuro, sus deseos, sus metas y ver cómo nuestros pequeños apoyos pueden contribuir a eso. Para mí, hay un tema muy atrayente y es tratar de promover las posibilidades para los niños, niñas y, especialmente, el equipo de la embajada que trabaja en asuntos cívicos tiene muchas oportunidades para los jóvenes: aprender inglés y darles consejos. He conocido a algunos jóvenes paraguayos y todavía tengo mucho que aprender, pero son muy impresionantes, tienen mucho entusiasmo, mucha disciplina y dedicación a su oficio.

-¿Cómo fue que eligió esta carrera?

-Empecé en el colegio haciendo babysitting, cuidando los niños de otras personas, de las madres que trabajaban o querían algunas horas libres, porque estos niños no tienen niñera normalmente. Entonces, hice mi trabajo, gané todo mi dinero y me fui con un grupo organizado por mi colegio a Europa por dos semanas. Eso cambió mi vida completamente, porque yo no sabía que la gente vivía de esa manera tan diferente, muy buena e interesante, pero tan diferente a la de California del Sur, donde yo crecí y todos tienen su jardín y otras cosas… Una vida un poco monótona tal vez. Pero en Europa todo era tan vivo, la gente tan interesante, la música, la cultura, y todo en un lugar muy accesible.

-¿Qué lugares de Europa?

-París, Londres… Cada día era una capital diferente. Pero todo fue muy interesante, y en ese momento decidí que iba a trabajar en otros países. No sabía cómo. Esa fue mi meta, eso iba a hacer. Después, ya en la universidad, estudié Relaciones Internacionales, me fui de intercambio a Francia un año y, al final de mi cuarto año de universidad, estaba viviendo con tres compañeras. Juntas tomamos el examen de Servicio Exterior y dos de nosotras tuvimos éxito. Mi colega, con la que habíamos ingresado, acaba de retirarse.

-Como mujer dentro del área diplomática de un país muy influyente, ¿cómo se siente?

-Es un honor y privilegio representar a los Estados Unidos en cualquier situación. Tengo 32 años de ser diplomática, empecé en Nicaragua y he pasado por muchos países; en ellos siempre mantuve el interés de ver las posibilidades de conocer gente, lugares diferentes, otras historias y vivirlas, no solamente leer las noticias. He estado en lugares interesantes como Sudáfrica, Israel, Colombia, México, donde están pasando cosas y podemos tomar parte. Como mujer, ha sido interesante, porque sí hay prejuicios, hay preocupaciones, pero también hay oportunidades y, para mí, ha sido una carrera llena de oportunidades más que desafíos.

-En más de tres décadas de servicio diplomático, ¿cuál fue el momento que le marcó o alguna anécdota que recuerde?

-Yo era la encargada de negocios en México cuando el presidente George Bush terminó su mandato y asumió Barack Obama. Me quedé como encargada esperando la llegada del nuevo embajador y eso, a veces, lleva tiempo. Entonces, por seis meses más o menos quedé al frente de la embajada y vino Obama a visitarnos. Fue algo increíble, porque estuvimos con los preparativos, muy exigentes por cierto, pero anduvimos en su propio auto.

-¿Qué lugar ocupan el trabajo, la familia, los pasatiempos? ¿Cómo organiza su vida?

(En este momento) estoy un poco desorganizada, tengo muchas cosas que hacer. Soy madre soltera; tengo una hija llamada Nadia, de 15 años, nacida en Italia. Ella me ha acompañado en mi carrera y he trabajado en seis países por ella. Ahora va a culminar sus estudios secundarios en el Paraguay. Mi cargo más importante es ser su madre, mi segundo cargo más importante es la diplomacia y el tercero, los animales y, al final, vengo yo. Eso es más difícil. Tengo algunas ocupaciones que hago cuando tengo tiempo. Pero mi alegría de vivir es mi hija.

-¿Cómo maneja la maternidad de una adolescente, una etapa difícil?

-Una de las cosas más críticas que se le puede hacer a una adolescente es trasladarla en medio año a otro colegio. Es el momento en el que las amistades son más fuertes y esta ha sido una etapa difícil para ella. Sin embargo, tiene ese interés en el mundo, en ver lugares diferentes y, cuando regresemos a los Estados Unidos, ella podrá decir a sus pares sus experiencias de vivir en un lugar tan interesante fuera de su país de origen.

-También, su mascota Santana ocupa un lugar en su corazón.

-Santana, una perra golden retriever (labradora), es de Filipinas y ahora está aquí en el Paraguay. También tenemos un gato, que lo adoptamos aquí. Santana quiere jugar con él, pero creo que el gatito todavía está pensando si es buena idea (risas).

Cuando llegó al Paraguay, hizo un saludo en guaraní. ¿Piensa ahondar en el uso del idioma como herramienta para interactuar en el interior del país?

Bueno, cuando llegué a Corea hace tres años, juré que iba a estudiar coreano y ser experta en el idioma, pero no tuve éxito y lo lamento. Puedo pronunciar las 10 cosas más importantes y de cortesía que se pueden decir en coreano. El idioma guaraní lo aprendí por medio de una profesora en nuestra escuela de idiomas, pero no teníamos un libro de instrucciones de guaraní. Ella me hizo una serie de powerpoints para enseñarme algunos dichos y algunas cosas para decir. Después, por Skype trató de enseñarme cómo se hace todo eso.

mescurra@abc.com.py 

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