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El Ateneo Salesiano del colegio Salesianito fue el escenario de sus primeros estudios en nuestro país. De la mano del padre Pedro Viedma y el Prof. Virginio Villagra, Stefano Pavetti aprendió a amar la música. Luego, estudió en el Conservatorio de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción y el Conservatorio Nacional de Música. Tuvo la suerte de formarse con grandes maestros que marcaron su camino; además de Viedma, su lista de mentores incluye a: Florentín Giménez, José Luis Miranda, Balbina Salcedo, Diego Sánchez Haase y Roberto Montenegro (Uruguay), entre otros.
Con los años alzó la mirada hacia diversos horizontes, diferentes caminos, nuevos retos, otro paso más. Llegó a Italia, donde estudió clavecín y música antigua. Luego de un riguroso examen de admisión, ingresó a la maestría en Dirección Orquestal. “Fuimos solo tres los seleccionados entre 11 candidatos de varias partes del mundo”, cuenta orgulloso.
Y, nuevamente, es el primer paraguayo en cursar esta carrera en el célebre Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, en el que también se formaron grandes nombres de la historia de la música, como Giacomo Puccini, Pietro Mascagni, Giovanni Bottesini, y los directores Claudio Abbado, Riccardo Muti, Gianandrea Noseda, entre tantos otros.
En noviembre de 2014 fue galardonado con el Premio Joven Sobresaliente del Paraguay en el área Superación y logros personales. “Tuve la dicha de haber sido seleccionado como organista en la misa celebrada por el santo padre en Ñu Guasu, en julio del año pasado. En Italia tuve la oportunidad única de conocer a grandes directores, como Riccardo Muti, Daniele Gatti, entre otros. Recientemente, el diario La Repubblica, de Italia, publicó un video de la clase magistral que nos diera justamente el gran Riccardo Muti”, recuerda Stefano.
-¿Siempre tuviste claro que querías ser director de orquesta?
-Desde que me inicié en la música, siempre quise ser director de orquesta. No he encontrado instrumento más perfecto y maravilloso que la orquesta.
-¿En qué escenarios demostraste tu calidad?
-En nuestro país dirigí la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción, la Orquesta de Cámara Municipal, la Orquesta de Cámara Lara Bareiro del Conservatorio Nacional. Fui director asistente de la Orquesta de la Universidad del Norte. En Italia trabajé con la Orquesta Giuseppe Verdi di Milano, que ahora comenzaré a dirigir por la maestría; fueron muchas experiencias.
-¿Y en su momento qué significaron para vos?
-Una emoción indescriptible... una conexión con lo espiritual, una sensación de plenitud absoluta. La música para la gloria de Dios.
-¿Cuál es tu estilo?
-Apasionado. Me entrego enteramente a la música.
-¿Qué orquesta, entre todas las del mundo, te gustaría dirigir?
-Hay dos orquestas en el mundo que me gustarían dirigir. Son las dos mejores orquestas del mundo: la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Viena. Dos agrupaciones musicales con un sonido único y una gran tradición musical.
-¿Cómo definirías la música?
-La música es un lenguaje, una forma de comunicación. Por medio de la música expresamos nuestras emociones y nuestro estado de ánimo. Es el arte más poderoso que existe. Tiene la capacidad de dar voz al alma y al corazón. Un músico no podrá jamás conmover al público si él mismo no se ha conmovido. Es una forma de vida. “No hay mejor manera de huir de la vida que a través de la música y, sin embargo, no hay mejor manera de comprender la vida que a través de la música”.
-¿Quiénes son los mejores directores de orquesta de la historia?
-Uy, hay varios. Admiro mucho a Sergiu Celibidache, Carlos Kleiber, Claudio Abbado, Leonard Bernstein, y de los que aún viven, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Yuri Temirkanov, entre otros.
-La música siempre fue parte indispensable de la vida del hombre, más aún en épocas anteriores.
