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¿Quiénes son Jorge Mendoza y Gustavo Vigo? Jorge Mendoza se califica como “aventurero de alma”. Le gustan vivir al límite, la experiencia intensa y, en sus caso, viajar en moto. “Me crié en el campo, en Juan León Mallorquín, porque mi papá era médico rural”, cuenta.
Desde joven ya sentía pasión por esta aventura. “A los 15 años ya quería venir a vivir a Asunción. Mi papá –para evitar esa situación– me compró una motoneta. Igual venía desde Mallorquín hasta Asunción. Siempre me gustó viajar sobre dos ruedas, aunque un tiempo me pasó, ya que me caí y después me casé; ese es oootro tema, pero ahora de viejo me volvió”, dice riendo.
Gustavo Vigo también desarrolló una pasión por los viajes. Él es asunceno. Logró tener una Yamaha mediante una promesa a su padre por sus buenas calificaciones en el colegio. “Esa fue la primera vez que estudié como loco para tener mi moto”, recuerda riendo.
A los 15 años tuvo su primera máquina grande y ya nunca se bajó. “Soy un enamorado, un apasionado de las andanzas sobre dos ruedas. Mi primer viaje al extranjero fue a los 22 años, gracias a otro fanatismo: Joan Manuel Serrat. Al caer la dictadura en la Argentina, volvió a actuar en Sudamérica y me animé a viajar para ir a escucharlo. Desde esa época ya comencé a descubrir un mundo diferente. Con otro grupo de amigos disfrutamos todo el sur de Chile, Argentina y, bueno, por ahí surgió la idea de realizar este viaje”.
El primer plan fue comprar la moto e ir ya desde Asunción hasta Alaska y regresar por Canadá, los Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, hasta llegar al país, pero el costo era muy elevado, así que decidieron llegar a Alaska, comprar la moto, emprender la aventura y luego venderla. “Esa era la idea, pero ahora ya cambiamos de parecer: nos vamos a quedar con la moto; es una joya para nosotros “, expresa Jorge.
-¿Qué importancia tiene el presupuesto a la hora de viajar?
-Jorge: ¡Qué pucha! Ahora tenemos que volver a cargar la cuenta del banco, ja, ja, ja.-Gustavo: Excluyendo la moto, podríamos decir que tuvimos un gasto de USD 10.000 a USD 12.000.
-Jorge: En los últimos tramos, cuando pasábamos la tarjeta, mirábamos tensos si salía el papelito o no, ja, ja, ja. Si tardaba en salir, ¡era una tortura! En comida no gastábamos mucho, desayunábamos bien y un poco tarde, porque no nos despertábamos temprano y luego, a veces, hacíamos directamente la cena. Lo indispensable son algunas compras y gasolina, aunque nos dábamos nuestros gustos con algunos platos exóticos.
-¿Por qué es mejor andar en moto que en auto?
-Jorge: ¡A la pucha! Sentís frío, calor, lluvia y sol; sentís olores, buenos y malos… ¡sentís la vida!
-Gustavo: En auto vas acompañado, escuchando música y te distraes con otras cosas; en la moto, sin embargo, estás contigo mismo, hacés conexión, te conocés más, te cuestionás, estás con Dios y la naturaleza; sos parte del paisaje, la gente pasa y te saca fotos. La moto no es un medio de transporte, sino un estilo de vida.
-¿Cómo califican la aventura?
-Gustavo: De 1 al 10 ¡1000! Si tuviese que repetir, no dudaría ni un segundo. Soy creyente y todo el tiempo estuvimos muy protegidos y amparados por Dios, ya que nos dio un viaje excepcional.
Jorge: Fueron días fenomenales, solo tuvimos un tramo de unos 60 km con lluvia. La Luna nos acompañó y vimos paisajes increíbles. Tuvimos la suerte de cruzarnos con un oso. En Canadá le conocimos a un señor, dueño de una increíble cabaña, que sin problemas nos dio las llaves de su auto para pasear y conocer el lago. Nos preparó un desayuno de aquellos; yo del desayuno nomás luego me acuerdo, ja, ja, ja. Estuvimos en la pizzería en la que Brad Pitt fue mozo, y en Colombia fuimos a una zona de acantilados, mar y montañas; definitivamente, un viaje espectacular...
-¿Cuál fue el recorrido?
-Jorge: Salimos de Alaska y llegamos a Canadá, volvimos a ingresar a los Estados Unidos y conocimos toda la costa oeste, como Seattle, Portland, las costas de California, Los Ángeles y San Francisco. Después fuimos a Las Vegas, cruzamos el desierto de Mojave, hicimos la ruta 66, llegamos al Gran Cañón. Estuvimos, también, por México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia... Fue un viaje sin estrés, sin horarios ni condiciones. Nos levantábamos a la hora que queríamos; no nos preocupábamos por nada, solo por disfrutar. Dejábamos que las cosas sucedan, esa era nuestra filosofía.
