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Destacándose como el anfitrión de algún cuento nativo, el plumaje turquesa, lustrado por el sol tropical luego de un aguacero fresco, solía coronar los ocasos de nuestros bosques. En los últimos tres años se detectaron niveles de deforestación que alcanzaron 263.186 ha en todo el territorio. Sumémosle a eso el tráfico de especies exóticas, como lo acaecido hace meses tras la detección de pichones de guacamayo intentando ingresar a España desde nuestro país.
Esta realidad supera cualquier metáfora y es una de las razones que impulsa la Asociación de Ornitófilos y Afines del Paraguay (Asora Py), creada con el fin de estimular la conservación responsable y controlada de aves, avalar su reproducción en cautiverio, pretender disminuir el comercio ilegal, y generar conciencia de estos recursos vitales para el futuro ecológico.
Su actual presidente es el biólogo Gustavo Espínola, especializado en cría de aves exóticas y nativas en cautiverio. “Somos la primera institución de conservación ex situ en el país, fundada hace 10 años”, indica el profesional, mientras nos presenta a Jacinto, hermoso ejemplar de gua’a hovy (guacamayo azul).
“Buscamos la educación ambiental enfocada en la difusión y concienciación de aves nativas en peligro de extinción, dirigida a todo el público, fomentando el interés mediante guías a estudiantes de carreras universitarias como Veterinaria, Biología, Ingeniería Ambiental, etc.”, agrega, acompañado por el canto vigoroso del gua’a.
Ambientalmente armonioso
Desde Asora trabajan en la creación de un centro de reproducción del guacamayo azul (Anodorhynchus hyacinthinus) para preservarlo en su hábitat natural.
“El proyecto nace con un banco de genes en el que registramos 120 ejemplares, mediante su anillaje y sexaje, para su posterior emparejamiento”, explica Espínola.
“La problemática sobre el hecho se visualiza por la desaparición de aves en su hábitat natural. Los pasos para protegerlo contemplan a corto plazo la educación ambiental, focalizada en la concienciación. A mediano plazo, crear el centro de reproducción y, finalmente, trabajar arduamente en ese sentido, para que puedan hacerlo libres en la naturaleza”, enfatiza el biólogo.
El espacio para la educación en valores y conocimiento, fijándose en las especies que corren peligro de extinción, es el Taller de Aves Nativas que actualmente funciona en el local de Asora Py, conjugando mecanismos, como las visitas guiadas, audiovisuales, cuestionarios, interacción con los ejemplares; en suma, herramientas que instalen una cultura ambiental en el país.
Dentro del marco de la conservación, impulsan el desarrollo del ecoturismo urbano. “En la ciudad de Luque buscamos generar factores que posibiliten la iniciativa, a través de la introducción del guacamayo azul y amarillo. Esto nos identificaría como una comunidad conservacionista y sería una atracción turística única en apreciación de estas hermosas aves en los espacios urbanos, plazas y áreas verdes”, subraya Gustavo, contagiando mucho entusiasmo.
Las aves aportan sus virtudes en favor de la salud humana. “La ornitoterapia ayuda a las personas –especialmente de la tercera edad– que padecen trastornos emocionales (estrés, depresión, etc.), ya que, particularmente, los loros y cotorras tienen la capacidad de imitación, considerados por eso como una ideal compañía”.
Los mecanismos para la preservación de una especie nativa, bella y sublime desde todo punto de vista, insignia de la magia de nuestros bosques y la fuerza de este rincón del mundo, deberían aunar esfuerzos generados en políticas públicas, el ímpetu y la convicción que descuellan en proyectos como los abordados en Asora y, de esa manera, conceder a todos el privilegio del vuelo azul del gua’a.
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Fotos ABC Color/Gustavo Báez.