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El Cementerio Español

Uno de los primeros emprendimientos que la Sociedad Española de Socorros Mutuos llevó a cabo, a poco de su fundación, fue la construcción de un cementerio que, antiguamente, estuvo ubicado –según un plano de 1886– en una propiedad ubicada entre las calles Atajo y 25 de Diciembre (nomenclatura de la época). La ubicación actual sería la manzana formada por las calles Alberdi, Lugano, Chile e Ytororó.

En el mismo camposanto, la Sociedad tenía un panteón construido con piedras de mármol importadas de Buenos Aires y traídas gratuitamente a Asunción, en 1884, en un vapor de propiedad del español Manuel Cabo de Vila. Dicho panteón estaba destinado a los socios de menores recursos.

Debido a la superpoblación del cementerio, en 1895 fueron adquiridos nuevos lotes aledaños, para la ampliación del camposanto, que ya entonces era insuficiente.

En 1896 nació la idea de adquirir un nuevo terreno para instalar en él el panteón social y se resolvió comprar uno en el Cementerio de la Recoleta. Pasaron varios años hasta que se concretó la adquisición de la propiedad donde actualmente se encuentra el Cementerio Español. Consecuentemente, en 1921 fue desmantelado el cementerio de la calle Alberdi y el terreno fue puesto en venta en 1924.  

La Perfecta Armonía

Una de las más importantes logias masónicas del Paraguay funcionaba en la norteña ciudad de Concepción y se llamaba como el acápite.

Del edificio que fue sede de dicha logia solo se conservan fotografías, como la que se publicó en uno de los álbumes del centenario de la República, hace cerca de un siglo, pues fue demolido, si bien el predio aún pertenece a la masonería concepceña.

El templo, según referencias, constaba de un salón grande y otro más pequeño que hacía de logia y donde se inició en los principios de la fraternidad, el mariscal José Félix Estigarribia, uno de los más destacados masones que llegó a la Presidencia de la República.

Un vetusto escritorio que fuera propiedad de la logia sirve actualmente como escritorio al obispo diocesano. (¡Vaya paradoja!).

En el cementerio de la ciudad existen dos curiosas tumbas con cruces que ostentan el símbolo masónico del compás y la escuadra. Una de ellas es de don Francisco Wullner, fallecido el 5 de julio de 1895 y cuyo panteón está decorado con la escuadra y el compás entrelazados. La otra tumba pertenece a un conocido filántropo concepcionero, don Sixto A. De Perini, fallecido el 16 de mayo de 1906.  

 

Por Bernardo Gutiérrez - surucua@abc.com.py

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