-¿Cuántos kilómetros?
-Gustavo: Unos 22.000 km, aproximadamente.
-¿Mucha gente realizando el mismo trayecto?
-Jorge: Esta travesía la hacen más los europeos, pues vienen de Dinamarca, Alemania, Inglaterra, Francia y Bélgica, y la realizan como el mayor reto de sus vidas.
¿No tuvieron algún accidente serio?
-Jorge: Nada, nada, solo una anécdota... Pusimos nuestro GPS para llegar a Perú y nos llevó a un suburbio ya muy tarde, a la noche, y se acercó un tipo y nos dice: “Acá no se queden un segundo porque les van a pelar”. ¡Rogue pegui! Después, sin ningún inconveniente. Como la moto era nueva, no nos dio ni un solo problema.
-Según esta experiencia, ¿el mundo es un lugar peligroso o seguro?
-Jorge: Para mí, sí. La inseguridad está en la mente... Como en todos los lugares, el peligro existe, pero no por eso uno va a dejar de vivir o realizar actividades. Por ejemplo, la gente nos decía: “No se les ocurra ir a Nicaragua”, pero ―para nosotros― resultó ser una ciudad hermosa. Salíamos de noche a caminar; tanto nos gustó que nos quedamos tres días en una playa.
-Gustavo: Si una persona se arriesga y se adentra con cosas de valor en un lugar peligroso, tiene más probabilidades de no salir bien. El peligro está en todas partes, hay que saber andar. Nosotros procurábamos ingresar temprano a Aduanas, íbamos por lugares seguros recomendados y llegábamos temprano a los hoteles.
-Y la gente, ¿es igual en todas partes?
-Gustavo: El pueblo sudamericano es noble, servicial; te ayuda, orienta y comenta atajos... Establecer contacto con la gente se siente bien.
-Jorge: Yo noté que la gente admiraba la aventura; se acercaba y te decía: “Esto es lo que siempre quise hacer en mi vida”. Nosotros encontramos siempre personas dispuestas a ayudar.
-Si tuviesen que resaltar algo del viaje, ¿qué sería?
-Gustavo: Me apasionó el viaje, ya que tuve el compañero ideal durante 51 días, además de la oportunidad de conocer ciudades increíbles y paisajes únicos.
-Jorge: Conocer gente es siempre un aprendizaje. Tu vida cambia totalmente durante el tiempo del viaje. Las primeras semanas en el que tu familia te escribe, te pregunta cómo estás, te cuenta que se acabó el gas, que no hay plata en el banco, que en la oficina tal cosa, que esto y lo otro. Después ya no hay conexión. Entonces, uno se conecta más con el paisaje y se da cuenta de que existe otro mundo después del Paraguay. Realmente, la experiencia fue fabulosa.
¿Qué es mejor, ir solo o acompañado?
-Jorge: Tiene los pros y los contras. Hay que tomar varias decisiones al día y consensuar puede ser una dificultad. Pero viajar solo también tiene sus ventajas. Ya es una decisión personal. Hay gente que gusta ir sola y otras prefieren estar acompañadas.
-“Viaja ligero y llegarás lejos”, dice un proverbio.
-Gustavo: No nos complicamos mucho, lo justo y necesario.
-¿Hicieron muchos amigos?
-Gustavo: Hace más de 30 años que viajo y tengo amigos por toda Sudamérica. En cada aventura uno va conociendo gente nueva. Con el señor que conocimos en Canadá intercambiamos tarjetas; le invitamos a que venga a conocer nuestro país, pues la aventura siempre implica relacionarse... La gente excepcional que uno conoce a lo largo del camino mitiga la nostalgia por los afectos. Después de todo, este no es más que un largo camino de regreso a casa.
-Recomendadísima la experiencia.
-Jorge: Le invitamos a las personas a que abran la mente, que se animen a conocer Bolivia y Colombia, pues son lugares hermosos; además de lo que dura el viaje, siempre implica conocer otros nuevos lugares. Perú también es un país hermoso, hay que visitarlo.
-Gustavo: El tiempo es lo único que no se recupera. Nuestro mayor capital es el tiempo.
-¿Y tuvieron apoyo de la Harley?
-Jorge: No pedimos. Fuimos patrocinados por nuestras esposas, y le agradezco a mi familia todo el apoyo y recibimiento.
-Próximo desafío.
-Gustavo: Y nos queda el sur de Chile, Argentina, Uruguay, Brasil hasta llegar a Usuhaia. El sueño de todo motociclista es hacer Alaska-Usuhaia; es como llegar a la Luna. Es el único lugar en el mundo en el que uno puede hacer del polo norte al sur. Es una travesía que se puede hacer en bicicleta, auto o colectivo.
-Jorge: Todavía no estoy muy seguro de poder acompañarle, pero, sin duda, es un viaje pendiente. Por ahora, ya hice realidad un sueño, un reto y un desafío que me puse en la vida.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Gentileza.