En moto por la paz

Salió de Indonesia en el 2006 y piensa retornar a su país el año que viene, tras “pasear” en su motocicleta por un centenar de naciones, llevando un mensaje de paz. Este aventurero se llama Jeffrey Polnaja y tiene 52 años. En su recorrido por el mundo, hizo una parada en el Paraguay.

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No se puede discutir que la caída de las Torres Gemelas, de Nueva York, en el 2001, marcó la vida de millones en el mundo. El temor y odio que brotaron en el corazón de la gente que vivió y sufrió la muerte de miles de inocentes encuentran parte de su “balance” en personas como Jeffrey Polnaja, un indonesio de 52 años que fue impulsado a fomentar la paz mundial, luego de que uno de sus hijos le “exigiese” que hiciera algo después del trágico atentado.

Con esa intención y su lema Ride for peace llegó al Paraguay, su país n.o 91, además visitó antes los continentes de Asia, África y Europa; lleva recorrido hasta el momento unos 320.000 km.

Recorrió 91 países incluyendo el Paraguay. Su kilometraje es equivalente a dar ocho vueltas al mundo sobre la línea del Ecuador. Viaja a velocidades de 80 a 120 km/h, y su mayor recorrido en un día fue 1450 km (16 h) y el menor, 5 km (en la nieve del Himalaya, durante 10 h). La moto con la que inició su periplo le fue robada en Ámsterdam, Holanda, aunque no le quitaron la ilusión de fomentar la paz.

En estos ocho años de travesía ha visto y vivido de todo, desde la rotura de una pierna, toparse con un oso gigante y atravesar Afganistán en medio del conflicto bélico. Se alimenta tres veces al día sin restricciones, no fuma, toma solo en ocasiones, camina y nada para mantener su estado físico.

El “rider” comentó que, tras el atentado en Nueva York, su hijo —entonces con 10 años— le dijo: “Tú siempre nos enseñas a respetar al resto de la gente y que todos se amen los unos a los otros”. “Me pidió que haga algo porque la gente se está matando. Me dijo que yo soy un escritor —hizo cursos de periodismo en su país—, que recorra el mundo y escriba sobre la paz, que debe haber paz en el mundo”, expresó.

Entonces empezó la búsqueda de patrocinantes, la que le resultó infructuosa durante cinco años. Así fue como decidió vender su compañía de partes de caucho de motos y financió sus viajes desde el 2006; además, recibió la ayuda de muchos amigos.

Ninguno de los contratiempos que tuvo hizo mella en su pulido espíritu, entre los que se puede mencionar el robo de su motocicleta, su primera BMW R1150 GS; luego tuvo que adquirir otra igual, con la que viaja actualmente. Con la primera recorrió 120.000 km; con la segunda, aproximadamente 200.000 km. “Nunca soñé con recorrer el mundo, pues es algo de por sí difícil. Además, ello implica gastar mucho dinero. Uno de los momentos más difíciles fue cuando se me robó mi moto, en Ámsterdam, pues no solo era mi medio de locomoción, sino una amiga”, señaló el moreno hombre de paz.

Reflexiones

En su comunión con la naturaleza comentó algunas de sus filosofías: “El planeta es maravilloso; sin embargo, hay seres humanos que lo están destruyendo. No existen países menores ni más grandes, hay que trabajar mano a mano. Tengo el lema de respetar la cultura de todos los puebles, y a la naturaleza no conquistarla, a ella no la vamos a derrotar”.

Precisamente, fue consultado sobre el lugar más difícil en su paso y dijo que fue Siberia, “por los cambios climáticos extremos, con unos 55 ºC de calor en el día y 7 ºC bajo cero en la noche. El cuerpo tiene que acostumbrarse a estos cambios, pero por más fuerte que sea, si uno no tiene fortaleza mental, está perdido. En esos momentos difíciles, la mente es lo más importante. Hay que respetar a la naturaleza, estar bien y aceptar lo que nos envía; si es frío, pues está bien el frío, ya que tener ese pensamiento positivo te da una energía que ayuda a la mente. Respetar a la naturaleza da energía”.

Conociéndolo más, Jeffrey comentó que viajar solo tiene su parte buena y mala. “Es un balance. Lo difícil es dejar mi moto en las fronteras, pues hay personas malas que pueden perjudicarte, o viajar solo en medio del desierto o zonas climáticas adversas. Pero lo bueno es que nunca estoy solo; la gente se acerca y pregunta dónde está mi acompañante y, cuando les cuento que viajo solo, ellos se ofrecen para ayudarme y así hago amigos por todo el mundo”.

Jeffrey tiene esposa y tres hijos, de 28, 24 y 4 años (este último llegó tras un reencuentro con su esposa en medio de sus viajes).

Ya puede solucionar pequeños problemas mecánicos de su moto, pues antes no sabía ni conducir, además de que hablaba solo indonesio; ahora, en cambio, sumó el inglés y hasta entiende frases en español.

Ha recibido premios y menciones en varios países del mundo. Del Paraguay viajó a Argentina (a Patagonia, Tierra del Fuego), Uruguay, Chile, además cruzará a Nueva Zelanda, Australia, para retornar a su país en el 2015.

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