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De chico, a Federico Báez Garozzo le gustaba mirar televisión. Sus programas favoritos estaban relacionados con dibujos, series y películas. En esa etapa, el dibujo no estaba presente en su rutina diaria, pero le era muy fácil imaginar mil historias, en las que siempre era protagonista. “Los garabatos y las famosas casitas con sol y nubes siempre estuvieron en mi niñez”, recuerda entre risas.
Su etapa de dibujante comenzó hace solo cinco años, como un entretenimiento. En algún texto había leído que dibujar calmaba la ansiedad y funcionaba para sobrellevar esos estados de inquietud. Entonces, se propuso dibujar. “Ilustrar me ayudó en esa etapa muy difícil en la que sufría ansiedad o, tal vez, algo de depresión... Hizo que mi mente se mantenga ocupada. Me entretenía trazando líneas y diferentes tipos de figuras geométricas”, cuenta.
En medio de esas habilidades que comenzaron a aflorar, también se dedicó a tatuar. “En mi afición por los tatuajes, que considero obras de arte, buscaba referentes latinoamericanos y me encontré con una entrevista hecha a Ricardo Cavolo en un canal de YouTube. Se me quedó grabada una parte que decía: ‘Mucha gente dice que dibuja como un niño de kinder, y tiene razón, porque es a esa edad cuando dejamos de lado el dibujo. Perdemos esa práctica y entusiasmo por dibujar, por los colores, por crear todo un mundo. Y no importa que dibujes como un niño o tengas el don del dibujo, lo importante es que expreses lo que sientas y, por añadidura, crees tu propio sello’. Esas palabras me marcaron. Así que no me importó comenzar a dibujar de nuevo como un niño, sin forzar ese proceso que durante años se postergó”, confiesa.
Poco a poco, sus esbozos fueron tomando forma, trascendiendo y definiendo un estilo: el outsider. “Una corriente que puede caracterizarse por ser el ‘otro’ lado de la sociedad. Lo otro permite conocer lo desconocido para proteger la identidad propia”, explica el artista.
Para profesionalizar su talento, estudió dirección y producción de tevé en el IPAC, donde adquirió conocimiento de manejo de lenguaje audiovisual, guion y estética de la imagen. “Estos elementos son la base de mis obras, ya que mi trabajo se centra en contar una historia diferente en cada dibujo”, añade.
En esas historias se visualizan personajes que expresan sentimientos a través de símbolos. “A veces, estos tienen parejas, se unen con un corto relato y forman una historia, ya sea de amor, desamor, alegría, tristeza u otro sentimiento. Mi ideal es la libre interpretación del receptor. Me encanta dibujar varios ojos en mis personajes; es una forma de expresar más sentimiento”, afirma.
-¿Y qué exigencias te ponés a la hora de dibujar?
-Ninguna, solo me dejo llevar por la inspiración del momento. Eso sí, siempre acompañado de buena música.
-¿Qué te inspira?
-Los sentimientos y las pasiones que transmiten canciones, como las de John Frusciante, e incontables bandas de pop y rock que son mi referentes, a menudo. Lo oculto y lo raro. Dos artistas que me inspiran desde siempre son Ricardo Cavolo e Ylena Manzoni (Vinil).
-¿Hasta dónde pretendés llegar con tus dibujos?
-Lo que me importa es transmitir arte, generar sensaciones en las personas que ven mis dibujos. Es genial sentir el retorno de la gente; es como recibir aliento y confirmación de que voy logrando lo que me propongo.
-¿A qué otra cosa te dedicás?
-Me gusta la fotografía y la creación de versos cortos como entretenimiento. También formo parte del sector administrativo de una empresa (risas). Además, soy papá, y estoy acompañando a mi hija en sus primeras y libres expresiones artísticas. Una tarea más que importante.
-El dibujo, ¿es un trabajo o un sueño hecho realidad?
-Dibujar es como meditar, mi manera de conectarme con mi interior; además de compartir y transmitir arte.
-¿Cuál fue tu primer encargo a nivel profesional?
-Un dibujo para Raúl Villalba, director de La Obra Fotógrafos. Cuando me encargan un trabajo libre, soy de stalkear cuentas en redes sociales. Así conozco las cosas que les gusta, las músicas que escuchan, sus ideales... Son mi base para crear algo que les haga sentirse realmente identificados.
-¿Qué grado de libertad exigís al momento de trabajar para un cliente?
-Toda la que se permita. Para mí, eso representa un reto y me gusta, me hace crecer. Casi todo está permitido, pero siempre va a estar presente mi estilo, mi sello.
-¿Internet y el desarrollo de herramientas digitales tienen mucha influencia en tu trabajo?
-La plataforma que uso para mostrar mis trabajos es 100 % digital. Me integré a Instagram para mostrar mis dibujos. Si no fuera por esta vía, llegar a la gente sería mucho más difícil.
-Cuando dibujás, ¿lo hacés para vos o para los demás?
-Cuando hay mucho sentimiento en medio, es inevitable no dibujar algo para uno mismo; es una forma de alivianar la carga o expresar felicidad. Y, al compartirlo, está la oportunidad de crear las mismas sensaciones en otras personas.
-¿Cuáles son las herramientas que usás?
-Hoja, lápiz de papel, borrador y marcador negro. Dibujo sobre papel, marco los trazos, escaneo la imagen y digitalmente le voy dando color. Ahora estoy experimentando sobre lienzo; me gustaría que fuera mi soporte para exponer mis trabajos.
-¿En qué proyectos estás trabajando?
-Estoy en la búsqueda constante de llegar a muchas más personas, más allá de las redes sociales. Que las casas, bares, galerías y calles sean hogar para mis obras. Estoy muy contento con lo que vengo logrando y en poco tiempo. Mis dibujos ya salieron de mi cuenta en Instagram (@fedegarozz) y están en el Café Consulado. En un mural en Asunción, a través del concurso #ReciclArte, en el que obtuve el tercer puesto. Además, en breve y por primera vez, van a estar expuestos y a la venta en Galería Exaedro, gracias a la gestión y asesoramiento de Lilian Ojeda.
-Finalmente, lo mejor que te dio esta profesión.
-Libertad... para expresar y transmitir.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez