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Es la primera vez que la selección paraguaya de fútbol femenino clasifica para un Mundial, así que la “alegría sin final” está plenamente justificada. La victoria mayor es que a poco tiempo de su conformación (un año y cinco meses), ya lograron ubicarse para una disputa mundial. ¿Las protagonistas? Heidi Salas, Analía Torres, Yennifer Álvarez, Sheryl Barrios, Natalia Genes, Sofía Ayala, Evelyn Vera, Griselda Garay, Jennifer González, Abdara Yubi, Lorena Alonso, Fanny Godoy, Magalí Brizuela (capitana) y Jessica Martínez; Amara Safuán, Shirley López, Alexandra Perrone, Gabriela Amarilla, Karina Gaete, Laurie Cristaldo, Natasha Martínez, Diana Salinas y Camila González.
Ellas se reunieron con ABC Revista en el Estadio Defensores del Chaco. Fueron acompañadas por la coordinadora, Olivia de Amarilla, vistiendo la remera albirroja, algunas de jeans, otras de short, pero con el mismo espíritu vencedor, con las ganas de llegar lejos y traer el primer título mundial en fútbol femenino.
Durante las fotos bromean y dicen que en la cancha los “hombres ponen huevos y las mujeres pecho”. Sin lugar a dudas, son destacadas jugadoras de fútbol femenino. Para todas, este deporte es lo mejor que les pasó en la vida y poder hacerlo con un alto rendimiento supone un orgullo y una satisfacción enormes.
Evelyn Vera tiene 15 años y se formó en su colegio, en la Perla del Sur, luego pasó a una escuela de fútbol hasta que la vieron y le invitaron a jugar en Bella Vista. No dudó en aceptar y tampoco tardó en llegar a la capital para integrarse al equipo de Sportivo Luqueño. El resto es fácil de suponer: la selección paraguaya. “Mi sueño de toda la vida fue ser futbolista, desde chica no me gustaba otra cosa que no sea practicar”, confiesa Evelyn.
Felizmente, como la mayoría, cuenta con el apoyo incondicional de sus padres. “Ellos están refelices conmigo”. Es que ven su talento y dedicación. Y ser convocada para integrar la selección nacional es una recompensa, justamente, a la dedicación de cada momento. “Es una gran responsabilidad. Lo más grande que hay es representar al país”, dice.
En medio de las bromas, después de la producción fotográfica, expresan con orgullo sus comienzos. Alexandra Perrone comenta que fue acompañando a su hermanito a una escuela de fútbol. De ahí fue convocada para integrar la selección de su colegio, el Cristo Rey, y competir en los torneos intercolegiales. Participó de los encuentros organizados por la Asociación Paraguaya de Fútbol, que fue el trampolín para formar parte del plantel albirrojo, exactamente el 7 de mayo de 2012. Ella juega como defensa central. “Para mí, jugar fútbol es lo máximo, es todo, es mi vida”, afirma a viva voz.
Lorena Alonso es otra vencedora. Vive en Ñemby y afirma que con la selección están logrando hacer historia. “En poco tiempo ya nos clasificamos para el Mundial, y el título de campeonas se nos escapó de las manos, pero obtuvimos la medalla de bronce en el Sudamericano”, menciona.
Definitivamente están emprendiendo nuevos caminos, clasificando para competencias que nunca antes habían soñado. “Yo soy de capitán Meza, del kilómetro 24”, aclara Shirley López, y agrega que para ella el fútbol también es su vida. Otra que es del mismo lugar es Lorena Alonso, quien jugó en Cerro antes de ser parte de la selección. “Nosotras allá jugábamos con los hombres, nos discriminaban, no nos querían pasar la pelota, no querían que juguemos luego, nos decían marimacha, pero ahora nos gritan ‘¡mi amor!’”, cuentan entre risas.
Como ellas hay muchas jugadoras que vienen del interior del país. Se hospedan en casas familiares o alquilan, mientras van culminando sus estudios y surgiendo en el fútbol femenino. “Al principio no fue fácil, pero nos adaptamos enseguida, porque nos gusta este deporte y sabemos que tenemos capacidad”, coinciden.
Camila González es otra que desde chiquita juega a la pelota. “En su niñez solo existía el balón de fútbol”, cuenta su mamá Zulma Quintana. “Teníamos que comprarle, qué vamos a hacer”, añade. Hoy están contentos con la decisión. “A los hijos hay que apoyarlos, nosotros así decidimos. Es que su papá llegó a ser arquero en el club Cerro Corá, entonces íbamos a todos los partidos, y Camila entraba a la cancha a sacarse fotos con los jugadores. Le dimos libertad y ahora estamos más que felices. Al principio mis familiares se oponían; me decían: ‘Ella es nena, cómo le vas a dejar’, pero ahora me felicitan. Estamos contentos y muy agradecidos”.
La goleadora del conjunto es Jessica Martínez, con seis tantos anotados en el Campeonato Sudamericano realizado en nuestro país. Es de Pirayú y desde los 7 años patea la pelota. Con modestia dice que sus logros se deben a una coordinación efectiva entre todas sus compañeras. Natalia Genes es otra de los valores. Tiene 16 años y a los 13 comenzó en el Club Nueva Estrella. Juega de lateral izquierdo, su misión es cubrir las franjas y también es volante carrilera, o sea mediocampista de ida y vuelta. Tiene que saber ayudar en la contención y proyectarse al ataque acompañando las jugadas o apareciendo por sorpresa. “Cuando comencé no me pasaban la pelota, pero les demostré que soy buena jugadora y mirá ahora ya estamos en el Mundial”, exclama con cierta vanidad. Y no es para menos. Están demostrando no sólo cualidades físicas sino también temperamento, entusiasmo y sin dejar de pintarse los labios, usar tacones o vestidos.
Pero, ¿cuáles son las claves para esta progresión, para estas conquistas? El director técnico Julio Carlos Gómez afirma que es una suma de la ayuda y el apoyo de la Asociación Paraguaya de Fútbol más la buena predisposición de las chicas, las instituciones educativas a las que asisten y los clubes a los que pertenecen, además de los padres y las madres. “Es el resultado de un trabajo que llamamos proceso, y en esto fue muy importante la intervención del Lic. Juan Ángel Napout por haber permitido que el 7 de mayo de 2012 se conformara la selección nacional de fútbol femenino, que en un año y cinco meses ya está dando sus primeros frutos: lograr la clasificación para un Mundial”, expresa.
Y el objetivo trazado para este año es ese evento definitivamente. “Ya conseguimos el primer paso, ahora quedan pocos más de cinco meses, así que estamos prácticamente frente a la competencia y a eso nos vamos a abocar, a entrenar siempre en los estadios, tanto de Presidente Hayes como del Club Fernando de la Mora, las veces que sea necesario, mirando al título principal”, asegura el DT.
Gómez no puede hacer una comparación entre fútbol masculino y femenino, solo reiterar la premisa que el presidente de la Federación Internacional de Fútbol, Joseph Blatter, pregona y es que el fútbol femenino es el futuro. Precisamente, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebró el pasado 8 de marzo, el máximo mandatario de la FIFA analizó la situación del balompié femenino, de su influencia en las mujeres, y dio algunas claves para que pueda asentarse en los países con tradición futbolística. “El fútbol en particular ha desempeñado un importante papel en la emancipación de las mujeres desde el principio. En este sentido, el fútbol femenino tiene una dimensión social más fuerte que el masculino, y tanto las futbolistas como las espectadoras entablan una relación diferente con su deporte. Esto no rebaja el fútbol femenino a la categoría de mera competición deportiva; al contrario, lo realza”, indicó en su momento.
Para el técnico paraguayo, solo es cuestión de tiempo que esta disciplina se valore por sí misma. “Le tenemos que dar tiempo nada más. Por ahora, nosotros vamos a ir robusteciéndonos con este logro, vamos a lograr llegar lejos con la ayuda de todos”, manifiesta.
Las chicas, satisfechas, por supuesto, afinando estrategias, con pases rápidos de la esférica, se van abriendo camino. Todo se da a su tiempo. Ellas van ganando un espacio grande en la cancha, en el corazón de Paraguay, hasta llegar a ser igual de importantes que los hombres.
ndure@abc.com.py
Fotos ABC Color/Gustavo Báez/Heber Carballo/Archivo