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Ciudadano del Bicentenario
Una personalidad de nuestro país, y al que hoy nombramos el Ciudadano del Bicentenario de esta semana, fue don Carlos Sosa, un conocido abogado y parlamentario. Nació en Asunción y estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción. Fue miembro respetado del Partido Liberal, senador nacional y conspicuo colaborador del gobierno del presidente Eusebio Ayala.
Fue jefe de Policía de la Capital y subsecretario de Relaciones Exteriores. De su propio peculio adquirió varios objetos pertenecientes al mariscal Francisco Solano López, que donó al Estado paraguayo. Fue presidente del Aero Club del Paraguay y del Club Centenario entre 1938 y 1939. Además de la senaduría, fue subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores. Fue uno de los promotores de la aviación civil paraguaya.
Fue condecorado con la Orden Nacional del Mérito. Falleció en Asunción a mediados de la década de 1970.
Fiestas patrias
De entrada nomás, al comenzar el año lectivo —que comenzaba la última semana de febrero— se venía el primer feriado —así da gusto comenzar—. Toditos uniformados desfilábamos hasta el lugar del festejo del Día de los Héroes; en frente a la alcaldía policial local, en los pueblos del interior o en la plaza principal, en las ciudades cabeceras. Los de los cursos superiores adelante, seguidos de los de grados superiores de la primaria, y estos por los del preescolar.
Algo que nunca nos explicaron era el motivo por el cual los más chiquitos siempre estábamos adelante en las filas para entrar a clase, pero siempre atrás en los desfiles y momentos “importantes” de la vida cívica del “escuelero”. Bueno, pero eso es otra historia.
Después venían las demás fiestas patrias, pero ninguna tan inolvidable e impresionante como las de los 14 de Mayo, cuando se concurría al escenario de siempre para entonar el himno al pie de la “tricolor bandera”.
Inolvidable e impresionante, que hasta gente como el célebre pedagogo don Ramón Indalecio Cardozo dejó cosas escritas sobre el tema: “La noche del 13 ya casi nadie dormía por los preparativos de los niños que, uniformados con sus guardapolvos blancos, se presentaban de madrugada a despertar con su algarabía a los maestros para acudir a la escuela de donde salían, en correcta formación llevando la bandera nacional y el estandarte de la escuela. Generalmente, la mañanita era fría, casi helada. Pero, a pesar de todo eso había tanto entusiasmo, que la población en masa acompañaba a los niños (...) La plaza, en los días patrios, se convertía en tribuna popular donde los oradores y políticos pichones se ejercitaban a ‘discursear’ a expensas del paciente auditorio y palmoteados por los niños que aplaudían cualquier barbaridad oratoria”.
Una viajera francesa en el Paraguay
En 1927, acompañando a su esposo, la señora Marta Seedorf de Courteville realizó un largo viaje cruzando gran parte del continente suramericano, desde el Río de la Plata hasta la isla de Marajó, en la desembocadura del río Amazonas. El viaje lo hizo en parte en automóvil y en parte en embarcaciones, remontando los ríos Paraná, Paraguay y Amazonas.
Esta fue una empresa singular y uno de los grandes viajes “femeninos” de su época. Fruto de esta aventura fue un libro, en el que presenta la historia, colonización y expediciones a la región; confronta sus opiniones con las fuentes históricas y demuestra una fuerte sensibilidad hacia los aspectos sociales y etnológicos: recursos naturales de las poblaciones, casas y estilos de vida, etcétera.