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¿Cuesta manejar una agencia de modelos? Yo prácticamente no manejé la agencia. Siempre estuvo y está a cargo de otras personas (Norma, Cristina y Agripina), con directrices que doy.
Es decir, usted no hace oficina ni nada por el estilo, pero funciona bajo su dirección. Sí, siempre. Pero yo más me metí en la televisión.
Antes de American las modelos no tenían el status de profesionales. Costó, fue complicado, ¿cómo llegó usted a posicionar tan fuerte la actividad del modelaje en Paraguay? Cuando yo era modelo desfilaba por un pañuelo, una remera o una camisa. Y que me llamen las damas de la sociedad de aquel entonces ya era todo un logro. Un día yo decidí que las modelos iban a cobrar diez mil guaraníes o si no, no había desfile. Me puse dura y ahí empezó a ser una profesión. Se empezó a cobrar. Yo nunca cobré un guaraní por desfilar.
¿En qué momento se dio el paso de dejar los vestidos, las polleras y la alta costura para mostrar bikinis, lencería... cuerpos, más que nada? Eso empezó en la época del grupo de Ayesa Frutos. No sé exactamente el año.
¿Se degeneró el modelaje con eso? Ayesa, hablemos de American, fue la primera que hizo topless. Y que a mí casi me dio un infarto, pero ella fue la primera. Salió con el cuerpo pintado. Y ahí empezó el tema de la modelo exuberante. Quedó atrás todo lo que sea glamour, la alta costura, y empezó el tema del exhibicionismo.
La pasarela se convirtió en un show... Sí, más bien show con mucha lencería.
¿Contribuyó la televisión para que las chicas marcaran protagonismo exhibiendo lolas y colas? Sí, porque es lo que vende en Paraguay. Nadie compraría una revista, por ejemplo, con una monja en la tapa, lastimosamente. Está comprobado y lo pueden testar con cualquier director de medios.
¿Es posible diferenciar hoy la frágil línea que divide a una modelo y una vedette? Hay gente que ya nace así, ya lleva en la sangre esa mirada de yo estoy aquí, yo el gato. Y hay otra gente que tiene un estilo y no se muestra ella misma sino la ropa que lleva puesta.
¿Por qué piensa la gente que detrás de una modelo siempre está la prostitución? Piensan porque están expuestas, en su mayoría son lindas, tienen buen cuerpo, trabajan su cuerpo. Pero yo también te puedo decir que en periodismo o en cualquier profesión existen prostitutas.
¿Hay modelos que se dedican a lucrar con su cuerpo? Lo que no se tiene que hacer es generalizar. Siempre, en todos los rubros existen puntos negros. En todas las profesiones, absolutamente.
¿De las top models que pasaron por su agencia, quiénes merecen ser recordadas? De la época inicial, Olga Miska. Después, Vivian Benítez, Ana Victoria Schaerer y Ayesa Frutos. Y ahora, Lorena Arias, Gloria Espínola y Patty Gadea. Tampoco me puedo olvidar de Ingrid Poka.
Varios años en Canal 9 (SNT), con muchos programas creados por usted. ¿Qué le quedó de esa época? Y toda la producción nacional de la época más fuerte de Canal 9 la hicimos nosotros, un grupo humano muy interesante. Banco de Datos, fue un programa de investigación que me gustó mucho. Otro fue Folclore, que me caló muy hondo, porque lo hice en homenaje a mi padre. Parlamento Juvenil, también.
Mucho se habló de la salida de Noemí Gómez del Sistema Nacional de Televisión. ¿Se dio de malas maneras como se dijo? Surgió así. Tuve un intercambio de palabras con Ismael Hadid cuando murió Mario Quiñónez; yo estaba muy mal, porque era una persona a quien quería muchísimo.
¿Discutieron? Voy a la oficina de este señor y le digo: tenemos que ver el entierro de Mario y me dice: pero señora Noemí, esta no es una entidad de beneficencia. Y, bueno, sabés cómo reaccioné; le partí la puerta por la cara.
