Enriquecen la cultura paraguaya

Más allá del apellido que llevan, desde hace 20 años construyen su propio camino. En ese andar subieron a todos los escenarios del interior del país, y fuera de él.

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Editaron siete discos, uno de ellos premiado con el de platino, por su aporte a la música paraguaya. Aquí la trayectoria de un grupo que ya nació con fama y son reconocidos por su arte. Son hijos de don Simeón Alfonso, un gran artista guaireño, ganador del Festival del Lago Ypacaraí en el año 1981, en la categoría dúo junto con su hermano Faustino. El patriarca, más tarde, les inculcaría el amor hacia la música paraguaya, les indicaría el camino hacia el éxito con la más rígida disciplina. No son los únicos que pasan por esta experiencia. Es el caso de muchos otros artistas. ¿Es un destino? Gustavo Alfonso dice que no es un predicado sólo de los músicos. "Pasa en todo los ámbitos. Siempre hay hijos que siguen al padre; de ahí que hay varios refranes, como de tal palo, tal astilla o hijo de tigre garras ha de tener. Felizmente y para orgullo propio, nuestros hijos también están subiendo a los escenarios", agrega. En la entrevista estaba Jimmy, arpista, para corroborarlo. El es hijo de Pedro Alfonso, y fue finalista del Primer Concurso de Composición Musical para Arpa Paraguaya Premio "Pájaro Campana".  "Todo lo que se hace y es bueno se contagia, como en una familia en la que el padre hace algo y lo transmite de una generación a otra", continúa el primogénito.

En medio de aquella "rígida disciplina" no faltan las anécdotas. Gustavo recuerda la primera vez que iba a subir al escenario. A más de los nervios propios de la primera presentación, no faltó la "presión" paterna. "Eganáke la festival; ejupi ha epurahéi porãke, o si no rojukáta garrótepe". Ante tal amenaza no quedó otra. El espectáculo salió tal como esperaba don Simeón, para felicidad suya y resguardo de sus querubines. Rosa María recuerda otra. "Pee˜ profesionales, aníke peryrýi; pejupi la escenario-pe ha pepurahéi porãke".

Así, bajo la atenta mirada del patriarca fueron abriéndose camino. "Nos gustaba la música, y papá era todo un referente; así que no fue difícil llegar donde estamos", aporta Aníbal. Los varones Alfonso, desde niños, ya formaban parte de los espectáculos de la escuela. Siendo adolescentes, la historia se afianzó. Se consagraron ganadores absolutos del Festival de la Raza 1985.

Cuando decidieron abrirse camino en Asunción, fueron recibidos por el consagrado artista de los años 80, Rigoberto Arévalo. De la mano de este maestro, los espacios artísticos se fueron ampliando, en todos ellos con la anuencia de los espectadores. "Pusimos todo nuestro empeño y cosechamos lo que sembramos", expresa Antonio. El folclore paraguayo y latinoamericano sonaba "a todo pulmón" con estos jóvenes. Mercados como Argentina y Brasil se abrieron. Luego vinieron giras por México, Japón, Alemania y otros puntos. Las invitaciones a importantes eventos en el exterior con premios incluidos, tampoco faltan en la trayectoria.

Desde hace once años se unió a Los Alfonso, Rosa María, la única mujer de la familia. "Le da un toque singular", coinciden los hermanos. Continúan con la gira de la que rescatan el inmenso cariño que reciben de todo el público. "Siempre hay un abrazo, una sonrisa, lindas palabras y los aplausos interminables que nos hacen sentir más comprometidos y nos obligan a mejorar. ¿Qué tiene de especial la música paraguaya que es tan apreciada adonde vaya? "La música paraguaya es muy amplia, tanto como nuestro territorio", dice Gustavo. "Tiene muchos colores, muchos sonidos", añade Rosa. "Tiene muchos elementos que atraen como naturaleza, tiempo. Hay mucho sentimiento... partidas, regresos, añoranzas; tiene mucho calor, alegría", aporta Aníbal.

La autocrítica está a la orden del día. Después de cada actuación se sientan a analizar y reflexionar sobre lo dado en el escenario. En líneas generales tienen pocos detalles que ajustar, precisamente por esa dedicación y entrega. "Nos entendemos muy bien. Basta sola una mirada para saber qué pasa con uno u otro. Esto en el escenario. Fuera de él, algunos "traspiés" ocurren como cuando Rosa María, estando en un aniversario en el Club Nacional, durante el corte tradicional de la torta, dijo: "Invitamos a los directivos y felicitamos ¡al Club Guaraní!... En fin, gajes del oficio, que les sirven para recrear su carrera artística.

