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El Hotel de la ciudad

Uno de los edificios señeros y que constituye todo un ícono de la ciudad de Asunción es el Hotel Guaraní. Para la construcción del hotel, en 1957, el Instituto de Previsión Social, propietario del mismo, convocó a un concurso internacional de arquitectos para diseñar un edificio que por su importancia fuera todo un hito paisajístico. Realizada la convocatoria, se presentaron cerca de 30 proyectos de origen extranjero y uno nacional. Para seleccionar el proyecto ganador, se integró un jurado de ocho miembros presidido por el arquitecto Tomás Romero Pereira, ministro sin cartera.

Resultó ganador el proyecto presentado por los arquitectos brasileños Rubio Morales, Ricardo Sievers y Rubens Vianna. El 7 de abril de 1958, se dio la palada inicial de la construcción del monumental Hotel Guaraní, que, luego de poco más de tres años de trabajo, se inauguró el 11 de septiembre de 1961. Desde entonces, su silueta preside el microcentro de la ciudad.

Pasaron 20 años

El pasado 21 de diciembre se cumplieron 20 años del fallecimiento del importante profesional médico de nuestro país el doctor Quirno Codas Thompson. Médico radiólogo, nació en Asunción, el 12 de julio de 1904, y estudió en la Escuela Normal, en el Colegio Nacional y en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional, de donde egresó con medalla de oro.

Actuó en la guerra con Bolivia: fue director de varios hospitales del frente de batalla y jefe de Sanidad del Primer Cuerpo de Ejército. Realizó estudios de especialización en la Argentina y Alemania, donde ingresó en el Servicio de Gastroenterología del Eppendorfer Krankenhaus, de Hamburgo, donde se especializó en radiología. Hombre preocupado por innovar permanentemente la tecnología médica, de regreso al Paraguay introdujo el primer equipo de rayos X con radioscopia del país y se dedicó a la cátedra universitaria: fue decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.

Perteneció a numerosas entidades y academias científicas; presidió el Círculo Paraguayo de Médicos, la Sociedad Paraguaya de Radiología; fue consejero del Colegio Interamericano de Radiología y dictó cátedras en prestigiosas universidades extranjeras.

Fue un activo militante político opositor al régimen dictatorial del general Stroessner, lo que le llevó a sufrir exilios y confinamientos. Como médico, recibió importantes distinciones nacionales y extranjeras, y publicó numerosos trabajos científicos, entre los que destacan Radiología del esófago, Radiología del cáncer gástrico, etc. Fue fundador del prestigioso Instituto Codas Thompson. Falleció en Asunción, el 21 de diciembre de 1992.

Una revuelta popular

Un Día de los Inocentes, 28 de diciembre, hace 281 años, es decir, 1731, ocurrió en Asunción un motín contra el gobernador colonial Ignacio de Soroeta, conspicuo amigo de los jesuitas y adversario de los comuneros. Esa condición le ganó la repulsa popular y, aquel 28 de diciembre, el pueblo rodeó la casa de Gobierno y tomó como rehenes a algunos regidores. Uno de los dirigentes de aquella revuelta fue don Fernando de Mompox y Zayas.

Como consecuencia de esta rebelión popular fue designado José Luis Barreiro como presidente de la junta de Gobierno. Pero Barreiro traicionó la causa popular y por medios engañosos mandó apresar a Mompox y lo hizo remitir a Itatí. Más tarde se lo trasladó a Buenos Aires. Algún tiempo después se lo condujo a Chile. Hallándose en el camino de Mendoza, el tribuno popular logró escapar, apoyado por sus amigos, venidos a ese efecto del Paraguay. Por vía Colonia del Sacramento, se internó en el Brasil. En Río de Janeiro se dedicó al comercio menudo. Y en esa ciudad, exiliado, encontró la muerte.

Testigo ocular

Una testigo presencial de una tragedia ocurrida en nuestro país hace poco más de 72 años fue doña Mariana Ortega de Cubilla, quien vio precipitarse a tierra el avión Potez que conducía al presidente Estigarribia y su esposa, el 7 de septiembre de 1940. Eran las 11:30 cuando los pobladores de la zona de Loma Grande escucharon un estruendo. Doña Mariana, entonces de 15 años, se asomó a la ventana y vio caer a tierra el avión.

Dejó sus quehaceres y corrió hacia el lugar donde había caído la nave, un esteral con inmensos yuyales a orillas del arroyo Aguai’y, dentro de la propiedad de un poblador de apellido Arias. Llegó hasta allí, donde vio al –después se enteró de la identidad– presidente, quien aún respiraba, muy golpeado y con la sangre manándole de la nariz, fuertemente abrazado a su esposa, ya muerta. Allí cerca nomás, el cadáver del piloto Peralta. 

surucua@abc.com.py

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