¿Y se fue? Me retiré, me fui al velorio, le enterré a Mario en mi cajón, el que iba a ser mío, él está enterrado en una propiedad que es mía. Y ahí empezaron los problemas.
¿Qué tipo de problemas? Y ahí ya empecé a tenerles rabia, porque Mario fue una persona que le dio 19 años de su vida al canal. Y el canal no fue capaz de comprarle un cajón y un lugar donde estar después de muerto.
¿Y cómo terminó la relación laboral Noemí Gómez-SNT? Gustavo Saba decidió poner en venta Canal 9. A raíz de eso viene gente de Argentina a hacer una auditoría o algo parecido y ahí saltan dos nombres, Benjamín Fernández Bogado y Noemí Gómez. Dos elementos de choque muy fuerte que para vender el canal tendrían que ser los primeros en quedar afuera. Benjamín, porque manejaba prensa y yo el resto. Se barajaban precios, había una persona que quería comprar. Puso su oferta, pero Saba no aceptó. Entonces no se le vendió a este paraguayo que hoy tiene un canal en Argentina.
¿Ahí tuvo que salir? Todavía. Me propusieron continuar realizando cinco programas, pagaron el alquiler de una casa que yo me había ido a ver con Hadid para mi oficina. Después, un día, tuve una discusión con Ismael, me enojé y le partí la puerta por la cara, como siempre. Y me mandé mudar. Si ellos me echaban a mí, me hubieran pagado cinco millones de dólares, porque era mucho lo que yo generaba.
¿Fue indemnizada? Llamé a un abogado ese mismo día y le dije que pida el pago de lo que me debían hasta ese momento. Creo que eran 70 u 80 mil dólares. Me dieron el dinero ese mismo día. El canal no tenía ni un peso, me pagaron con un cheque Argentaria, de una cuenta personal de Mirtha de Saba. Y después nunca más pasé frente a Canal 9.
¿Quedó con resentimientos? Para nada. Canal 9, para mí, va a ser hoy y siempre un portaaviones, el resto una lancha con buen equipo.
Del 9 se fue a Telefuturo. ¿Cuál de los programas realizados en el Canal 4 le dio mayor satisfacción? Ninguno.
¿Cómo ve la situación de la tevé actual? Un remedio sería que se cierren dos y se queden dos canales. Entonces la torta publicitaria sería repartida entre dos canales.
¿No da para más? No, para nada. Es todo un drama. También se tendrían que cerrar unas cuantas FM (radios), porque está totalmente saturado el mercado.
Se habló del problema de salud, específicamente un cáncer de mamas, que le detectaron. ¿Sigue bajo tratamiento? Está totalmente superado ese problema, yo no llegué a la quimioterapia, se solucionó a tiempo. Y estoy muy bien.
¿Fue la muerte de Luis Ríos el mayor golpe que le dio la vida? Es algo que hasta hoy no puedo superar.
¿Le cuesta asumir su desaparición física? Para mí eso es muy fuerte. No puedo explicar, porque no puedo asumir lo que pasó con él. Tal es así que ahora, a raíz de eso tomé una decisión ya que voy a hacer un viaje (se fue a Los Angeles) para visitar a mi hermana Miriam que vive allá y a Vivian Benítez. De ahí voy a otro país para hacer una misión humanitaria, que es lo que me hacía falta.
¿Es verdad que tiene planeado ir a Irak para una acción humanitaria? Sí, eso se viene manejando hace ya tres años y creo que llegó el momento, me hace falta eso para ver si logro liberarme un poco, yo siento como un peso lo de Luis. Creo que esos tres meses que voy a dedicarme a asistir a los desamparados me pueden ayudar en ese sentido.
Identikit
Noemí Lourdes Gómez Rodríguez vio la luz primera en Asunción, el 11 de febrero de 1961. Tiene dos hijos: Alberto (22) e Ignacio Stevens (16). Sus padres son: Miguel Angel Gómez (piloto naval) y Sara Rodríguez.