Sigamos. Al impresionante currículum de Los Alfonso se suman los premios. En el Festival del Lago, fueron ganadores del Trofeo "Recuerdos de Ypacaraí", en octubre del 2005 y también triunfaron en Festival del Ñandutí de Itauguá, se llevaron el Ñandutí de oro, claro. Además fueron seleccionados como "Grupo del Año", por el programa "Ñanemba’ete" del Canal 2. La Cooperativa Universitaria los eligió también como Grupo del Año 2006 teniendo en cuenta la gira nacional y la grabación de un disco conmemorativo.

Los compactos se añaden al CV. Los materiales fonográficos que sellan su trayectoria son. Somos uno, Clamor de amor, Gemido de amor, Nombrándote Paraguay, Canciones del Paraguay y de América. También tienen ediciones en Alemania como Canciones del Paraguay y de América Latina y Los Alfonso: Música del Paraguay, que les valió el platino. Y ahora, el último cedé que circulará con nuestro diario el próximo 11 de este mes y que se titula Los Alfonso, 20 años con la música. No puede faltar en su casa, o para regalar a alguna visita extranjera. Incluyen los temas: "Confraternidad", polca de Regulo Ramírez. "Ndachepochýi nendive", polca de Emiliano R. Fernández y Félix Pérez. "Floripami", polca de Fernando Rivarola y  Gerardo Fernández M. "A sacar las penas", canción de Jorge R. Rojas y Néstor M. González. "A orillas del Jejuí", polca de Carlos Sosa. "Adiós otra vez", guarania de Críspulo Melgarejo y Chono Duarte. "Carreta guýpe", polca José Rosario Diarte. "Guyra farra", polca de Demetrio Aguilar. "Sin ti", guarania de Bernardino Caballero Arce y Gustavo Alfonso.  "América, salud", polca de Antonio Escobar Cantero y Félix A. Ferreira. "Eres divina", canción de Alberto Aguilera Valdez. "Galopera", polca de Mauricio Cardozo Ocampo. "Por un mundo mejor", canción de J. Ragone,  Pedro Favini y C. Bazán. "Milagrosa Virgen de Itapé", polca de Alfonso Romero Adorno y Dionisio Villamayor. "Dos trocitos de madera", polca de Maneco Galeano.

Dicen que es importante lo que puede dar a la cultura un artista. Los Alfonso, sin duda alguna, enriquecen la nuestra.  

Ficha técnica

Primera voz masculina: Aníbal Alfonso
Primera voz femenina: Rosa María
Segunda voz y guitarra: Gustavo Alfonso
Tercera voz y requinto: Antonio Alfonso
Batería y arpa: Jimmy Alfonso
Bajo: Adrián Oviedo
Teclados y bandoneón: Ezequiel Oviedo
Técnico de grabación: Héctor Benítez
Productor discográfico: Aníbal Riveros
Dirección general: Lic. Walter Riveros
Grabado en los estudios de Blue Caps Digital en los meses de agosto a noviembre del año 2009.


Cotidiano

Los hermanos Alfonso viven de la música. "Gracias a Dios nos va bien y podemos vivir de nuestro arte. Rosa María ya estaba trabajando en el Ministerio de Educación cuando pasó a integrar el grupo. Todos están casados, con hijos. Las reuniones familiares de los fines de semana y fechas especiales son "lo mejor. Estamos todos y disfrutamos". La familia está divida entre cerristas y olimpistas, pero nada que pudiera empañar la buena relación entre hermanos, primos, tíos, sobrinos. "En medio de algún asado bromeamos, nos tentamos, pero todos felices más allá de los resultados", dice Rosa María. Tienen días "sagrados" para jugar al fútbol. Los demás, para la familia. Cuando escuchan música, Gustavo se inclina por "las retro". Rosa María, "por los grupos nacionales". Antonio y Aníbal prefieren la diversidad de estilos.

Disco de platino

Ya tienen su disco de platino. El mismo lo reciben del productor fonográfico del sello Blue Caps, el señor Aníbal Riveros, por el récord de ventas que obtuvieron con el disco  Los Alfonso: Música del Paraguay, que incluye la canción "Ñane mitãro guare", uno de los más aclamados éxitos de esta familia musical.

LOS ALFONSO. Pueden captar la atención de una audiencia con solo estar sobre el escenario. Pueden no fallarle a ninguna nota. Cantar a diversos compositores y lograr vítores. Pueden lograr que la gente sentada se pare cuando comienzan a cantar.
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