-La música estuvo y está presente en cada momento de nuestra vida. Su objetivo es el placer estético. Es una necesidad espiritual del ser humano. “La música es para el alma, lo que la gimnasia es para el cuerpo”, como decía Platón. Ella revela las manifestaciones culturales de un determinado tiempo, representaba la vanguardia de la época. Por ejemplo, la música escrita por Mozart o Beethoven era la música contemporánea de su tiempo; representa la manera de pensar de la época. Nosotros tenemos el privilegio de conocerla y valorarla. Cada periodo histórico es la reacción del anterior, pero la vida del hombre es un círculo que hace que volvamos constantemente. Por esto vemos que, por ejemplo, hoy la música barroca invade cada vez más los escenarios con interpretaciones filológicas, con instrumentos de época, buscando lo más posible acercarse a la sonoridad y la interpretación del periodo para el cual esta música fue concebida.
-¿Envejece sin remedio el público que consume ópera y asiste a los teatros? Los jóvenes no son asiduos a estos conciertos.
-No, para nada, al contrario, rejuvenece. No solamente recibe un gozo y un crecimiento espiritual, sino también intelectual. La ópera es una de las manifestaciones artísticas más completa. Nadie que vaya a escuchar Verdi, Puccini o Wagner sale igual que como ingresó. Aunque conozcamos solo el argumento y no entendamos el idioma, la música nos describe la acción. No considero que los jóvenes no son asiduos a estos conciertos, sino muy por el contrario, cada vez más los teatros se llenan de público joven.
-¿Qué le recomendarías a los jóvenes que terminan sus estudios en los conservatorios?
-Poner la música en primer lugar, no conformarse, seguir estudiando e investigando siempre. Lo que nunca debe disminuir en un joven artista es la curiosidad y creatividad. Se debe estar investigando constantemente, más aún si se hace música antigua. La musicología avanza día a día. No dejarse llevar por el dinero o la fama; siempre la música en primer lugar. Debemos desarrollar nuestra espiritualidad, estoy convencido de que varios de los problemas que el mundo enfrenta hoy en día son a consecuencia de la pérdida de espiritualidad del ser humano.
-¿Cuáles son tus planes para el futuro?
-Pienso desarrollar más aún mi carrera como director de orquesta y clavecinista desde el Paraguay. Deseo volver a nuestra tierra para poner a disposición mis conocimientos y experiencia en beneficio de la música y de la educación musical del país. Fomentar la apertura de nuevas especialidades musicales, como música antigua, composición y dirección orquestal en instituciones de enseñanza musical, como el Conservatorio Nacional de Música, que considero mi casa; y todas la instituciones y agrupaciones musicales en las cuales pueda servir a la música y los jóvenes, como nos ha enseñado el gran san Juan Bosco, cuyas enseñanzas pude conocer gracias a mi formación salesiana. En el Salesianito aprendí a amar la música.
-¿Cómo ves la educación musical en el Paraguay?
-La educación tiene por objetivo la transformación con un resultado evaluable, con metas bien definidas; en la cual, además de los maestros, los directores de los conservatorios e instituciones tienen una gran responsabilidad: dirigir la formación de los futuros profesionales músicos del Paraguay.
Creo que, respecto a años atrás, hemos avanzado bastante, pero aún hay mucho que mejorar, mucho camino que recorrer. Debemos basarnos en la formación musical europea. Es importante también que el Gobierno siga potenciando las posibilidades de estudios en el exterior, también en el campo de la música, y que pueda ofrecer las oportunidades laborales dignas para que el joven músico, quien va a formarse en el exterior, pueda volver a su patria sabiendo que su esfuerzo y alta formación serán valorados y recompensados.
-Creés que las familias hoy logran valorar el que sus hijos aprendan a ejecutar un instrumento.
-Por supuesto. Cada vez más vemos chicos estudiando música y acompañados de sus padres. Es sumamente importante el apoyo y la estimulación, así como yo tuve y sigo teniendo la enorme satisfacción de contar con el gran apoyo de mi familia, que ha sabido valorar todo el esfuerzo que estoy realizando. Sin el apoyo y el estímulo familiar es prácticamente imposible.
Agradecimiento: Hotel Guaraní Esplendor.
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